El exjefe de Inteligencia del Regimiento de Infantería de Monte Nº 29 de Formosa durante los primeros años de la última dictadura cívico militar, Ángel Ervino Spada, habría fallecido hace poco más de diez días en un sanatorio privado de Resistencia, Chaco. Estaba prófugo desde 2013, cuando se escapó días antes de comenzar a ser juzgado por su responsabilidad en el secuestro de más de setenta personas, en la aplicación de tortura a más de cuarenta y en la desaparición de otras cuatro. Desde entonces, integró la lista de represores buscados por la Justicia. Su fallecimiento fue denunciado por autoridades de la clínica en la que se presentó con una identidad falsa. Los restos fueron cremados antes de que se pudiera chequear la identidad. La Fiscalía de Resistencia solicitó medidas de prueba para confirmar el hecho.

El 8 de diciembre, un hombre de 73 años llegó acompañado de otro más joven al Sanatorio Güemes, en Resistencia. Dio un nombre, un apellido, un número de documento y un domicilio: Roberto Hugo Morganti, DNI 5082234, Ramón Vázquez 135, Resistencia.

Estaba mal de salud. Fue internado en terapia intensiva y murió a las horas. Declararon su muerte a las 21.30 de aquel día y llamaron al joven acompañante al teléfono que había dejado registrado para dar la noticia. “Supuestamente, el hijo”, declaró el jefe de Terapia Intensiva del Sanatorio Pedro Raúl Majda, ante la Unidad Fiscal de Derechos Humanos de Resistencia, varios días después del hecho. Aquel joven se identificó como Hernán Spada.

Así resumió el médico ante el fiscal federal ad hoc Diego Vigay su conversación con Spada: “Ante la redacción del certificado de defunción el familiar refiere que va a traer la documentación verdadera –del paciente fallecido–, trayendo una documentación con nombre de Spada Ángel Ervino. Se baja el cuerpo a la morgue y fue retirado por la empresa Fénix. Advirtiendo el cambio de identidad me presento en la fiscalía el viernes 10 a las 14 hs”.

Finalmente, la declaración de Majda ante la Fiscalía se concretó el martes siguiente, 14 de diciembre, seis días después del fallecimiento, cinco después de la cremación del cuerpo. Tras declarar, reconoció fotográficamente a Spada luego de que la Fiscalía le mostrara fotos del prófugo: “Creo que es él por las facciones de los ojos y la nariz”, figura en su testimonio. El médico no dio aviso a la Policía ni a la Justicia en el momento que supo que un paciente asistido en el Sanatorio Güemes y fallecido allí mismo había dado una identidad falsa. Y con su firma habilitó el retiro de los restos de ese paciente. 

Confirmar la muerte 

Desde la Unidad Fiscal de Derechos Humanos de Resistencia tomaron su declaración y recibieron la documentación que Majda acercó: historia clínica, órdenes para estudios, análisis.

Si bien Spada no es en este momento investigado en Resistencia por crímenes de lesa humanidad, alguna vez lo fue: esa Fiscalía solicitó que sea procesado por asociación ilícita por casos de personas secuestradas en Resistencia que habían permanecido detenidas clandestinamente en el formoseño Regimiento de Infantería 29, donde Spada era amo y señor. Pero, además, el relato que ofreció el intensivista ameritó poner en marcha medidas de prueba.

Por lo pronto, la unidad integrada por Carlos Amad, Patricio Sabadini y Diego Vigay apuntó a determinar si aún existía cuerpo. Pero había sido ya cremado. Entonces, solicitó al Juzgado Federal 1 de Resistencia que se secuestre toda la documentación existente en la empresa Fénix Crematorio Privado. Lamentablemente, no había huellas dactilares. Avanzarán en estos días con más medidas con el objetivo de confirmar la identidad y determinar responsabilidades en el presunto hecho de falsificación de identidad.

Amo y señor de la tortura

“Tenía el dominio total del Regimiento, era un carnicero”, lo describió Williams Dardo Caraballo, abogado querellante en causas de lesa humanidad de Formosa. Spada fue jefe de Inteligencia del Regimiento de Infantería de Monte Nº29 de Formosa durante 1976 y 1977, aunque se estableció en Resistencia, Chaco, desde que se casó.

Fue investigado, imputado y procesado por los crímenes de lesa humanidad que tuvieron lugar en el centro clandestino que funcionó en ese regimiento y en la Escuelita San Antonio, en esa provincia. Fue sindicado como el responsable de las torturas que allí sufrieron quienes fueron detenidos clandestinamente en esos lugares durante los primeros años de la dictadura.

Se recicló en Resistencia, donde instaló una empresa de seguridad privada. En 2012 fue detenido en esa ciudad por orden del juez federal Rodolfo Canicoba Corral, en respuesta a un pedido que había hecho la Justicia italiana de su captura. Querían extraditarlo. Pero Spada estaba a punto de ser juzgado en Formosa.

Era, de hecho, el principal acusado del segundo juicio por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura que se desarrollaba en el territorio de esa provincia. Fiscalía y querellas habían insistido para que fuera detenido –él y el resto de los diez acusados–, pero no tuvieron suerte. El debate oral y público comenzó el 31 de julio de 2013. Cuando fueron a buscarlo para que se presentara, no lo encontraron. Días después fue declarado prófugo.