La muerte de Fernando "Pino" Solanas, producida el 6 de noviembre de 2020 como consecuencia del Coronavirus, fue, como con todas las personas que aman la vida, injusta. Y con Pino fue doblemente injusta porque si había algo que caracterizaba al director de La hora de los hornos eran su asombrosa vitalidad y su contagioso entusiasmo, aun cuando ya había pasado la barrera de los 80 años. Ante cada entrevista con Pino, el periodista sabía que había otras tres o cuatro personas en diferentes mesas del bar elegido para la nota, con las cuales tenía reuniones. Porque Pino era sinónimo de "proyectos". Y de talento, sin duda. Por eso, si bien su fallecimiento dejó un vacío enorme en el cine argentino, también dejó un legado ejemplar. Y no sorprende que Pino haya dejado una película terminada, porque su vida era un acto constante de crear y realizar. El film se llama Tres en la deriva del acto creativo y no sólo fue elegido como la película de apertura del 36º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, que comenzó ayer jueves por la noche. A partir de este sábado, se proyectará en el Centro Cultural Kirchner junto a una serie de charlas y actividades culturales que se han programado en su homenaje y desde el 9 de diciembre se verá en salas de todo el país. 

El film nació de un encuentro de tres viejos amigos que son referentes de la cultura latinoamericana: el pintor Luis Felipe “Yuyo” Noé, el recordado psiquiatra, psicoanalista, dramaturgo, director y actor Eduardo “Tato” Pavlovsky y Fernando “Pino” Solanas. A ellos se sumaron sus hijos cineastas –Gaspar Noé y Juan Solanas–, que por pedido de Pino, filmaron sin suponer que del rodaje iba a nacer un film sobre el proceso creativo. La charla comienza tomando un vino y entre bromas, anécdotas e historias de vida, descubren la “cocina” de sus obras y su forma de trabajar. La deriva creativa de los tres se parece: conciben la obra abierta e inacabada. Tato dice eso: “Una obra nunca está terminada”, mientras Pino plantea: “Voy ordenando, pero con la conciencia de que se trata de un caos”. La película recupera obras de los tres.

Palabras de Pino

Solanas concluyó su película y dejó escrito algo al respecto. "Muchas reflexiones se han escrito sobre el ‘misterio creativo’ y se ha hecho un mito sobre el acto de crear, de componer y realizar una obra, sean artistas plásticos, músicos, poetas, dramaturgos o cineastas. La creencia generalizada es que la creación es un acto único, perfecto y acabado, cuya materialización consiste en ejecutar al detalle lo que ha sido previamente concebido".

La investigación que realizó con artistas de distinto género, le confirmó a Pino que la creación es siempre fruto de un largo proceso, un ida y vuelta dialéctico que modifica y profundiza la obra. "Salvo raras excepciones, casi siempre está inacabada. Lo que no se ve en el momento, se descubre con el tiempo y la distancia. Lejos de ser un trabajo claro y previsible, el proceso creativo es un viaje confuso y caótico en permanente crisis: un tránsito imperfecto entre el temor al error, las dudas y el estímulo de los hallazgos".

Pino también contó que para realizar esta película, partió de su propia experiencia y la de dos grandes artistas argentinos de su generación: "Yuyo "Noé y "Tato" Pavlovsky. "Los tres nos expresamos con diferentes lenguajes estéticos –cine, pintura, teatro, ensayo literario– y venimos buscando nuestra propia identidad expresiva. Los tres nos expresamos mezclando distintos niveles expresivos y mezclamos el humor y el sarcasmo con el drama y el llanto. Los tres obtuvimos reconocimientos nacionales e internacionales y hemos vivido años de exilio por la persecución de la dictadura. También los tres tenemos hijos artistas: Gaspar Noé y Juan Solanas –realizadores de cine- y Martin Pavlovsky, actor, pianista y compositor. Ellos aportan al film anécdotas sobre el proceso creativo de sus padres", relató Pino al momento de concluir su película.

Los homenajes

Luis Felipe Noé

A un año de la partida de Fernando “Pino” Solanas, el Centro Cultural Kirchner, Cinesur y la Fundación Luis Felipe Noé, presentan el ciclo Tres en la deriva del acto creativo, homenaje a Pino Solanas-Tato Pavlovsky-Luis Felipe Noé. El ciclo presentará una serie de actividades en torno a la película póstuma de Pino. A los tres los une el compromiso político, el exilio y el acto creativo que en los tres se parece: conciben la obra abierta e inacabada fusionando géneros y estilos.

