La gestión de Horacio Rodríguez Larreta deberá desinflar los globos amarillos con los que pretendía festejar haber llegado a la primera meta de reducción de generación de basura este 2021. Es que a pesar de haber modificado en 2018 la ley Basura Cero estableciendo metas tan poco pretenciosas a punto tal que para ese año estaban prácticamente cumplidas, no pudieron alcanzarla y el eslogan de Ciudad Verde con el que pretende rebautizarse la gestión parece quedar cada vez más lejos. 

La basura que generan los porteños va a parar al relleno sanitario Norte III que el Ceamse tiene en la localidad de José León Suarez, en el conurbano bonaerense. Cada año, la provincia de Buenos Aires recibe un promedio de 1, 5 millones de toneladas de basura que genera la capital, el peso equivalente a 250 mil elefantes adultos. 

La ley Basura Cero, sancionada en 2005 y modificada en 2018, propone la progresiva reducción de la cantidad de basura que se entierra fomentando el crecimiento de las industrias asociadas al reciclado. Sin embargo, lo que más crecen son los carteles verdes que intentan ponerle una etiqueta que no es: "No hay una política pública convencida. Venden una Ciudad Verde con un montón de pauta en televisión y radio pero no se condice con lo que pasa en la realidad. Si lo que invierten en pauta lo invertirían en la gestión, los resultados serían otros", aseguran desde la asociación Centro Basura Cero. 

Ley de avanzada

En 2005 la legislatura porteña aprobó por unanimidad una ley de avanzada con respecto a grandes capitales del mundo en materia ambiental. Los dos puntos clave de la ley 1854 de gestión integral de residuos urbanos, coloquialmente conocida como basura cero, son la prohibición de la incineración de basura, ni siquiera para la generación de energía; y el establecimiento de metas para reducir la cantidad de residuos que se envía al relleno sanitario. 

Las metas se establecieron como porcentajes de reducción progresivas en función a un año de referencia, que fue el 2004 por ser el año inmediatamente anterior a la sanción de la ley. Durante 2004 CABA envió al Ceamse 1.492.867 toneladas de basura. De acuerdo al texto de la ley, debía bajar un 30 por ciento esa cantidad en 2010, un 50 por ciento en 2012, un 75 por ciento en 2017 para llegar a un 100 por ciento en 2020.

"Lejos de cumplirse, la Ciudad duplicó y triplicó la cantidad de residuos que debería haber mandado en 2010, 2012 y 2017, los años seleccionados para cumplir las metas. Ni siquiera en 2017 llegaron a cumplir el objetivo del primer año, el 2010", sostuvo Leonel Mingo, el economista coordinador de campañas de Greenpeace. Mingo compartió con PáginaI12 un gráfico que muestra en color verde la cantidad de residuos que la Ciudad debería haber generado en función de las metas de la ley, y en rojo lo que efectivamente sucedió. 

Fuente: Greenpeace en base a datos CEAMSE

Tras tres años seguidos de incumplimiento de las metas, en 2018 la legislatura porteña votó por una modificación de esta ley que marcaba un camino hacia la efectiva  reducción de basura. El texto modificado transformó diametralmente los dos pilares principales de la original. Por un lado, se eliminó el artículo que prohíbe la incineración de basura y además se realizó una manipulación de los objetivos de reducción, que incluyen un cambio en el año base. 

Los nuevos objetivos establecían una reducción del 50 por ciento de la basura para 2021, un 65 por ciento en 2025 y un 80 por ciento en 2030. Suenan más exigentes que los de la ley anterior, con guarismos mayores y en menor plazo. "La gran truchada es que cambiaron arbitrariamente el año base original del 2004 al 2012. No es el año anterior a la modificación de la ley, es el año que eligieron por ser uno de los más altos y que, de esta forma, los objetivos sean muchísimo más alcanzables", explicó Mingo. 

Bajo este nuevo esquema, la primera meta que tenía que cumplir el GCBA era enviar 1.065.039 toneladas de basura para 2021. La curiosidad es que, de acuerdo a datos del Ceamse, en 2017 la Ciudad había mandado 1.101.203 toneladas al centro Norte III. Es decir que la meta parecía estarmucho más cerca, alcanzable con una reducción del 3,3% en cuatro años. "De hecho, no tomaron como base el 2011, que fue el año que más basura se mandó en la década, porque ya estaban cumpliendo el objetivo antes de la sanción de la ley y era mucho más burdo", continúa Mingo.

La modificación de las metas de la ley dejaban la mesa servida para que la gestión de Larreta pueda festejar este 2021 estar a la altura de las ciudades verdes del mundo. Pero cuando estaban por inflar el último globo amarillo llegaron los datos y hubo que suspender todo. La nueva gestión del Ceamse se encuentra auditando los números de residuos que recibió el organismo durante la anterior gestión. Ni siquiera en 2020, año de restricción de actividades con su consecuente reducción de basura tanto en los hogares pero sobre todo industrial, el GCBA pudo llegar a la meta consignada: envió 1,8 millones de toneladas. 

La basura mueve millones de dólares todos los años en todo el mundo y en CABA el negocio es particularmente rentable. La gestión de residuos ocupa una buena parte del presupuesto de la Ciudad, alcanzó el 6 por ciento en 2020. Dado que el propio Mauricio Macri supo construir su imperio en la Ciudad gracias a la recolección de residuos, no resulta tan enajenado pensar que este hecho podría tener incidencia en la dificultad con la que cuenta el gobierno para cumplir las metas de reducción de basura.