La Corte “machirula y descangayada”, como definió Mario Wainfeld en una columna para este diario al Tribunal Supremo, un palacio de cuatro varones que se recelan, dialogan poco y nada, y mezquinan información, debería por lo menos tratar antes de fin de año alguna de las causas por abuso sexual en las infancias, una problemática que pone en tensión la idea de prescripción de esos delitos, y que diferentes tribunales las rechazan u obstaculizan para no dar lugar a los procesos por las vías judiciales. Las víctimas y sobrevivientes no siempre pueden hablar en los tiempos y formas que determina la justicia patriarcal, si se tiene en cuenta que el 85 por ciento de lxs niñxs que sufren abuso nunca lo dirán, sólo el 2 por ciento podrá contarlo en el momento y, con suerte, algo más del 10 por ciento accederá a un proceso judicial. Son estadísticas que la Corte maneja de primera mano y sin embargo, por motivos que se desconocen, aún no se ha expedido sobre ninguno de los expedientes que duermen en sus despachos.

“Nos negamos a aceptar un panorama que nos lleve a suponer que para las personas adultas que han sufrido abusos sexuales en sus infancias, el acceso a la Justicia no llegaría nunca”, expresan desde la Campaña contra la prescripción de los delitos de violencia, una de las organizaciones que encabezan los encuentros plurinacionales para organizar en todos los territorios el Grito Global Contra el Abuso Sexual, el próximo 19 de noviembre.

Las leyes 26.705, de Prescripción en delitos sexuales contra menores, de 2011, y la Ley 27.206, de Respeto de los Tiempos de las Víctimas, sancionada a fines de 2015,  suspenden la prescripción del delito hasta la mayoría de edad de la víctima, y extienden el inicio del proceso hasta que pueda formular la denuncia, habilitando un recorrido personal y respetuoso para tramitar esas vivencias. Pero los hechos anteriores a esos años se tienen como prescriptos, sin posibilidad de denunciarlos ni de alcanzar una reparación. Son contados con los dedos de las manos lxs operadores judiciales abiertxs a comprender que no se trata de aplicar esas leyes en forma retroactiva, sino de aplicar el régimen de la acción penal de un modo compatible con el derecho constitucional que gozaba la persona al momento del abuso.

“Lo único potente que nos queda son nuestras voces en las calles, en las casas y en las plazas, cada vez más fuertes, más imparables”, exclaman desde los territorios. Esas voces fueron escuchadas el año pasado por el juez de Garantías N° 8 de Lomas de Zamora, Gabriel Vitale, cuando dispuso “que se realice un juicio por la verdad” en un caso de abuso sexual en la infancia. La Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal Departamental y el Tribunal de Casación Penal provincial determinaron que el delito prescribió, pero Vitale consideró que por las características de los hechos denunciados, se trata de una “grave violación a los derechos humanos”, y el Estado debe investigarlos, aunque no aplique una sanción penal.

“Este momento es clave para lograr mejores accesos a la Justicia, porque sabemos que varias causas llegaron a la Corte Suprema pidiendo que se revise la prescripción que se les impone”, explica Victoria Acevedo, impulsora y vocera, con su hermana Paula, de la Campaña y del Colectivo #YoSíTeCreo. Sobrevivientes de abuso intrafamiliar, su causa, presentada como un delito que atentaba contra los derechos de las niñeces, es la primera que en 2018 logró el primer paso hacia un juicio histórico por la verdad, y que  tres años después sigue esperando, junto con al menos otras cuatro causas, que la Corte Suprema agite el avispero y revise la prescripción que se les impone.

“Un fallo de la Corte que entienda no considerar prescripta una sola de esas causas y que alcance un proceso penal, sentaría jurisprudencia para darle lugar a procesos judiciales de otras causas. Sería un gran avance”, sostiene Victoria, que entre las actividades colectivas para este 19N ya anuncia el conversatorio “juicio al sistema patriarcal”, a cargo de Claudia Korol, con la participación de Daniela Dosso, Yamila Corin, Flavia Saganías, referentxs feministas y de derechos humanos, y sobrevivientes de abuso sexual.