Este sábado a las 16 se exhibirá la última película de Solanas y a las 18 se llevará a cabo el conversatorio "Detrás de cámara-delante de cámara: Cómo se realizó Tres en la deriva del acto creativo". Participarán la actriz y productora Angela Correa, la psicodramaturga y actriz Susy Evans, el director y guionista de cine Gaspar Noé, el artista Luis Felipe Noé, el actor, músico y compositor Martín Pavlovsky, el director de cine Juan Diego Solanas y la productora audiovisual Victoria Solanas. La charla será moderada por Cecilia Ivanchevich, gestora cultural, Fundación Luis Felipe Noé.

El ciclo continuará el sábado 27 de noviembre nuevamente con la proyección de Tres en la deriva del acto creativo, a la que se sumará la exhibición del cortometraje Reflexión ciudadana (1963), de Pino Solanas. A las 18 se ha previsto la actividad "Liberarse - Apuntes sobre el proceso creativo de Fernando 'Pino' Solanas", que consistirá en una disertación a cargo del historiador e investigador de cine Fernando Martin Peña.

El ciclo concluirá el sábado 4 de diciembre a las 16 con la proyección de Tres en la deriva del acto creativo. Y una performance-homenaje de Martín Pavlovsky a Tato Pavlovsky. A las 18 será el turno de "Derivaciones entre arte y política", donde el crítico de arte y editor literario Fabián Lebenglik entrevistará Luis Felipe Noé. En el marco del ciclo homenaje se exhibirá la obra “Coherente oxímoron”, de Luis Felipe Noé en el segundo subsuelo del centro cultural.

Victoria Solanas, productora de los últimos films de su padre, recalca que la idea del homenaje surgió cuando estaban pensando en el estreno con Pino. Era marzo de 2020 y había empezado la pandemia. La película ya estaba terminada. "Como es una película que convoca a estos tres referentes y que habla del arte, pensamos que sería lindo hacer un estreno en algún centro cultural (aspirábamos a hacerlo en el CCK), donde hubiera cosas de los tres, como si fuera un pequeño homenaje, que de la película se desprendiera una obra de Yuyo, una obra de teatro de Tato y alguna película". Esa era una idea inicial. 

Tato Pavlovsky

Pino padre

En relación al estreno y el ciclo, los hijos de Pino exponen su posición. Juan Solanas señala: "Para nosotros es muy especial. En todo caso, en lo que me concierna, me resulta triste porque es la película de un director, que la terminó y no pudo vivir el estreno. Eso es lo que me produce concretamente. Me encanta la película pero debo decir que no me da mucha alegría", sostiene el también cineasta. Victoria Solanas, en cambio, reconoce que sí le produce alegría. "Nuestro viejo deja este legado, que es un legado en muchos sentidos, pero el primer legado es el de vida: cumpliéndose un año de su muerte, estamos acá estrenando una película de él. En definitiva, la manera de recordarlo es estrenando una película. Es algo muy vital y es un regalo de la vida. Entonces, ese es el primer legado que deja mi viejo con esta película y es como quería ser recordado. Está siendo mencionado en un estreno de su película. Para mí, como hija, es un legado de vida, de vitalidad, y me da alegría. Me puedo acordar de mi papá diciendo: 'La verdad es que viví bien hasta último momento'. Pienso en él y pienso en algo de vitalidad", comenta Victoria.

La hija de Solanas también señala que Pino deja una película donde se ve la cocina de su proceso creativo. "Es esa generosidad de dejar este regalo de contar su proceso creativo y haber hecho esta película para autocelebrarse y para celebrarse con sus amigos", afirma Victoria. "Es una película que hace un recorrido sobre su obra, que muestra a tres referentes que reivindican a toda una generación, que visibilizan a una generación porque, a veces, las cosas se quedan más invisibilizadas. Entonces, me parece que es un gran regalo esta película", afirma Victoria, mientras dice que tiene algo de "acto de justicia": "Mi viejo algo que me gustaba, que era esto de 'Si no me hacen un homenaje me lo hago yo'. Esta cosa de propiciar. Todo eso me parece muy positivo y muy lindo", expresa.

El origen del film 

"Para empezar, Pino, Yuyo y Tato fueron tres amigos de muchas décadas, de pre-exilio", cuenta Juan Solanas. "Y Pino era alguien que tenía diez mil millones de proyectos en paralelo. Uno de los tantos era hacer una película sobre el proceso creativo, sobre la creación. Y naturalmente con estos otros dos referentes, cada uno en su ámbito, pero además, como decía Victoria, muy amigos, algo muy vital. Pino era bastante caótico en lo que hacía y, como dije, tenía mil cosas en paralelo. La película arrancó en 2011", relata Juan Solanas.

