Se agrandó Chacarita. Javier Milei mudó su búnker al Luna Park y armó un despliegue con estética de recital, en el que, a diferencia de lo que ocurrió en las PASO, ahora deja entrar a sus seguidores, además de la militancia más cercana. 

Si en septiembre La Libertad Avanza armó un comando en un modesto hotel de Once, y los grupitos que llegaron a alentarlo quedaron cantando en la vereda, detrás de los vallados, ahora la puesta los incluye y los vuelve escena. Hay música de rock al palo, una pantalla gigantísima todo a lo largo del escenario, jóvenes como público excluyente, gorro, bandera y vincha. Y entre los presentes el deseo de que, así como se agranda la locación, la fuerza local supere también aquel 13,64 % de los votos que sorprendió a propios y ajenos en septiembre. 

En la puerta del Luna Park las banderas amarillas con la cobra se venden a 500 pesos; las gigantes, a 1000. También hay cuadernos, llaveros, souvenirs varios, remeras de diseños alusivos varios, también a 1000 pesos. 

Los vendedores son varios pero el fabricante parece el mismo. El buen resultado logrado por la fuerza dio libertad a un cuentapropismo que en septiembre no había germinado aún. 

Imagen: Sandra Cartasso.

Al ritmo

Sobre las 8 hace su ingreso al estadio lo que parece ser la novedad de la escena, desde los actos de cierre en las plazas (que también buscaron emular estética de rock). Copa los lugares más cercanos al escenario, estratégicamente visible para fondo de las fotos, una nutrida batucada al ritmo de percusión y vientos.

La marcha retumba flameando decenas de uniformes banderas amarillas y argentinas.
Sincroniza con la música del estadio, mientras avanzan en la pantalla los rostros de los candidatos.

Todavía no apareció ninguno de ellos en escena, nadie habla de números, proyecciones ni de bocas de urna, pero el show hace rato que empezó.

Vino la Barbie humana

Lo que no cambió desde el búnker de las PASO es la circulación de una galería de personajes que suman a la estética bizarra que también rodea al candidato.
Una de ellos es Marcela Iglesias, la "Barbie humana" (versión argenta, porque también hay una rusa), que cuenta a Página/12 que vino "especialmente desde Los Angeles para este evento". 

Su amigo Luis Padrón es "parte del equipo de marketing de Javier" (fue quien acompañó al candidato como su maquillador personal en el debate de TN, ya que el liberal no aceptó el maquillaje del canal porque declaró ser alérgico). 

Padrón se hizo conocido por gastar más de 85 mil dólares en 32 cirujías para parecerse a un elfo. Ella, en cambio, asegura que es capaz de emular a la muñeca en carne y hueso sin haberse tocado jamás el rostro. Su marido sí se sometió a operaciones y botox, para ser igual a Ken.

Iglesias dice que vino porque quiere "que la Argentina arranque". Y que confía en "no salir otra vez decepcionada".