Así como hubo un joven con manos de tijera capaz de erigir magníficas esculturas de hielo y, al mismo tiempo, crear nieve en la más absoluta soledad —inmortalizado por Johnny Depp en Edward Scissorhands, dirigida por Tim Burton—, Kimsooja (Daegu, Corea del Sur, 1957), reconocida artista conceptual coreana, es capaz de transformarse en potente mujer aguja —como ella misma se reconoce por la combinación entre su práctica artística y el dispositivo para coser—.

Sus fotografías en cajas de luz, registros audiovisuales de performances e instalaciones site-specif se exhiben en tres capítulos: El encuentro con el otro en Muntref sede Hotel de Inmigrantes; Nómada en el Museo Nacional de Bellas Artes y Una experiencia interior en el Centro Cultural Coreano. Las tres exhibiciones integran la monumental Bienalsur 2021, que este año se titula Bienal de la resistencia y la resiliencia, y que se desarrolla simultáneamente en 124 sedes en 50 ciudades de 23 países, con la participación de 400 artistas.

Por las doce horas de diferencia entre Argentina y Corea, las reuniones entre Diana Wechsler, directora artístico-académica de Bienalsur, y Kimsooja, quien por la pandemia no pudo viajar a nuestro país como estaba previsto, terminaron en varias ocasiones a horas impensadas de la madrugada. Se enviaron pruebas de telas a Corea para que la artista chequeara texturas y tonos. Para ajustar detalles del montaje del carro con bottari de coloridos colores en el MNBA, donde el foco está puesto en las costuras metafóricas de la artista en el territorio, hubo una videoconferencia de más de tres horas.

Encounter -Looking into Sewing, una de las fotos performativas de Kimsooja que se exponen en el Centro Cultural Coreano. 

Kimsooja, quien vive y trabaja entre Seúl y Nueva York, expuso en el MoMA PS1, el Museo Reina Sofía, el Centro Pompidou Metz y el Guggenheim de Bilbao, entre muchos otros sitios. Se considera una “exiliada cultural” desde 1999, y siempre se interesó por las fronteras, la migración y la problemática de los refugiados.

La costura, en su obra, alude a las actividades femeninas en Corea, a la migración y el desplazamiento. “Comencé a practicar la costura –señala la artista– a principios de los años ochenta, ni como artista femenina, ni como mujer interesada específicamente en la costura. Descubrí el valor artístico experimental del trabajo doméstico de las mujeres, especialmente en Corea, donde el trabajo femenino y el masculino estuvieron claramente separados hasta finales de los años noventa”.

En las fotografías, el video A Needle Woman (Mujer aguja, 1999) y una instalación expuestos en la Sala 33 del primer piso del MNBA ocupan un lugar clave los bottari, bultos de tela que contienen objetos entrañables y que constituyen parte importante de la identidad de una persona. “Es lo que la mujer coreana siempre lleva consigo cuando viaja, se casa o se separa: son sus tesoritos”, señala Wechsler sobre los bottari que Kimsooja comenzó a crear hace ya treinta años y que constituyen esculturas mínimas.

“Los bottari representan nuestro cuerpo y nuestra piel, su sufrimiento y su memoria –señala la artista–. Son la forma más sencilla de llevar objetos o pertenencias que encarnan diferentes significados y dimensiones temporales. Pueden hacerse para un viaje simple, un traslado, o una separación de pareja en términos feministas (en el que se envuelven sólo las pertenencias más esenciales). También ante una emergencia: la migración, el exilio o nuestro viaje final, la muerte”.

Bottaris en los pasillos del Muntref sede Hotel de Inmigrantes

Cities on the Move-2727 Kilometers Bottari Truck (1997-2001) es una fotografía magnífica en caja de luz que documenta una performance en la que la artista viajó 2727 kilómetros por ciudades y pueblos coreanos durante 11 días, sentada sobre cúmulos de bottari en un camión. Fue una odisea por rutas y caminos que simboliza una costura, una unión, una reparación simbólica entre sitios y personas. La artista, que se define como nómade cultural y lo pone en práctica, con sus recorridos se propone coser el territorio, vincular de algún modo el entramado social.

