Mientras el jefe de Gabinete Juan Manzur recibía en su despacho al vicegobernador de Tucumán Osvaldo Jaldo, a cargo de la gobernación, y al presidente subrogante de la Legislatura Sergio Mansilla, en la casa de gobierno tucumana se hacía cargo del Ejecutivo provincial, la legisladora, Sandra Orquera. Se trata de la vicepresidenta segunda de la Legislatura local y el hecho no hubiese llamado la atención si no fuera porque pertenece al partido de ultraderecha Fuerza Republicana (FR) y que fundo el genocida condenado por delitos de lesa humanidad y ya fallecido, Antonio Bussi.

Son solo 24 horas, sin embargo Orquera sobredimensionó el suceso y buscó rascar algún rédito a un procedimiento administrativo. "Aquí me trajo el pueblo para escucharlos", dijo como si hubiese ganado la elección para gobernadora, que recién se realizará en 2023. 

Recibió a funcionarios del Ministerio de Seguridad y después se fotografió con Ricardo Bussi, legislador de FR, su cuñado e hijo del genocida. Luego y como buscando mostrar capacidad de gestión se reunió con integrantes del Ministerio de Seguridad y visitó el Penal de Villa Urquiza, por donde pasaron varios detenidos --algunos desaparecidos-- en 1976.

El dato todavía más curiosos es que la Legislatura tucumana quedó a cargo del legislador Javier Morof quien supo ser abogado de Antonio Bussi pero con el tiempo se sumó al alperovichismo y ahora es uno de los referentes de Jaldo en el parlamento local.

El bussismo en la actualidad representa un bloque de seis integrantes donde Ricardo funciona como el titular de la bancada. En las últimas elecciones, Bussi intentó armar una coalición con el macrismo tucumano con los que tiene muy buenas relaciones. Pero al final no lograron sellar un acuerdo.