Una triste noticia se dio a conocer en las últimas horas, luego de que la tradicional pulpería Ña Serapia, ubicada en la avenida Las Heras 3357, en el barrio de Palermo, informara a través de sus cuentas en las redes sociales que cerrará sus puertas definitivamente producto de las deudas ocasionadas por la pandemia de coronavirus.
“Queridos clientes y amigos, después de 58 años de acompañarlos tras varias generaciones tenemos que despedirnos, ya que Ña Serapia cierra sus puertas. Agradecemos todas las alegrías que hemos compartido durante este tiempo. Simplemente gracias”, expresaron los dueños del local gastronómico conocido por sus empanadas, tamales, locros, guisos y típicos platos norteños.
En el comunicado también se precisa que la pulpería -que ofrece comida regional todo el año y fue fundada- se vio forzada a cerrar sus puertas a raíz de la difícil situación que significó la pandemia de coronavirus, al tiempo que indicaron que hay una orden de desalojo fechada para este jueves.
Tras darse a conocer la noticia, vecinos y amigos comenzaron a movilizarse para evitar el cierre y crearon la cuenta de Instagram "salvemosnaserapia", donde invitan a la gente a sumarse al reclamo. Muchos usuarios propusieron colaborar económicamente.
"Creemos que podemos recomponer la situación, pero para eso necesitamos su ayuda. Los invitamos el miércoles 3, a partir de las 19hs, para apoyar a Ña Serapia y sus trabajadores" convocaron a través de las redes sociales.
Y continuaron: "No queremos perder este lugar que significa tanto para nosotros, nuestras familias, el barrio y el patrimonio gastronómico y cultural de nuestra ciudad. Ayúdennos a difundir! Salvemos Ña Serapia!".
El restaurante fue fundado por Marta Yapur y su esposo Carlos Alvani hace 58 años, quienes decidiero ponerle Ña Serapia en honor a la madre de Marta, que le decían doña Serapia.
Con el paso del tiempo, en 1973 contrataron para la limpieza a Héctor Yepez, hoy conocido como “El Chango”, un salteño recién llegado de Tartagal, quien incorporó la secreta receta de empanadas de sus padres Juan Ángel y Teresa. Cuando los dueños se jubilaron, Héctor y los trabajadores quedaron a cargo de la pulpería.