El programa sobre la restauración del interior de la catedral de Notre Dame de París, que quedó parcialmente destruida en el incendio de abril de 2019, se presentó este jueves ante la Comisión Nacional de Patrimonio y de Arquitectura. Fue objeto de numerosas críticas desde entonces. 

Más de un centenar de personalidades, entre ellas Stéphane Bern, Alain Finkielkraut, Pierre Nora y Pierre Manent, expresaron su profunda preocupación por el proyecto del arzobispo. Argumentan que se está traicionando la intención del arquitecto Eugène Viollet-le-Duc en la restauración que llevó a cabo hace más de 150 años.

El programa de restauración

Como cesionaria de la catedral, la diócesis de París realizó un estudio sobre la reposición del mobiliario litúrgico, en el que se tuvo en cuenta las necesidades de culto, así como de la gestión de los flujos de fieles y visitantes.

El análisis del dossier este jueves permitirá fijar las grandes líneas sobre el acondicionamiento del interior de la catedral, cuando ya se estableció que, en el exterior, la aguja y la cubierta de Notre Dame se reconstruirán de manera idéntica al estado anterior al fuego.

Según adelantos sobre el programa, habrá obras de arte contemporáneas, frases bíblicas en los muros proyectadas en varios idiomas y otras experimentaciones contra las que se pronunciaron historiadores de arte y especialistas.

Uno de los elementos de la polémica por el nuevo proyecto es el eventual cambio de sillas por bancos con ruedas, la ampliación de la iluminación y proyecciones de video en las paredes.

Según Le Monde, el Ministerio de Cultura no se opuso a que se agregasen obras de artistas urbanos como Ernest Pignon-Ernest y otros contemporáneos como Anselm Kiefer o Louise Bourgeois.

"El clero tiene derecho a decidir ciertas cosas pero hay una cuestión que se impone: la historia, el monumento", subrayó en la emisora France Info el fundador de la revista La Tribune de l'Art, Didier Rykner.

Para Rykner, el proyecto supone una "ruptura de la unidad" del monumento. Para la diócesis, en cambio, los cambios en el interior buscan mejorar la experiencia del público.

El interior del templo, en el que se celebraban unas 2.400 misas y aproximadamente 150 conciertos al año, debería reabrirse en 2024, cinco años después del incendio.

No obstante, la restauración total del edificio podría llevar más tiempo, teniendo en cuenta el retraso acumulado por la pandemia y por la contaminación con plomo del edificio.