"Evaluar con el corazón. De los ríos de las teorías al mar de las prácticas", editada en 2019 por la editora rosarina Homo Sapiens, es el reciente libro del catedrático de la Universidad de Málaga Miguel Ángel Santos Guerra. Su investigación en torno al tema de la evaluación en educación se refleja en los más de 50 libros personales y en coautoría, así mismo ha dirigido y codirigido más de 25 tesis doctorales sobre el tema desde 1990 a la fecha. 

No es el único investigador sobre la evaluación en la escuela; la lista de especialistas españoles, franceses, anglosajones, latinoamericanos y argentinos que han desarrollado la problemática en los últimos treinta años es extensa. En 1997, el investigador mexicano Ángel Díaz Barriga, en su libro Currículum y evaluación escolar establece relaciones entre la crisis económica de esa década (deuda externa, "efecto tequila", creciente intromisión del FMI en las políticas económicas nacionales, etc. ) y la introducción de conceptos impropios para la enseñanza como "calidad de la educación", como un aspecto del temprano avance del neoliberalismo sobre los sistemas educativos de todos los países. 

En México, para achicar los gastos del Estado se proponían exámenes diseñados por especialistas que limitaran los ingresos de estudiantes a los niveles secundarios y universitarios. Con esto Díaz Barriga dejaba en evidencia que se intentaba ocultar bajo un manto de tecnicismo, a través de la cientificidad de las "evaluaciones objetivas" las verdaderas intenciones de las políticas educativas. No obstante, su objetivo era aún más amplio; la obsesión por la evaluación en la escuela: La pedagogía del examen, como él la denomina, es una estrechez conceptual de lo educativo; los problemas del aula y en concreto, los metodológicos no se resolverán a partir de hacer más riguroso el sistema de exámenes. Concebido así, el examen convierte lo enseñado en un decálogo que se deberá recitar, y la calificación sancionará si se respondió lo que el maestro esperaba como respuesta correcta. "Limitar la evaluación a las mediciones de los resultados es una simplificación abusiva, no tanto por la dificultad de esas comprobaciones sino por la ausencia de planteamientos más profundos" (pág. 32).

Dentro y fuera de la escuela, en los medios de comunicación, en las redes sociales circulan sólidas y sencillas explicaciones sobre los malos resultados en las evaluaciones; "no quieren estudiar", "no respetan a los profesores", "vienen mal preparados", "son problemáticos", "están en otra", "andan en malas compañías", "no están motivados". 

Santos Guerra plantea un camino para ir mas allá de la superficialidad. Plantear la problemática de la evaluación en la escuela implica involucrar la reflexión sobre la evaluación de manera tal que conduzca a la transformación de las prácticas de enseñanza, a su mejora. 

El modelo propuesto por Santos Guerra concibe al docente como "un profesional de la enseñanza capaz de diagnosticar la realidad, de comprender lo que sucede y de tomar decisiones eficaces y acordes con el conocimiento extraído del análisis" (pág. 38). La importancia pedagógica de la reflexión sobre las prácticas de la enseñanza en general y sobre la evaluación en particular para la mejora de los aprendizajes es un aspecto que muchos investigadores vienen señalando desde hace tiempo (Litwin, E. 1998 y 2008; Camillioni, A. 1998; Anijovich, R. 2017, 2019 y 2020, entre otros).

La pandemia de covid-19 impactó profundamente en toda la sociedad y por supuesto también en la educación y en las escuelas. El aislamiento obligatorio cambió radicalmente los supuestos sobre los que se basa la relación educativa; el contacto entre profesores y estudiantes en el contexto del aula y el soporte institucional de la escuela. Todos los estudios realizados hasta el momento sobre el impacto de la pandemia en las trayectorias educativas de las y los estudiantes dan cuenta de la profundización de las desigualdades preexistentes (el Ministerio de Educación de la Nación ha publicado varios informes al respecto). Si bien la Ley Nacional de Educación 26206 estableció en 2006 la obligatoriedad de la educación secundaria, sus objetivos aún distan de ser cumplidos. 

La educación secundaria argentina con una tradición de más de 200 años (en algunas provincias hay escuelas aún más antiguas) sigue teniendo rasgos elitistas, pensada solo para algunos, selectiva, enciclopedista y que aún genera situaciones de expulsión. Muchos investigadores afirman que la pandemia puso en evidencia algunas cuestiones estructurales de la escuela secundaria que vienen siendo problematizadas desde hace tiempo pero que las instituciones y sus actores se resisten a interpelar y siguen siendo considerados "naturales". Tres de ellos son fundamentales: los vínculos, el curriculum y la evaluación.