El hijo de Pino comenta que fue una absoluta casualidad que Gaspar Noé -el hijo de Yuyo-, y él, que vivían en París, estaban ahí. "Pero no era que nos quería incluir a nosotros. Yo me acuerdo que Pino nos dijo: 'Che, vengan a tomar algo'. Resultó que nos enchufó la cámara a cada uno y nos pidió que filmemos. Fue una emboscada, fue a lo Pino", recuerda Juan, entre risas. "Pino sabía perfectamente que ese día iba a empezar la película y tenía dos 'cameramen' a disposición (risas). Es caos y no es caos porque, en realidad, él la tenía toda calculada", reconoce Juan.

Juan también recuerda que Tato Pavlovsky "ya estaba muy mal salud y había salido de una operación muy jodida que no se sabía qué iba a pasar". Y a Pino "le cayó la ficha que entre los tantos proyectos en puerta, si a ese no lo apuraba, de repente no iba a poder ser. Todo eso hizo que en diciembre de 2011 arrancara la cosa concretamente", explica Juan.

Tres amigos

Victoria y Juan se refieren a los puntos de conexión entre estos tres amigos. "Encuentro un montón. Incluso, la película los va desglosando. Son referentes de una generación que hizo una gran ruptura. Y a esa ruptura la plantean a nivel formal y estilístico en su propia manera de crear. Era un modo de crear sin método. Y el compromiso con el país, el exilio", cuenta Victoria. "Tienen algo: los tres respiran arte, como es respirar simplemente", agrega Juan. "La vida, la creación y todo eso es lo mismo. Los tres son así: vida, arte, todo es una misma cosa, muy vital de hecho", recalca Juan. "Y también esa cosa que, por ahí, es muy de esa generación (y después no sé si tanto): esa dupla artista-intelectual porque los tres fueron y son intelectuales: una cosa de su oficio y de creatividad pero también una impronta muy fuerte de pensamiento intelectual. En eso también son parecidos. Y también el testimonio de haber tenido un compromiso con el país que casi les cuesta la vida. De hecho, los tres tuvieron que exiliarse”, sostiene Victoria.

Juan dice que es también una película sobre la amistad. Y Victoria agrega que "lo lindo que es que los tres querían hacer este proyecto. Entonces, que realmente se haya podido plasmar, que nuestro viejo haya llegado a hacerlo fue muy importante. Lo dice Tato en la película. Y también para Yuyo", agrega Victoria.

El exilio

Pino se refiere en distintos pasajes de la película al tema del exilio. Señala en un momento: “Sur y El exilio de Gardel dialogan: una es el exilio afuera y la otra es el exilio adentro”. Pero, ¿qué imagen del exilio elegirían sus hijos? "Yo tengo una que me encanta de Pino, que le ponía humor a todo. Siempre había cenas en casa, en París, especialmente al comienzo, que era todo tan duro, tan horrible. Y Pino siempre metía una frase. En un momento, medio entonados por un par de vasos de vino, Pino decía 'Y bueno, acá estamos degustando el duro caviar del exilio’. Y la verdad es que estaban comiendo un paté (risas). Era un paté francés. Y en un momento, alguien probó algo, dijo '¡Qué rico paté!'. Y era la comida del gato (risas). Y la verdad es que estaba bueno eso porque todo era muy duro y tirar eso del caviar era siempre divertido. Había una mezcla de alegría y dureza, pero respondiendo siempre con ironía y chiste. Me encanta a mí eso", recuerda Juan.

 

Victoria agrega que se criaron en el exilio porque "cuando nos fuimos a Europa teníamos 7 y 10 años. Yo me volví a la Argentina a los 17", explica. "Con respecto a nuestro viejo, rescato siempre esta cosa vital de intentar sacar las cosas buenas, estimularnos, aprovechar donde estábamos, que había una cosa muy cultural. Todo eso siempre lo rescato. Para mí el exilio son separaciones. La marca más fuerte del exilio fue la de tener las familias separadas. Nuestra madre vive en Italia, tenemos hermanos de parte de nuestra madre que viven en Europa. Hay una marca que es la del exilio. Después, uno agradece que nuestra historia no fue trágica, como sí fue la de otros, con padres desaparecidos. Pero hubiera podido ser trágica. Entonces, uno agradece eso y también todo lo que a uno le ha dado vivir en otro país, pero obviamente hay un desgarramiento emocional que es una marca que está", concluye Victoria.