Los incomparables relatos y novelas de Philip Dick nos describían sociedades cada vez más desiguales y con mayor control social de las corporaciones estatales y privadas. Un universo social plagado de maquinarias y tarjetas magnéticas para abrir y cerrar puertas, siempre y cuando se hubieran abonado los tributos o tarifas. Recordamos el libro Ubik, en el que uno de los personajes queda encerrado en su hogar por no estar al día con el fisco. Lo rescata un amigo con su plástico habilitado por el poder recaudador. A su vez, en la misma novela, se narra la visita de un hombre a una agencia de hibernación a dialogar con su esposa en estado de semi vida. Las alucinaciones literarias de P. Dick parecen en el presente crónicas de lo que vivenciamos cotidianamente. Sociedades en la que crece la masa de personas excluidas socialmente y la violencia institucional e interpersonal. La codicia y acumulación. Los privilegios de quienes detentan el poder y la difícil supervivencia del resto. El creciente armamentismo. Las acechanzas del cambio climático producido por la lógica capitalista predadora de la vida. Ayer parecían ficciones, hoy son realidades no virtuales.

Carlos A. Solero

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