La dimensión vincular implica partir de la heterogeneidad de las aulas contemporáneas. Las clases y las formas de enseñanza yo no están destinadas a un alumno de imaginarios sociales pasados, promedio, inexistente. Las trayectorias ideales solo las recorren una parte de los estudiantes, la otra parte realiza trayectorias como sus condiciones simbólicas, económicas y afectivas se las habilitan. Solo la escuela como instancia institucional sostenida en lo común y en lo colectivo está en condiciones de vincular a los adolescentes con el conocimiento y la construcción de futuro a partir del testimonio de los adultos con lo que allí se encontrará. 

La autoridad que el docente construye en el aula a través del compromiso con el conocimiento (la erótica de la enseñanza) y el vinculo amoroso y asimétrico a la vez que sostiene con los estudiantes, es lo que se constituye como recuerdo y profundas marcas que dejan esos docentes con los que siempre sus estudiantes se sentirán en deuda, reservando para ellos sus más profundos respetos. (Greco, B. 2007; Recalcati, M. 2016).

El curriculum es la selección cultural que una sociedad considera relevante de transmitir a las nuevas generaciones, para la construcción de la autonomía, para la participación ciudadana activa de los mismos, para el desarrollo individual y colectivo. En el actual contexto de los colosales repositorios digitales de información, la escuela ha perdido la hegemonía sobre la enciclopedia de la humanidad. Los saberes significativos, a los que solo puede accederse a través del trabajo colectivo de los docentes en la escuela, consisten en la apropiación por parte de los estudiantes de las estructuras epistemológicas y metodológicas de las ciencias en el marco del proyecto humano de indagar, comprender y explicar (siempre provisionalmente) la complejidad del Mundo.

El contexto sin precedentes planteado por la pandemia, en el que docentes, estudiantes, familias se encontraron, fue el que puso sobre el tapete estas preguntas: a quién estamos enseñando, qué les estamos enseñando y, consecuentemente, cómo los estamos evaluando. La disponibilidad de dispositivos tecnológicos (computadoras, celulares, etc.), el acceso a la conectividad y el manejo de los mismos fueron factores de suma importancia en ese contexto de excepcionalidad. 

Evitar la profundización de las desigualdades se constituyó en uno de los objetivos de la política educativa. Las sucesivas resoluciones del Consejo Federal de Educación fueron estableciendo el marco normativo para la situación de excepcionalidad llamando a las 24 jurisdicciones y a las instituciones que las componen a contextualizar esas tres dimensiones. Las formas de evaluación mientras dure el contexto de pandemia fueron establecidas específicamente por la Resolución 368 del CFE de septiembre de 2020. En ella se define teóricamente la problemática de la evaluación: Clasificar masivamente los logros de los estudiantes en una escala de calificación supone el sostenimiento de unas condiciones de enseñanza y de aprendizaje relativamente estandarizadas para todos los estudiantes, que no han podido ser garantizadas en el contexto del aislamiento ni podrán serlo mientras se mantengan distintas modalidades de enseñanza. Las calificaciones numéricas quedaban suspendidas y por ello se estableció la continuidad pedagógica 2020-2021 con valoraciones cualitativas de los logros de aprendizaje.

Es un lugar común sostener que si un profesor da una clase dirigida a un estudiante promedio, es decir enseña, la consecuencia debe ser que todos los estudiantes aprenden y por lo tanto pueden (deben) ser todos evaluados por igual. Los investigadores dicen que esto es solo una hipótesis sobre la que los sistemas educativos y la formación de los docentes se viene sosteniendo desde hace largo tiempo. Nadie sostendría en la actualidad que las personas responderán igual ante determinado discurso, hecho o situación, por el contrario, desde la década de 1970 en adelante se exalta y valora la diversidad y diferencia en las posturas, deseos y subjetividad de las nuevas generaciones. Inclusive esto ha sido uno de los factores de mayor importancia en la reactivación del modelo de acumulación vigente de los noventa en adelante.

Las correlaciones entre las características del capitalismo flexible y los modos de subjetivación que hipervaloran la diferencia están bastante estudiados (Harvey, D. 1998 entre otros). Esto no significa que la escuela se convierta en caja de resonancia del individualismo posmoderno. La escuela pública se basa en lo común que nos une. La escuela debe ser contracultural. Por lo tanto la hipótesis de partida de la evaluación en la enseñanza es hoy insostenible. Las credenciales educativas sirvieron para la diferenciación y el ascenso social. La escuela secundaria tradicional era la encargada de dárselas a unos y a otros negárselas y que unos y otros aceptaran, como "natural", el resultado del proceso.

