La investigación internacional que derivó en los Pandora Papers reveló la operatoria del argentino Aldo Roggio con paraísos fiscales. El Consorcio Internacional de Periodistas (CIJ) mostró que Roggio constituyó las firmas offshore en Islas Vírgenes Británicas a mediados de 2016 y ubicó a sus hijos como beneficiarios finales. Ocho meses después, en marzo de 2017, se abrieron cuentas bancarias a nombre de esas sociedades en Zurich, Nueva York y Miami. Ese movimiento de sociedades se dio después de que Roggio apareciera en el capítulo argentino del Lava Jato en Brasil y mientras se presentaba como “arrepentido” en la causa de los cuadernos.

La investigación internacional detectó que en julio de 2016 la sociedad Gotland International Limited fue registrada en Islas Vírgenes, con el empresario y sus tres hijos como sus apoderados y beneficiarios finales. Días después, Roggio creó Graymark International Limited con el objetivo de montar un fideicomiso ciego a favor de sus tres hijos. En octubre de 2016, Roggio inscribió la sociedad Linhill International Limited con empleados del bufete Alcogal como directores nominales, aunque Aldo y sus tres hijos continuaron como accionistas.

En marzo de 2017, la familia Roggio abrió una cuenta bancaria a nombre de Gotland International Limited en los bancos EFG Bank y EFG Capital en Zurich y Miami. Luego se abrieron cuentas en el JP Morgan de Nueva York a nombre de la misma firma, Gotland International Limited.

Consultados por el equipo del CIJ, los Roggio aclararon que todos sus movimientos societarios y bancarios que aparecen en Pandora Papers fueron debidamente declarados ante las autoridades tributarias. “La constitución de las compañías responde a objetivos de planificación familiar y son de carácter personal y familiar. Aldo Roggio y sus hijos las incluyen en sus declaraciones juradas impositivas y a todos los efectos fiscales pertinentes”, respondió un vocero de la familia.

La aparición de Roggio en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas había puesto en alerta máxima a los agentes desde el estudio Alemán, Cordero, Galindo & Lee (Alcogal), encargados de gestionar sus negocios offshore. Lo calificaron como un cliente de “nivel 6″, es decir, de “alto riesgo”. Entre otros motivos, porque el empresario argentino figuraba en aquel momento como vicepresidente de la Cámara Argentina de la Construcción.

En paralelo a la confección del entramado de empresas para operar con firmas ubicadas en las Islas Vírgenes Británicas, Roggio enfrentaba crecientes dificultades en la Justicia argentina. 

En febrero de 2016 una denuncia que recayó en el juzgado federal de Sebastián Casanello apuntó a irregularidades en las contrataciones de Aysa para la planta potabilizadora de Paraná de las Palmas, adjudicada a un consorcio integrado por Benito Roggio e Hijos, Odebrecht, Supercemento y José Cartellone Construcciones. En diciembre de 2016, se oficializó en los Estados Unidos que los ejecutivos de Odebrecht habían admitido el pago de sobornos en Argentina. Por otro lado, en agosto de 2018, Aldo Roggio confesó como arrepentido ante la Justicia en el marco de la causa de los cuadernos de las coimas.

Benito Roggio e Hijos es un grupo empresario argentino contratista histórico de obra publica y concesionaria de servicios estatales. Recientemente, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires formalizó la readjudicación de la concesión de subte y el premetro que le permitirá alcanzar a la familia Roggio los 40 años a cargo del servicio. El dinero de la obra pública también está inmerso en los paraísos fiscales.