Bonus Family (Netflix) cuenta la historia de Lisa (Vera Vitali) y Patrick (Erik Johansson), cuyo vínculo viene con el añadido de sus divorcios. O de Martin (Fredrik Hallgren) y Katja (Petra Mede/ Emma Peters), si se quiere, y de sus parejas actuales con Sima (Nour El-Refai) y Henrik (Niklas Engdahl), respectivamente. También es la de prole adolescente repartida en varios hogares. De los dos hijos que tuvieron juntos, uno de ellos con síndrome de down. De una abuela, Bigge (Marianne Mörck) que decide salir del closet con más de 70 años. De sus compañeros de trabajo en el siempre seductor e idílico Estado de Bienestar nórdico. Y de una dupla de terapeutas asombrados por la obstinación de los dos primeros por apostar al matrimonio. Definitivamente entre los mayores aciertos de la ficción está el de no haberla titulado con el apellido del clan protagónico (más que un árbol genealógico hay todo un bosque nórdico por recorrer). “Después de cuatro temporadas ya conocemos bastante bien a esta familia. Es como si fueran nuestros amigos o parte de los nuestros. Así que se siente natural saber lo que viene después”, le asegura Moa Herngren, su creadora y productora, entrevistada en exclusiva por Página/12.

Desde su aparición por la plataforma de streaming en 2018, la producción se convirtió en un fenómeno de culto global. Una de las respuestas al suceso se debe a la cercanía de los tópicos y la manera en que se los trabaja, más allá de los kilómetros de distancia y diferencias culturales. Episodio tras episodio se dirimen problemáticas como la crianza, el manejo del dinero, el estrés, el agotamiento de los vínculos con una notable simpleza. Un incendio hogareño y la renuncia al trabajo, por ejemplo, serán los trampolines de los conflictos de la última temporada. Bonus Family retoma el casi olvidado género de dramas domésticos sin acentuaciones redundantes. La máxima de “cuenta tu barrio” es otro de sus distintivos. De hecho, el origen del título deviene del concepto utilizado en Suecia para suplantar al de padrastro o madrastra por su connotación negativa. Esa clave, sin embargo, se aplica sobre una Estocolmo que rompe con el pintorequismo for export (nadie maneja un Volvo o escucha ABBA) pero los usos del lugar son notorios.

Otro tanto pasa por su tono que va del drama a una comedia entremezcladas. “Tiene 16 años. Estará con muerte cerebral por al menos una década”, se le escucha a Martín decir sobre su primogénito. Ese humor doloso es el que atraviesa toda la historia y distingue a este programa de un drama puro y sin salida. “Es fundamental que estos personajes se sientan como personas reales. Tratamos de que se mantenga fiel, a lo que creamos. Y a la vez contar una buena historia, un drama y que sea algo entretenido. Queremos que la audiencia piense y se siente reflejada con su propia vida. Eso fue un gran objetivo. Cómo repercute lo que ves con tu propia vida”, explica la autora.

Producida por FLX, casa matriz de otras entregas como Amor y Anarquía y El asesino improbable (también en la plataforma de streaming), Bonus Family fue profeta en su tierra. El éxito en Suecia y otras geografías obligaron a repensar lo de culminar la ficción tras tres temporadas. Un detalle: fue concebido por Herngren junto a su hermano y cuñada quienes, al igual que en la ficción, conforman una pareja ensamblada “Casi todos los que trabajamos en la serie vivimos en una familia bonus. No es que tratamos de mitigar lo que pasa en nuestro día a día pero todos los involucrados estamos en esta sintonía”, detalla su guionista.

-¿Creés que el feedback entre la vida real y lo ficcionalizado es lo que vuelve tan especial al programa?

-Con mi cuñada hablábamos todo el tiempo de nuestros problemas como parte de una familia bonus. ¿Por qué no hacemos un programa de esta experiencia? Hay un drama de base añadido en esta clase de conformaciones ideal para una ficción. La primera temporada está basada directamente en la vida de mi hermano con ella, mis historias y de otros dos guionistas. Todos nos metimos de lleno con esta idea y el resultado fue una mezcla de lo que es este estilo de vida. Cuando diseñamos una nueva temporada es casi como ir a terapia. ¿Cómo te fue en las vacaciones? ¿Qué tal las navidades? Y siempre pasa algo inédito o muy loco que podemos incluir. Más allá de lo personal, lo interesante es que quienes viven en familias nucleares también se sienten interpelados por lo que pasa en el programa. Puede que todo esté un poco más resaltado en Bonus Family pero todos compartimos los problemas.

-La cuarta temporada fue bastante sorpresiva para la audiencia en el sentido que la anterior daba la sensación de un cierre. ¿Cómo y por qué la vuelta a esta familia?