Para bien y para mal, estamos en otros tiempos. En el marco de la actual obligatoriedad de la educación secundaria, se aprobó la ley 27652 Estrategia integral para fortalecer las trayectorias educativas afectadas por la pandemia por covid-19 sancionada el 28 de octubre y publicada en el Boletín Oficial el 15 de noviembre de 2021. 

Esta ley recoge los lineamientos de las numerosas resoluciones del CFE emitidas durante el actual contexto de excepcionalidad y "establece una estrategia integral para garantizar el derecho a la educación ante situaciones que modifican y afectan la continuidad de las trayectorias escolares de las niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos del Sistema Educativo Nacional". El Ministerio de Educación de La Nación y los de las provincias serán corresponsables en la articulación de las acciones y programas que garanticen el acompañamiento para fortalecer las trayectorias educativas, para que sean continuas y completas para todas las alumnas, alumnos y estudiantes de la educación obligatoria de todos los niveles de la educación.

Algunos medios de comunicación tradicionales, otros digitales y muchos actores "activos" en las redes sociales se están encargando de transmitir estas acciones como demagógicas y de tendientes a "nivelar hacia abajo" sin el más mínimo análisis de la situación ni ninguna consideración teórica pedagógica. Solo parten del sensacionalismo, del sentido común nostálgico de otros tiempos de los sectores sociales que naturalizaban las desigualdades sociales y legitimaban el desigual acceso a las credenciales educativas. 

Los mismos que hablaban de "caer en la educación pública" y que vociferaban sobre la inutilidad de crear universidades para "los pobres". Los mismos que sub ejecutaron el presupuesto educativo, por ejemplo finalizando el programa Conectar Igualdad. Si esas decenas de miles de computadoras hubiesen estado en los hogares de los estudiantes, menor hubiese sido el abandono de la escuela secundaria. Cientos de memes circulan. Afortunadamente muy escaso eco tienen entre los docentes. La gran mayoría hizo desde el comienzo del aislamiento grandes esfuerzos por no perder el contacto con los estudiantes, por apropiarse de las herramientas informáticas y adecuar las estrategias de enseñanza, con sus propios recursos, apelando a la creatividad y al compromiso. 

Los docentes vivenciaron el mismo contexto de angustia e incertidumbre provocado por la pandemia que llevó a que estudiantes del secundario perdieran familiares o tuvieran que salir a trabajar para colaborar con la economía familiar haciendo intermitente la vinculación con la escuela. La enorme experiencia recogida durante la pandemia interpela con mayor profundidad las prácticas de enseñanza, entre ellas la evaluación. 

La evaluación, más que una actividad técnica, es un proceso ético, sostiene Santos Guerra. "La comprensión de los procesos de evaluación de los alumnos, la potenciación de las funciones más ricas que entraña, la implantación de un debate público sobre la naturaleza democrática de la reflexión sistemática, la institucionalización de mecanismos correctores que eviten la discriminación e incluso que la conviertan en positiva, mejorará la calidad de la educación" (pág. 42).

Sería ingenuo pensar que esta tarea es responsabilidad individual de cada docente, aunque también lo es. Las unidades de cambio son las instituciones educativas en el marco de una política educativa de mediano y largo plazo, a las cuales poco estamos acostumbrados en nuestro país. Sin duda, este libro será de valiosa ayuda para toda la docencia interesada en evaluar con justicia y con el corazón.

Referencias bibliográficas:

• Anijovich, Rebeca y Capelletti, Graciela(2020): El sentido de la escuela secundaria. Buenos Aires, Paidos

• Anijovich,Rebeca (2019):Retroalimentación formativahttps://www.summaedu.org/

• Anijovich, Rebeca y Graciela Capelletti(2017): La evaluación como oportunidad. Buenos Aires Paidós.

• Camillioni, Alicia y otros (1998): la evaluación de los aprendizajes en el debate didáctico contemporáneo. Buenos aires, Paidós.

• Greco, María Beatriz (2007): La autoridad (pedagógica) en cuestión. Una crítica al concepto de autoridad en tiempos de transformación. Rosario, Homo Sapiens.

• Harvey, David (1998): La condición de la posmodernidad. Investigación sobre el origen del cambio cultural. Buenos Aires, Amorrortu.

• Litwin, Edith (2008): El oficio de enseñar. Condiciones y contextos. Buenos Aires, Paidós.

• Recalcati, Massimo (2016): La hora de clase. Por una erótica de la enseñanza. Barcelona, Anagrama.  

*Profesor de geografía. Director del Instituto de Educación Media Dr. Arturo Oñativia, Universidad Nacional de Salta.