En una exposición virtual, el fiscal general ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, Mauricio Viera, a cargo de la causa de Victoria y Paula, confirmó que son cinco los casos en que quedó firme la determinación de la Sala III de la Cámara de Casación de Capital Federal, “permitiendo los juicios por la verdad”. Viera presentó recursos extraordinarios, “para continuar con nuestro planteo en la Corte Suprema respecto del entendimiento de la vigencia de la acción en estos casos”, y citó el artículo 19° de la Convención Americana de Derechos Humanos, donde se exigen medidas especiales de protección para lxs niñxs por parte de su familia, por la sociedad y por el Estado. “Debe atenderse a los niños víctimas en especial situación de desprotección y vulnerabilidad, cuando quienes deben resguardarlos y de quienes esperan auxilio y cuidado, se convierten en sus victimarios.”

En 2002, el Comité de los Derechos del Niño/a había manifestado su preocupación por la magnitud del fenómeno de la violencia contra niñxs en el ámbito doméstico en la Argentina, y por la falta de procedimientos normalizados para la detección y comunicación de los casos de descuido, maltrato y abuso. El año pasado, la fiscal María Piqué, en representación del Área de Asistencia del Ministerio Público Fiscal ante la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional, presentó un recurso extraordinario para que la Corte Suprema intervenga en un caso de abuso sexual contra una adolescente, donde recordaba que, en 2010, el Comité le recomendó al Estado argentino que refuerce las medidas legislativas para resolver los problemas de abuso y explotación sexual, y “que adopte medidas apropiadas para garantizar el pronto enjuiciamiento de los autores de delitos sexuales contra niños”.

En cada asamblea, en cada pericia, en cada declaración, quienes integran La Campaña describen las profundas y dolorosas marcas que se producen en las subjetividades de les niñes víctimas de abusos. "Marcas”, dicen, "que se pueden comparar a las producidas por la tortura". No hay devolución: los fallos de gran cantidad de jueces y juezas van por una negativa que violenta las políticas públicas de acceso a la Justicia y las garantías al principio del interés superior de lxs niñxs. “Las causas siguen prescribiendo, y esto es una clara respuesta hacia las mujeres, en esa especie de silencio para que siga el encubrimiento de toda una sociedad que está organizada en familias y, precisamente, los abusos sexuales en las infancias pasan dentro de las familias, que en un punto hasta están autorizadas”, advierte Victoria. “Todo se reduce a algo personal, en el ámbito de lo privado, y parece que no hay que darle respuesta, pero como feminismos sostenemos que lo personal es político, y los abusos, como nos sucedió a nosotras, son una práctica encubierta del patriarcado. La cantidad de abusos que está sucediendo es parte de un sistema para adoctrinar a los cuerpos.”

¿Creés que el abordaje del abuso está atravesado por una cuestión política?

-Lo político es el silenciamiento. La cantidad de abusos que están sucediendo es una práctica sistemática de un sistema patriarcal y capitalista para adoctrinar los cuerpos de las niñeces y de las futuras mujeres, que en la sociedad ni siquiera se le da un lugar a la escucha. Encima pretenden intervenir nuestros recuerdos con tecnicismo puro. Olvidar es un mecanismo de defensa para seguir sobrellevando esta vida; que quieran decirnos cuándo y cómo debemos denunciar, y tan luego nos pongan plazos de cinco a doce años para hacerlo, cuando muchas veces seguimos siendo menores de edad después del último hecho, es muy fuerte. Denunciamos cuando podemos, cuando tenemos herramientas tras haber sobrevivido a semejantes situaciones. 

¿Cuál es tu mirada sobre los procesos por la verdad?

-A mi hermana Paula y a mí nos dieron la posibilidad de acceder a ese juicio, que es el primer precedente y es un montón, porque es necesario que den lugar a nuestra palabra, que desde el Estado den lugar a la verdad y que condenen aunque sea simbólicamente a los abusadores. Pero igualmente seguimos luchando y pidiendo que estén en las cárceles, porque muchas veces abusan a más de una generación dentro de una familia; existen generaciones enteras abusadas por una misma persona. Es una cuestión tremenda, necesitamos ponerle fin a esto y necesitamos el reconocimiento de esos cuerpos, que fueron tomados para saciar la sexualidad de hombres con el poder de tomarlos.