-Siempre creímos que la tercera temporada sería la última. Realmente no estábamos esperando hacer una temporada nueva. Pero la tercera temporada funcionó muy bien por lo que la emisora nos preguntó si teníamos nuevas ideas y nosotros sentíamos que teníamos más por explorar, aunque estuviésemos contentos con ese cierre. Lo que nos pareció más interesante era ahondar la situación de Lisa y Patrick a partir de la crianza de un bebé con síndrome de Down. Habían tenido muchísimos desafíos en el pasado y este era uno inesperado, por fuera de cualquier marco, uno de esos que no se resuelve simplemente con amor. Eso fue atractivo y no demasiado visto en la tevé. Por otro lado, Patrick siempre había sido “el buen tipo”, “la policía moral”, mientras que Lisa era “la que cometía errores”; como en la vida, nada es blanco y negro, y los pusimos en nuevos casilleros.


-La serie trabaja múltiples temas por personaje, pero cada temporada planteó una como central. ¿Cómo hicieron para que cada tópico fluya con naturalidad entre la gran gama de conflictos?

-Intentamos que sea de una manera fluida. La primera temporada fue sobre lo que es una familia bonus y luego siguieron otros problemas y temas, hablamos por horas sobre estos personajes, los conocemos, así que imaginemos lo que les podría suceder. Es algo natural, tenemos el espejo de nuestra vida y de lo que hicieron ellos. Cuando tenés un hijo con una discapacidad o con síndrome Down es una enorme presión para cualquier familia. Era el paso siguiente a trabajar. Pero no fue que nos dijimos, “hablemos de este tópico relevante para la sociedad”. Era lo que nos parecía rico en material argumental y también plausible. ¿Dónde están ahora como personas y familia?

-El final de la tercera temporada trató el embarazo de Lisa y la posibilidad de aborto. De hecho, el personaje ya había abortado previamente. ¿Se preguntaron, en términos argumentales, que hubiera sucedido si Lisa habría interrumpido su embrazo sabiendo el síndrome de su futuro hijo?

-Absolutamente. Lo discutimos muchísimo. Y no fue una decisión fácil de tomar. Era crucial que el dilema estuviese presentado como tal, no como algo fácil de resolver: no es algo sereno para ella gestar a un bebé con síndrome de Down. Mucha gente en esa posición opta por un aborto. Así que esa opción argumental estaba porque hubiera sido realista. Sentimos que había que contarlo de manera sabia y era más interesante que llevaran adelante el embarazo. Pero si hubiera abortado tampoco habría evitado la crisis, no habría sido un final feliz. Lo emocional está muy presente y se retoma en esta temporada.

 

-En una entrevista dijo que se sintió sorprendida por el éxito internacional de la serie que se “siente muy sueca”. ¿A qué se refería?

 

-Estamos fascinados con el alcance internacional. Es increíble y halagador. Es cierto que las preocupaciones y situaciones existenciales que cubrimos son globales, aunque nunca creí que pudiera generar este nivel de identificación con nuestro país. Los suecos nos vemos como un país algo aburrido, un poco excéntricos a la vista de los demás, y en charlas que he tenido me suelen preguntar por cosas mínimas que tengo naturalizadas. Que Patrick se encargue de tareas domésticas o se ocupe de los hijos en casa, por ejemplo. Esa cuestión igualitaria en la vida doméstica acá es muy común. En Francia estaban sorprendidos con las escenas en que Lisa habla por teléfono mientras hace pis. A mí me pareció algo divertido (risas).

Martin y Katja.

-Ese foco sobre lo más cotidiano es muy singular. Son muchísimas las escenas en que los personajes trasladan objetos en la calle. Especialmente Martin, que parece estar en una permanente mudanza existencial, ¿no?

-El tren nunca frena para nadie. Martin es un personaje central y no es que queramos ponerlo siempre en situaciones complicadas. Pero así es la vida: pensás que encontrás al amor de tu vida y de repente todo se va al diablo. Y es lindo que se aprecie en esos detalles porque intentamos mantener el programa con los pies sobre la tierra. ¿Quién va a lavar los platos? Eso puede ser un problema. Obviamente, el adulterio dramáticamente es un tema. Pero los conflictos tienen que aparecer mezclados con los otros que pueden parecer de lo más idiotas. Los más dramáticos se mezclan con los más usuales.

-El cambio de actriz para el personaje de Katja en la última temporada generó revuelo. ¿A qué se debió?

-La explicación es muy simple. Petra Mede se contagió de Covid a días de empezar el rodaje. Por suerte luego mejoró, pero estuvo bastante enferma. Realmente no podíamos reescribir toda la temporada. Ya habíamos tenidos bastantes problemas con esta producción en términos de reescritura y realización. Primero porque Vera Vitali estuvo embarazada en la vida real y esta era la primera vez que no aparecía embarazada en la serie. Eso implicó hacer unos ajustes. Luego vino la pandemia, con lo cual tuvimos un parate largo. Cuando finalmente íbamos a retomar la filmación, Petra se enfermó. No podíamos simplemente borrarla, es un personaje muy relevante.

