Sacar los museos a la calle. Volver a ocupar los espacios públicos. Ese es el espíritu que motivó la nueva edición del ya clásico “La noche de los museos”, encuentro en el que el Gobierno de la Ciudad convocó a participar de charlas, talleres, shows, proyecciones y visitas guiadas. Así, con una noche que parecía de verano, miles de personas recorrieron más de 100 museos, edificios emblemáticos y espacios culturales que estuvieron abiertos con entrada libre y gratuita desde las 19 del sábado hasta las 2 de la mañana del domingo.

El regreso de lo masivo y lo presencial es un hecho. Las aglomeraciones, el calor y los barbijos bajos reafirmaban un paisaje totalmente opuesto al del año pasado. Atrás quedó la Ciudad vacía del 2020 y los horarios restringidos de salida.

Para fomentar el evento -como es habitual cada año- se pudo viajar gratis en todas las líneas de subte y el premetro y en gran parte de las líneas de colectivos que circulan por la Ciudad. Además, varias autopistas levantaron sus barreras para quienes contaban con el TelePASE. Otra opción también era la bici, con un circuito que iba desde la Plaza Manuel Belgrano (Juramento y Obligado) hasta Retiro, pasando por cuatro estaciones en las que se podía disfrutar de distintas intervenciones artísticas. Con estas facilidades, las calles se colmaron de un aluvión de personas cada una con sus propios planes y recorridos. Las actividades para todo el público se dividieron en 4 puntos: zona sur, norte, centro y casco histórico. Una gran variedad de propuestas que por su misma extensión resultan inabarcables en su totalidad.

Apto para pacientes, no así para los ansiosos. Muchos se notaban ávidos por conocer, con ojos curiosos e inevitable sudor en la frente. También estaban los de espíritu maratónico y los fácilmente desanimados, que después de ver largas filas para entrar a los museos, optaban por cambiar de rumbo y seguir por otro lado.

Foto Enrique García Medina

“Elegimos venir al Buenos Aires Museo (BAM) porque somos del barrio y queríamos conocer”, manifestó con entusiasmo Alejandra, una vecina de Monserrat, que participó de la convocatoria. Ella junto a su hija adolescente, formaban parte de la fila para entrar a un espacio que incorporó la Ciudad a su grilla. Ubicado en Defensa 187, fue anunciado como una de las novedades de la edición de este año. Desde el Ministerio lo definieron como “un espacio de vanguardia, inclusivo y cercano a todas las edades”. Es “interactivo, tiene un carácter experiencial y participativo”, y con recursos tecnológicos exhibe la historia de la Ciudad, desde su fundación hasta la actualidad.

Sin embargo, minutos antes del despliegue, un grupo de vecinos llevó a cabo un acto en Defensa y Alsina contra el jefe de Gobierno porteño por la pérdida del patrimonio cultural. "Más verde, menos cemento", "Se nos va Buenos Aires", eran algunas de las consignas. Justamente en la calle Defensa, una de las más antiguas de la Ciudad, donde el gobierno lleva adelante un proyecto de pavimentación sobre adoquines. Pero el descargo no se extendió más allá de las siete, horario en el que empezaron a desconcentrar y paralelamente se comenzaron a formar dos filas en la puerta del BAM. Una para ver la exhibición, y otra para subir a la terraza y participar de una “Silent Fest” con diferentes tipos de música que pasaban a través de auriculares. A su vez, afuera en la calle, personajes emblemáticos de la cultura porteña invitaban al público a fotografiarse en sets de distintas épocas. Poco antes de las ocho, en el balcón del Museo de la Ciudad, se presentó la banda El Zar. Del otro lado, por Alsina, el dúo de DJs Swerv preparaba su set.

Mientras tanto, en Plaza de Mayo recientemente culminaba un acto del Partido Obrero-Frente de Izquierda Unidad, el más importante de la izquierda hacia las elecciones del 14 de noviembre. Con los resabios típicos de eventos multitudinarios, la plaza se convirtió más que nada en un lugar de paso. Algunos pocos aprovechaban para sentarse y descansar, mirar Google Maps o simplemente “ranchear”.

El Cabildo, por su parte, se mostró como uno de los espacios con más convocatoria. "Decí que vinimos temprano porque hay gente que va a tener que hacer, como mínimo, dos horas de cola", reflexionaba un joven que estaba junto a su novia. Mientras tanto, y diseminados en los alrededores, los trabajadores que organizaban el evento respondían inquietudes y consultas de aquellos dispuestos a seguir el recorrido: “¿Qué camino me recomendás?” “¿Qué otro museo hay por acá?”.

Lo cierto es que con una noche que se proponía puertas afuera, con intervenciones en las fachadas de los museos, shows y talleres en plazas, muchos fueron los que se congregaron con interés para, después de un impasse, celebrar la cultura y reencontrarse con los museos y edificios de la Ciudad.