La historia del cine-teatro El Plata, que se reinaugura este domingo 17 de octubre, comenzó en 1945. Desde su primera función fue un lujo que se dio el barrio de Mataderos, para sumarle arte, música y un toque de magia a la cultura del trabajo, del esfuerzo cotidiano de hombres y mujeres cuyas vidas estaban marcadas a fuego por los míticos corrales del Mercado de Hacienda. La lucha incansable de los vecinos, 34 años después, hizo posible la reapertura de un edificio emblemático. Página/12 se reunió con varios de los gestores del logro.

Alberto Dileo, del Centro de Comerciantes, recuerda que el esplendor se apagó en 1987, en la transición del cambio de gobierno entre Raúl Alfonsín y Carlos Menem. “La sala estuvo cerrada mucho tiempo, hasta que la compró Fontana, una casa de electrodomésticos” que nunca pudo funcionar a puertas abiertas y sólo fue un triste depósito en una sala en ruinas, sin techo, sin piso, con el pasto creciendo dentro, lejos del sol. En la gestión de Aníbal Ibarra, al edificio lo compró el Gobierno de la Ciudad, a través de la Corporación Buenos Aires Sur. Fue posible por un reclamo firmado por más de cinco mil vecinos.

El cine, con sus escaleras de mármol de Carrara, ahora restauradas, eludió ser un comercio, porque el predio “siempre estuvo destinado a ser un centro cultural y social”, remarca Dileo. “Eso fue lo que nos salvó”, coinciden los entrevistados.

María Denti se sumó a la lucha por recuperar El Plata, sin haberlo disfrutado, guiada por “lo que nos decían los vecinos mayores, que nos hablaban del cine como un lugar de sueños, de fantasías, como nos contaba una compañera (ya fallecida), Norma González (poeta del barrio), sobre los duendes que habitaban El Plata”. María dice que “es hermoso ver todo reconstruido, pero hay un dejo de tristeza por muchos compañeres que no están, como Walter Ordoñez, que se nos fue hace poco”. María señala que la coordinadora de vecinos funciona desde hace 15 años “y somos muy unidos”, sin barreras generacionales ni ideológicas. Los actuales integrantes de la organización barrial, “heredaron” la lucha de otros vecinos que, en 2004, lograron que el Gobierno de la Ciudad recuperara el teatro.

Marisela Mengochea

Con el alejamiento de Aníbal Ibarra y la llegada de Mauricio Macri a la Ciudad, se renovó la intención de convertir al cine, esa vez “en una oficina de recaudación fiscal”. Se opusieron los integrantes del Centro de Comerciantes, con Dileo a la cabeza. “El nos convocó a toda la barriada y armamos la Coordinadora Vecinal en Defensa del cine El Plata”, recalca María. Eso se gestó entre 2006 y 2007.

Natalia Marques sostiene que “es un orgullo lo que hemos conseguido entre todos, incluso los que hoy tenemos 30 o 35 años y nunca pudimos ir al cine de nuestro barrio, porque lo más cercano era ir a un cine de Flores”. Para Natalia “hoy empieza a saldarse una deuda con nosotros, con las comunidades educativas del barrio, con muchas instituciones con las que peleamos juntos para lograr esto”. Ella dice que ahora hay que empezar “una nueva etapa en las reivindicaciones, para aportar al futuro de esta propuesta cultural”.

María dice que “la que emprendimos fue una lucha muy dura, con situaciones horribles, violentas” porque “(Cristian) Ritondo (entonces jefe del bloque macrista en la Legislatura), quería poner unas oficinas”, siempre acompañado por “barras” del club Nueva Chicago. “No fue fácil y por eso, está bueno que nosotros resignifiquemos la relación con el Gobierno de la Ciudad, sobre todo con la gente que está en Cultura” y con Jorge Telerman, director del Complejo Teatral Buenos Aires, al que se incorpora ahora El Plata.

María afirma que “cambió la relación porque nosotros ganamos la pulseada, porque la idea original era tirar abajo este edificio”. Dileo reafirma que “lo querían tirar abajo para que no tuviéramos nada que defender”. Natalia precisa que “el edificio estaba sin techo, la maleza cubría el piso de esta sala”. Solo había quedado en pie el hormigón que sostiene las butacas de la platea. El resto había quedado a la intemperie.

Dileo rescata el apoyo brindado por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, durante la gestión de Alicia Pierini, las medidas cautelares de la jueza Gabriela Seijas y un fallo del Tribunal Superior de Justicia que ordenó “rehacer el cine”.

Este sábado habrá un festival artístico en la puerta del cine, en Juan Bautista Alberdi 5765, y este domingo, se reabrirán las puertas de El Plata, con la puesta en escena de la obra Los Amados. Los vecinos esperan que se cumplan las promesas oficiales de hacer lugar, en la programación dispuesta por el Complejo Teatral Buenos Aires, de las iniciativas que aporten los integrantes de la coordinadora barrial. “En esta nueva etapa queremos que acepten propuesta que tengan contenidos barriales, de las comunidades educativas, muestras y otras actividades en este espacio cultural”. Ahora se habilita la sala mayor, pero sigue la construcción de dos microcines y de un espacio destinado a la realización de conferencias. Dileo manifiesta que “del propio Telerman surgió la propuesta de trabajar juntos en las futuras actividades y esperamos que esa idea se lleve adelante”. 

Besos, tangueros y Titanes

A los 95 años, Roberto Gutiérrez es la historia viva del cine-teatro El Plata. A los 19 fue por primera vez a ver una película, acompañado por su novia. “No pude darle un beso. ¿Sabés por qué? Porque habíamos ido con la mamá y con la hermana de ella”. Roberto trabajó muchos años en el diario La Nación, primero como ordenanza, luego como teletipista. Fue animador, en la sala, de eventos solidarios para reunir fondos para entidades como ALPI y ayudar a la rehabilitación de personas con discapacidad motriz.

La táctica, en esos casos, era vender un número importante de localidades a los comerciantes del barrio, para que ellos las revendieran en sus negocios. “Nunca tuvimos una sola butaca vacía, siempre a sala llena”, asegura. Tiene una ilimitada colección de los viejos “programas” que se repartían entre los asistentes. Los festivales y las actividades artísticas en El Plata eran variadas: cine, teatro, actuaciones de figuras de la talla de Aníbal Troilo y Roberto Grela, además de reuniones destinadas a los más pequeños, con la presencia de Martín Karadagian y sus Titanes en el Ring.

En diálogo con Página/12 rememora --hoy con una sonrisa-- largas y penosas reuniones con ex funcionarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Está feliz por la reapertura y por “la alegría de haber logrado un objetivo para el barrio, con la ayuda de muchos vecinos, como los cinco mil que firmaron el pedido para que Aníbal Ibarra comprara el teatro y se dejara sentado que el predio tenía que ser destinado a la cultura”.

Matilde Alzaibar, la esposa de Roberto, participará este sábado en el festival que se realizará en Alberdi al 5700, frente al teatro. Ella va a leer un poema escrito por Norma González dedicado al cine que los vecinos lograron salvar de la destrucción. María Denti recordó que Norma, a diferencia de Roberto, “siempre contaba que fue en el cine donde dio su primer beso, por eso es una lástima que ella no esté con nosotros para compartir este momento”.