Desde Barcelona

UNO ¿Quién se paseó por la ruinosa Berlín de posguerra y fue adolescente violada por soldado norteamericano, por la París de la haute couture satinada chez páginas de Vogue y Elle, por la Roma de los paparazzi feroces, por la New York pop-vanguardista del Chelsea Hotel y The Factory y el Max's Kansas City y el CBGB y el Mudd Club, por la Los Angeles de The Castle, por la deprimida pero de pronto excitante Manchester de The Factory y The Hacienda y por las Baleares dionisíacas y expat? ¿Quién influyó o estuvo cerca o fue amante de Alain Delon, Elliott Smith, Paul McCartney, Bob Dylan, Ernest Hemingway, Kevin Ayers, Federico Fellini, Jackson Browne, Leonard Cohen, Philippe Garrel, Tim Buckley, Bill Evans, Phil Manzanera, Kate Bush, Jean Moreau, Jim Morrison, Lutz Graf-Ulbrich, Jimi Hendrix, Iggy Pop, Coco Chanel, Andy Warhol, Mark Lanegan, Brian Eno, Alan Wise, Tony Wilson, Bauhaus, Neneh Cherry, John Cooper Clarke, The Cure, Ramblin' Jack Elliot, Morrissey, Andrew Loog Odham, Brian Jones, Marc Almond, Jean Paul Belmondo, Manic Street Preachers, Neuronium, Patti Smith, Cabaret Voltaire, Sid Vicious, Siouxsie Sioux, Dave Navarro, Joy Division, Serge Gainsbourg, New Order, Dead Can Dance, Björk y, por supuesto, Andy Warhol &The Velvet Underground? ¿Quién fue antepasado de la especie super-model y Superstar, cameo de risa gutural en La Dolce Vita, y chanteuse gélida en la banda más influyente de todos los tiempos? Respuesta de Rodríguez: la valkiria alemana Christa Päffgen (1938-1988) más y mejor conocida --pero nunca del todo reconocida-- como la aterciopelada y subterránea Nico.

DOS Leonard Cohen la persiguió en vano y admitió que "estaba locamente enamorado de ella y me la pasé encendiendo velas y rezando y recitando hechizos y llevando amuletos, cualquier cosa con tal de conseguir de que se enamorase de mí. Pero nunca lo conseguí. A los cinco minutos de conocerla me advirtió de que sólo le interesaban los hombres muy jóvenes, pero también me dijo que le encantaría ser mi amiga y así lo fue". Iggy Pop (casi adolescente por entonces) sí la alcanzó para descubrirse perseguido por una mujer que jamás se recuperó del despecho de que Alain Delon jamás reconociese al hijo que tuvo con ella y de la muerte del amor de su vida: Jim Morrison. Aun así, Pop jamás dudó de que "a mi manera, la amé. Pero más allá de esto, fue una gran, gran artista. Y era un placer y un privilegio estar a su lado. Estoy absolutamente convencido de que algún día, cuando la gente desarrolle sus oídos para escuchar lo que hizo del mismo modo en que todos modificaron sus ojos para apreciar un Van Gogh, esa misma gente que ahora no la oye va a lanzar un ¡WHOOOAAA!"

TRES Mientras tanto y hasta entonces, Rodríguez lee la reciente You Are Beautiful and You Are Alone: The Biography of Nico, de Jennifer Otter Bickerdicke.

Y sí: aquí viene y allá va Nico. A toda hora y en todas partes. Una especie de omnipresente Zelig al centro o en los bordes de la foto. Primero como mascarón de proa impuesto por Warhol a The Velvet Underground. Entonces y desde entonces --sobreimprimir su voz melancólica de Chelsea Girl a la tristeza adoptada de Gwyneth Paltrow en The Royal Tenembaums de Wes Anderson-- incontables hombres se enamoraron de su rostro y treparon hasta las alturas de esos pómulos (Nico era muy alta) para arrojarse desde allí.

