Es como si el barco de rescate le alejara el salvavidas al náufrago. Esa imagen presentan las pymes a la hora de describir el encarecimiento del crédito. En buen criollo, el endurecimiento de la política monetaria a través de la suba de tasas de interés de referencia por parte del Banco Central tiene consecuencias negativas sobre la actividad productiva. “El costo financiero es tan alto que es imposible ir a buscar capital de trabajo. Si te quedaste sin plata, estás en la lona”, describió un importante empresario textil. La política de tasas del BCRA impacta sobre el costo financiero que debe afrontar el cliente, el interés que pagan las empresas para tomar un préstamo y el rendimiento de la plata si en lugar de pagarle a la pyme, la empresa dominante opta por la colocación financiera.

A mediados de abril, el BCRA subió la tasa de referencia al 26,25 por ciento con el objetivo de acercar la inflación a la pauta oficial del 17 por ciento. Por ahora, en cuatro meses la suba de precios según el Indec asciende al 9,1 por ciento. La autoridad monetaria no volvió a tocar la tasa pero no se descarta que haya nuevas subas. “Es un tema muy grave por varios aspectos. Implica que se encarecen los planes Ahora 12 y Ahora 18, con lo cual encima que la gente no tiene plata, se endurece el financiamiento. Por el lado de la propia actividad de la pyme, la situación está complicada. El textil compra el hilado a 30 días y luego incorpora un plazo de 180 días de producción. En este contexto, vienen las grandes marcas y te pagan a 180 días. Ese tipo tiene la guita, pero prefiere ponerla en Lebac o en otra inversión financiera en lugar de pagar al proveedor en un plazo más corto. De ese modo se alarga la cadena de pagos”, explicó a este diario el dirigente textil Marco Meloni. “Hay otro efecto negativo vinculado a la suba del costo financiero: como las ventas están bajas, la pyme a veces tiene que tomar plata para cubrir el bache de la venta. La plata que se necesita para cubrir ese bache financiero es una proporción cada vez más importante del margen”, agregó Meloni. 

Horacio Moschetto, de la Cámara del Calzado, dijo a este diario que “el tema tiene mucha relevancia. La tasa está altísima y además los bancos tienen escaso interés en prestarle a las pymes”. “Antes de la última suba, las tasas ya estaban altas. Ahora se complica todavía más, en un mercado que sigue deprimido. En los hechos, el sector del calzado no está tomando créditos. En lo que menos estamos pensando es en tomar un crédito”, agregó Moschetto. En cuanto al impacto del aumento en el costo de financiamiento en la relación con el cliente, Moschetto consideró que “prácticamente no se vende en cuotas, la gente se fija muchísimo en los precios, que ya están caros en vidriera y encima suben las cuotas”.

PáginaI12 accedió a la nueva tabla de coeficientes que los comercios deben trasladar al precio de venta en cuotas según la disposición de las tarjetas de crédito. A partir de la última suba de tasas del Central, las tarjetas aprovecharon y subieron los precios de su servicio financiero. Un producto de 2000 pesos para la compra en seis cuotas pasó de 2247 a 2259 pesos, mientras que si ese bien se vende en doce cuotas, avanzó de 2526 a 2550 pesos. Ese artículo en 18 cuotas pasó de 2798,4 a 2836,4 pesos. A pesar de las fabulosas ganancias de los bancos en el último tiempo, el Central no intervino para moderar la suba del costo financiero de las tarjetas, que meses atrás habían salido perjudicadas por la baja del arancel que cobran a los comercios. “Necesitamos que el circuito financiero empiece a aportar algo para fomentar el consumo. Hasta ahora hicimos el esfuerzo la industria, el comercio y los consumidores”, pidió Ariel Aguilar, de la cámara de marroquinería.