Herida                6 puntos

Bruised; Estados Unidos/Reino Unido, 2020

Dirección: Halle Berry.

Guion: Michelle Rosenfarb.

Duración: 129 minutos.

Intérpretes: Halle Berry, Adan Canto, Sheila Atim, Adriane Lenox, Valentina Shevchenko.

Estreno en Netflix.

Todos los tópicos y varios lugares comunes de las películas deportivas están presentes ya en los primeros quince minutos de Herida, debut de Halle Berry como realizadora y nuevo vehículo para sus indiscutibles dotes como actriz. Ex luchadora de artes marciales mixtas, eufemismo para un casi vale todo sobre el ring, Jackie Justice (Berry, desde luego) limpia casas y vive a los tropezones emocionales con su ex mánager y actual pareja. Un fugaz flashback explica las razones de la vida presente: cinco años atrás, la pelea que podría haberle dado el ansiado cinturón de oro derivó en un desesperado intento por escapar de la “jaula” ante la superioridad de su oponente, abrupto fin de una carrera en la liga profesional conocida como MMA. A esa altura, el espectador puede imaginar que lo que sigue tendrá el aroma de la tríada caída-esforzado regreso-redención. Y así será, aunque el guion incorpora una subtrama de relevancia: la aparición de un hijo, el pequeño Manny, a quien la protagonista dejó al cuidado del padre poco después de nacer.

¿Será entonces Herida la historia de una mujer que, en su vuelta al mundo de las piñas, las patadas y las llaves, aprenderá también a ser madre? La vida de Jackie es lo más parecido a un desastre cotidiano, y para reforzar la idea ahí está esa escena en la cual escabulle whisky en un pulverizador de productos de limpieza, ingeniosa manera de esconder su alcoholismo. Berry sigue al personaje ejecutando los lineamientos del registro “realista” al uso, más Rocky Balboa (2006) que Rocky (1976), tanto en términos formales como de desarrollo de arco dramático. Irónicamente para una mujer acostumbrada a recibir trompadas, será un golpe doméstico el que la pondrá en la senda de la recuperación profesional y personal, apoyada por un nuevo mentor y una entrenadora llamada Buddhakan (Sheila Atim, la Mabel de The Underground Railroad) que alterna trotes y sentadillas con introspecciones zen. Con 55 años de vida y treinta de carrera, Halle Berry –que debe haber atravesado una dura preparación física para el papel– entrega una de esas performances ideales para la temporada de premios, principal mérito de una película demasiado encerrada en su propia fórmula dramática.

Y que además tilda ítems de varias agendas contemporáneas sin pedir permiso: la historia revela eventualmente abusos sexuales y traumas del pasado y se permite coquetear con el romance queer. Previsiblemente, también incluye una clásica secuencia de entrenamiento, con música a tono y cortes rítmicos ad hoc. Preparativos para la vuelta al ruedo y el enfrentamiento final con su eterna adversaria, una peleadora de origen argentino llamada Lucía Chávez que parece tenérsela jurada. ¿O tal vez la sororidad reina por sobre las reglas de un deporte tan individual como sanguinario? Herida es la enésima reversión de un relato muy caro al cine de Hollywood, poco original pero relativamente eficaz, sostenido sobre la fuerte presencia de la actriz y ahora realizadora que, huelga decir, sin duda se cargó el proyecto sobre los hombros como algo personal.