El multimillonario Glenn Youngkin se convirtió en el primer republicano de Virginia en ganar una elección para gobernador en una década, tras una victoria electoral lograda gracias al apoyo de los partidarios más fervorosos del expresidente Donald Trump, que complica la agenda de Gobierno del presidente Joe Biden y su Partido Demócrata.

El triunfo de Youngkin, de 54 años, sobre el demócrata Terry McAuliffe en las elecciones a gobernador celebradas ayer marca un abrupto giro para un estado que se había inclinado por los demócratas en el último decenio y que Biden ganó por diez puntos cuando derrotó a Trump en las presidenciales del año pasado.

Mientras el Partido Demócrata lamentaba esa dura derrota, la posibilidad de otra asomaba en el cercano estado de Nueva Jersey, donde el gobernador demócrata Phil Murphy estaba técnicamente empatado con su retador republicano Jack Ciatarelli en el escrutinio de los comicios celebrados también ayer, pese a que Biden se llevó ese estado en 2020 por 15 puntos.

Las elecciones fueron la primera prueba del ánimo de los votantes desde la asunción de Biden, y los resultados parecen mostrar frustración con la gestión del demócrata y prefigurar un complicado año por delante antes de los comicios legislativos de noviembre de 2022, cuando el oficialismo buscará retener sus exiguas mayorías en el Congreso.

El candidato demócrata, gobernador de Virginia hasta enero de 2018, había empezado la carrera como claro favorito, pero en los últimos días de la campaña los sondeos mostraban mucha igualdad entre ambos contendientes. Las cadenas de noticias estadounidenses proyectaron el triunfo de Youngkin este miércoles a la madrugada, cuando el republicano aventajaba por 2,7 puntos a McAuliffe con más del 95 por ciento de los votos escrutados.

Youngkin, un político neófito que invirtió al menos 20 millones de dólares de su propia fortuna en estos comicios, celebró su triunfo de manera exultante. "Este es el espíritu de Virginia que se une como nunca antes", dijo ante decenas de seguidores en un hotel de la ciudad de Chantilly.

La equilibrista campaña de Youngkin se convertirá probablemente en un modelo para los republicanos de todo el país, que mirarán de aprovechar en las elecciones de mitad de mandato la base de seguidores de Trump, a la vez que evitan verse manchados por su imagen entre los moderados. La elección era vista en todo el país como una guerra entre Biden y el expresidente Trump, quien apoyó de inicio a Youngkin. 

Los demócratas querían que la carrera fuera un referéndum sobre Trump. Al principio de la campaña, Youngkin aceptó el apoyo de Trump y se abstuvo de criticar al expresidente. Pero también evitó deliberadamente situarse al lado del líder republicano, mal visto entre los independientes en gran parte de Virginia, o presentarse como un acólito suyo. En lugar de eso, el gobernador electo centró la conversación hacia temas locales de lo que definió como una "guerra cultural", como el aborto, la obligatoriedad de llevar máscara y la enseñanza de la historia racial de Estados Unidos.

La pérdida de McAuliffe también asustará, casi con toda seguridad, a los legisladores demócratas moderados del Congreso y hará que algunos dejen de apoyar el plan de Biden de 1,75 billones de dólares para impulsar la economía. Este plan, centrado en el bienestar social y las infraestructuras, es fundamental en la agenda política del presidente pero está sufriendo importantes contratiempos para ser aprobado en Washington.

Mientras tanto la reñida contienda por la gobernación de Nueva Jersey, que recibió mucha menos atención nacional que la contienda de Virginia, podría ser un indicador aún más ominoso para los demócratas de que el entorno político, al menos por el momento, ha cambiado mucho a favor de los republicanos. Si bien la elección sigue sin resolverse, con boletas aún por contar, su estado de cabeza a cabeza fue otra sorpresa para los demócratas que esperaban que el gobernador Phil Murphy llegara a la reelección, superandoa su rival republicano Jack Ciatarelli. Pero al cierre de esta edición, con más del 90 por ciento de los votos contados, seguían en un empate técnico

Asimismo, en otra elección en la que triunfó la postura conservadora, Minneapolis rechazó una medida para reformar su departamento de policía en una votación vigilada de cerca que mostró la reacción violenta contra un movimiento de protesta que siguió al homicidio de George Floyd en manos de un agente de policía en 2020. La iniciativa, rechazada en referéndum por un 56 por ciento, buscaba sustituir el cuerpo local de Policía con una nueva agencia de seguridad pública que respondiera a las crisis sin tener la violencia como primera opción. La principal agrupación afroamericana del país, la Asociación Nacional para el Avance de las Personas de Color (NAACP), defendió que el desmantelamiento de la Policía era necesario para acabar con la violencia contra los afroamericanos y sanar a Mineápolis casi 18 meses después de la muerte de Floyd.

Sin embargo en ciudades de todo el país, los demócratas dominaron las elecciones a la alcaldía, según proyecciones de CNN, pero ofrecieron mensajes contradictorios sobre la dirección del partido. Los progresistas consiguieron victorias históricas en Boston, donde se impuso la protegida de la senadora Elizabeth Warren, Michelle Wu,  y Pittsburgh, donde gano Ed Gainey, quien asumirá como primer alcalde afroamericano en la historia de esa ciudad.  En tanto el moderado expolicía afroamericano Eric Adams arrolló a sus contrincantes en la ciudad de Nueva York.