El genial pero despechado y mal tipo Lou Reed  apuntó que "Lo suyo fue representar un papel asignado. Fue entretenido cuando estuvo allí y fue entretenido cuando dejó de estar". John Cale, más sensible, afirmó que "De algún modo, todos le fallamos". "Estuvo un rato", la despachó Maureen Tucker. Sterling Morrison fue más críptico: "Hubo un tiempo en el que tuvimos una estatua en la banda". Nico, por su parte, siempre recordó con cariño a The Velvet Underground: "Fueron un muy buen grupo más allá de que no supiesen pronunciar bien las palabras femme y fatale".

CUATRO Así, Nico como artista meta-groupie original que precede a todos pero sigue a solas. Y que, en su (in)madurez, no tuvo el sentido para las relaciones públicas y la astucia para los seis grados de separación de los que supieron hacer gala y con los que ganar más productiva mística las tanto más calculadoras y mejores administradoras de su talento Marianne Faithfull y Patti Smith.

Así que la opción escogida por Nico fue la de maldita pero distinguida y auteur complicada de los herméticos pero plenos The Marble Index y Desertshore y The End... (trabajos que la discográfica promocionaba con un "¿Para qué suicidarte cuando puedes comprarte este disco?") y dedicarse a sabotear su belleza porque se negaba a ser querida sólo por eso. Pronto, la gótica nocturna cruza de Greta Garbo con Miss Havisham presentando su material materia como un centrifugado de E. A. Poe, Brecht & Weill y Dark Shadows. Ahí --seguida por su biógrafa--, la mujer vestida de negro, sorda de un oído, envuelta en capas de pesado terciopelo y calzando botas de siete mil leguas con un harmonium al hombro y ofreciendo lo suyo por monedas y dosis y botellas en escenariosde trasnoche y aguantando con estoicismo escupidas punk. Ahí, la autoinvitada destroyer a casa de amigos de amigos sin fecha de salida y a la que había que acabar fumigando como si se tratase de la más regia de las Reinas Termitas. Ahí la sacerdotiza y víctima adicta tanto a dealers como ajunkies. Ahí, la genia savant que dominaba siete idiomas y era capaz de resolver los complejos crucigramas de The New York Times en tiempo record. Ahí, la hipnotizadora sónica con canciones/plegarias a un diabólico dios que no escuchaba sus ruegos pero acaso sí celebraba su entrega de víctima sacrificial.

Las más de cien entrevistas a los sospechosos de costumbre en las quinientas páginas de su biografía buscan iluminar las sombras de una persona/personaje como arquetipo/paradigma de modelo de vencedora vencida a la vez que figura original e imprevisible en sus movimientos y movidas.

El final de la vida y obra de Nico tiene algo de tristemente gracioso: después de tantos años de sótanos y nocturnidades, la ironía de Nico muriendo, casi pastoral, en la retro-hippie-fashion-disco-euro trashIbiza: de día y en bicicleta. Golpe de calor o estalactita de ictus o corazón roto del todo, no queda claro, no se sabe, no importa. "La mató el sol", diagnosticó Ari, su hijo con Delon quien, con los años, se convirtió en cómplice de jeringas y último hombre en su vida.

Antes, lunar y lunática, Nico fue espejo de todos, como una femme fatale, rumbo a todas las fiestas del mañana para acabar volviendosola a casa y caminando la resaca de una mañana de domingo. Ese momento ideal para reconsiderar la paradoja de una mujer que primero hizo época y después se lanzó, desorbitada, fuera de todo tiempo y espacio. Y entonces, triunfal en su derrota, cantar aquello de "Por favor no me enfrentes a mis fracasos / No los he olvidado" aunque sospechándose inolvidable después de todo y de todos y, singular y angulosa, resistiéndose con uñas y dientes y la más profunda de las gargantas a la vulgar tentación de ser considerada apenas como un gracioso lugar común de la desgracia.

Una vez, en una entrevista que leyó Rodríguez, Nico (el desorden de su nombre puede reordenarse como Icon) se explicó mejor que nadie: "No tengo tiempo para ser un cliché".

 

¡WHOOOAAA!