-No podían enviar a Henrik y Katja a un safari…

-Ojalá se me hubiera ocurrido (risas), pero no hubiera sido sensato. Así que optamos por Emma Peters, que es bastante parecida a Petra. Las dos son actrices y comediantes, tienen un aire, y por suerte tenía lugar en su agenda. Fue muy difícil para ella encajar y hacerse cargo del rol porque Katja tiene un gran peso en la historia. Petra lo fue moldeando y su personaje fue creciendo. Entiendo que para la audiencia haya sido un shock. Fue una bienvenida de las duras. Pero creo que Emma lo hizo de manera soberbia.

-La serie tiene espacio para otras parejas muy queribles, como la de la mamá de Martin y su inquilino o la de los terapeutas. Eso es paradigmático en el sentido ampliado de lo familiar que porpone la serie. Y además, ¿pensaron en un spin off para estos personajes?

-Absolutamente, podrían tener su programa. El punto es éste: armamos unas constelaciones familiares al detalle. Y cada vez queremos saber más de ellos, pero a veces no hay suficientemente espacio. Ilva y Jan, los terapeutas, ya ganaron su lugar, lo misma para Bigge y Danny. O lo que sucedió con el personaje de Gugge: la actriz murió al final de la primera temporada y decidimos que Bigge viva una segunda viudez. A veces es mejor que estos personajes tengan su picante y no salpimentarlo demasiado. Sería un plato muy fuerte.

-Hay dos características que incluye a todos los personajes: la estupidez constante y la adultez irresoluta. ¿Cómo trabajan esas particularidades sin caer en el trazo grueso?

-Nuestro objetivo es que los personajes sean creíbles. -Todos tenemos fallas. Yo me siento parecida a todos los personajes. Por momentos soy estúpida, puedo ser naive, o sabia, generosa o interesada. Cuando te sentís molesto con un personaje es porque te ves representado, eso de golpearte en la cabeza y decir "no puede estar haciendo esto…de nuevo". No queremos repetir los errores pero lo hacemos; no queremos ser aniñados pero lo somos. Son imperfectos porque son humanos. La gente hace cosas locas y me encanta ver esa representación de las personas en la ficción.

-Todos excepto Henrik, la pareja de Katja…

-Es la voz de la razón. De hecho, pensamos en maneras de hacerlo menos querible porque podría parecer flojito.

-El sitio web IMDB nunca miente. No hay información sobre una nueva temporada de la serie, pero usted aparece vinculada a un proyecto llamado Länge leve Bonusfamiljen. ¿Qué será eso?

-Significa “larga vida a la Familia Bonus” y es una expresión que usamos mucho en Suecia en ocasiones festivas. Es un largometraje que estamos rodando en este preciso momento. Félix, mi hermano, va a dirigirlo. No será una nueva temporada sino una película. Los que quieran saber que pasó tras el final de la cuarta temporada entonces tendrán que ir al cine. Creo que el cambio del formato fue algo muy inspirador. Un verdadero desafío. Los personajes están trabajados de una manera diferente. Si hacés un episodio podés ir hasta un cierto lugar, en un largometraje podés jugar un poco más con la trama. Estamos cavando más profundo en cada situación. Se van a ir de viaje juntos. Será la primera vez que todos vivan bajo un mismo techo. Será más explosivo.

Otras series

Lo primero son las familias

Con su tonada y especificidad nórdica, Bonus Family se suma al amplió arcón televisivo de los dramas domésticos. El otro gran espécimen actual de este tipo se llama This Is Us (cuya temporada final acaba de estrenar Star +). Aunque la narrativa y el tono del clan Pearson difieran del de los suecos que, según Herngren está más cerca de una película como Historia de Familia (Noah Baumbach; 2005), la serie In Treatment y la reciente The White Lotus. “Amé que sus personajes sean tan erráticos, patéticos y familiares, sentí que esas situaciones podían ser las mías. Me encanta cuando las series están un poquito infladas o meten el dedo en la llaga. Pueden ser extremos pero lo que sucede en la ficción también es parte de nuestra cotidianeidad”, asegura la entrevistada comparando la realización de Mike White con la suya. A Herngren, entonces, se le propuso un juego: imaginar qué personajes de Bonus Family podría ser parte de otras series de ficción con familias emblemáticas. Estas fueron sus respuestas.

Lazos familiares: “Martin. Es perfecto para cualquier sitcom. El sueco loco que pondría de pies a cabeza a cualquiera en cualquier situación”.

ALF: “Tal vez Bigge, la abuela. Creo que se llevaría bien con un alien”.

Escenas de la vida conyugal: “Definitivamente, Lisa y Patrick. Tienen tantos problemas por resolver. A los dos me los imagino discutiendo en la cama. Pero Lisa iría primero”.

Succession: “Interesante. Katja y el papá de Patrick podrían meterse ahí”.

 

This Is Us: “Debo googlearlo. Creo que no he visto ese programa. Lo siento”.