En la performance A Needle Woman (Mujer aguja, 1999), Kimsooja deviene una especie de aguja alegórica que teje a través de distintas culturas. Con su habitual vestimenta austera (pantalón túnica y chaqueta con cuello mao), de espaldas al espectador, con su cabello recogido con su característica cola de caballo, permanece parada inmóvil en medio de la gente que pasa por calles de distintas ciudades. Comparando su cuerpo con una aguja que atraviesa el espacio y el tiempo, su sistema conceptual está arraigado a la práctica de la costura. “Mi deseo y mi voluntad se abandonan. Con esa performance duradera, experimento cierta trascendencia de mí misma, y espero que el público también lo haga”, dice la artista. Con esta acción, Kimsooja busca “sentir empatía por la humanidad y captar la esencia de lo efímero de la realidad humana”. Mientras está parada, inmóvil entre la gente, experimenta “mucha movilidad en su cuerpo y en su mente”: un viaje potente al que se aferra.

Considera a su obra un autorretrato singular, a contrapelo de cualquiera que conocemos: “No deseo mostrar, mi identidad personal en mi obra —especialmente en las performances de video, cuando estoy de espaldas al espectador—, pero la posición que tomo sí muestra cierto tipo de identidad. Creo que la espalda de una persona puede ser una de las partes más evocadoras del cuerpo humano: no es dinámica, pero es una representación profunda y abstracta de una persona”.

Bottari Truck – Migrateurs, una de las fotografías de Kimsooja que se pueden ver en el Bellas Artes

El registro en video de la acción A Needle Woman, que la artista hizo en distintos sitios, se puede ver en el MNBA (filmado en París) y en el Hotel de Inmigrantes (filmado en Tokio, New York, Ciudad de México, El Cairo, Delhi, Shanghai y Lagos). Hay que prestar atención a la reacción de los peatones ante esta mujer oriental en las distintas ciudades.

“Su cuerpo/aguja cose espacios y sentidos, recorre territorios con la serena parsimonia del observador en busca del encuentro con el otro, alejándose de la tradición performática occidental”, escribe en el texto curatorial Wechsler sobre el principio paradójico de “no hacer” que guía las acciones de la artista. Ella asume una posición pasiva no solo como mujer aguja, sino en otras performances, como una mujer homeless que mendiga, que difieren sustancialmente de las performances occidentales. “Mientras que la performance occidental busca, activando algo, provocar e interpelar al otro con un fuerte impacto, Kimsooja activa por omisión: ella está parada y suceden cosas”, dice Wechsler.

Resulta imposible no detenerse ante los objetos deductivos, que se exhiben en las tres sedes (Hotel de Inmigrantes, MNBA y en el Centro Cultural Coreano) que están influenciados por el budismo, el zen y el confucionismo, y cuya finalidad es interpelar al espectador, desatar nuevos interrogantes.

Con sus acciones, Kinsooja explora el tejido social y la interacción con los distintos actores. La mujer aguja que encarna es capaz de mirar el mundo y ser testigo sin actuar: inerte, está ahí, como una pregunta latente, inquietante. Hay en sus obras una poesía y una sensibilidad arrasadoras.

Kinsooja

En el Centro Cultural Coreano hasta el 21 de octubre. Lunes a viernes de 10 a 17, con cita previa, escribiendo a [email protected] Gratis

Museo Nacional de Bellas Artes hasta el 21 de noviembre, Jueves a domingo de 11 a 18h, de manera gratuita completando este formulario: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLScOsWY5EiRKtgsleG0pkmkpqbJHk8wAeaoeO66A7aoJMA90zg/viewform

Hotel de Inmigrantes hasta el 23 de diciembre, martes a domingos de 11 a 18h, con reserva a previa reserva a través de la aplicación Museum View Muntref o por mail a [email protected].