La renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque oficialista en la Cámara de Diputados volvió a poner en el centro de la escena los debates y las posturas diversas que existen dentro del Frente de Todos. En este caso, el parteaguas entre el sector más ligado a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y el más próximo al presidente, Alberto Fernández, fue por el principio de acuerdo al que el Gobierno llegó con el Fondo Monetario Internacional. La duda ahora está en qué sucederá en el Congreso en las próximas semanas, si se logrará alcanzar el número necesario para aprobar el acuerdo y qué rol jugará la oposición. Se avizoran tiempos de mucha discusión interna y negociación. Fueron días intensos de reuniones cruzadas y versiones encontradas, pero desde todas las tribus que conforman la alianza oficialista ponderan la unidad y consideran que no hay otra forma de llegar a 2023.

Cerca del Presidente definen la renuncia de Kirchner como "una decisión equivocada" e insisten con la misma versión que lanzaron inmediatamente después de que se conociera la carta --y que fue confirmada por el entorno del exjefe de bloque--: que la decisión del líder de La Cámpora "fue algo personal que no es compartido por muchos de sus compañeros, ni por la propia vicepresidenta". Esa fue la versión oficial. Por lo bajo algunos opinan que, para marcar esa postura sin romper la unidad del espacio, la vicepresidenta no podía adoptar una actitud diferente.

Otros en el entorno de Fernández son más duros con las críticas hacia Máximo Kirchner y resaltan que "en la historia reciente no hubo casos de presidentes de bloque que hayan dejado su cargo". "Alberto tomó una decisión como Presidente, avaló a su ministro de Economía y, después de mucho trabajo, Guzmán hizo la mejor negociación posible. El jefe de la Cámara, Sergio Massa, asumirá su responsabilidad y va a juntar los votos; el jefe de bloque tendría que haber hecho lo mismo", afirman. Frente a este nuevo escenario, la clave, dicen, será "trabajar en la unidad de la coalición y en su correlato, que es la unidad del bloque".

Durante toda la semana, tras la renuncia de Kirchner, y con el objetivo de acercar posiciones, mientras el Presidente se encontraba en Rusia y China, en Casa Rosada la actividad no mermó. El ministro del Interior, Eduardo de Pedro, recibió en su despacho a distintas figuras cercanas a Fernández como Fernando Chino Navarro, secretario de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete y uno de los líderes del Movimiento Evita, y el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta. "Hay que poner paños fríos y mirar para adelante arreglando una agenda común y hablando mucho para mantener la coalición unida. No todos piensan igual y por eso hay que trabajar", insisten.

En el entorno de MK aseguran a Página/12 que, en su mensaje, el líder de La Cámpora fue muy claro: "deja la jefatura del bloque porque no está de acuerdo con la estrategia. Por eso vuelve a ser un diputado más y deja en manos de Germán Martínez esa tarea. Esa decisión no afecta en nada y no hay ningún cuestionamiento al FdT ni al bloque, que van a seguir como están", aclaran bajando el tono a lo sucedido. Además, agregan que "él fue claro en la carta. Dijo que no compartía la estrategia y el resultado con el Fondo y que por eso otro compañero tenía que hacerse cargo cuando le toque al parlamento votar esta situación, defender la ley y hablar con los otros bloques. Hay que sumirlo a eso, no hay una estrategia maquiavélica".

Desde el círculo más íntimo de Máximo Kirchner en el Congreso dieron una de las claves con las que se puede interpretar la decisión. La diputada Cecilia Moreau consideró que el dirigente dejó la presidencia del bloque porque "no se sintió contenido". La vicejefa de la bancada oficialista --que había puesto a disposición su renuncia después de la definición de Máximo, pero fue ratificada en el cargo al igual que la secretaria parlamentaria, Paula Penacca-- explicó que a nadie le puede sorprender lo que hizo el presidente del PJ bonaerense porque lo venía planteando hace muchísimo tiempo y consideró, que como parte central del espacio político, sus opiniones y consejos no fueron escuchados. Algunos líderes del kirchnerismo a los que Máximo les comentó su decisión antes de presentar la carta le dijeron que no estaban de acuerdo con la renuncia, pero que si lo hacía, también debía contar cómo habían sido las discusiones a lo largo de los últimos dos años.

Máximo Kirchner no piensa irse del FdT y tampoco que La Cámpora lo haga. A su vez, seguirá con sus tareas como titular del partido en la Provincia. Una de las grandes molestias, tal como comentaron Cecilia Moreau y anteriormente el diputado Leopoldo Moreau, es que la postura del exjefe de bloque y la de CFK acerca de cómo negociar con el FMI no fue tenida en cuenta. La mayoría en ese espacio, incluida la vicepresidenta --explican-- se enteraron de cuestiones muy importantes de la negociación recién durante la charla que Guzmán tuvo con gobernadores. Opinan que el ministro negoció en soledad --por orden de Fernández-- y que eso generó un desajuste y desconfianza por parte de ese sector. 

El espacio más ligado a la vicepresidenta quería que la negociación con el Fondo se de en términos más duros, buscando mayor soberanía para el país. Pedían una quita de capital, plazos más extendidos y, fundamentalmente, el reconocimiento del organismo de los errores que cometió al hacer un préstamo político al macrismo. Cuestionan que el debate se haya reducido al antagonismo "default sí o default no", y subrayan que la única diferencia era que ellos querían negociar "desde otro lugar". "Nos acostumbramos a un mundo donde está permitido decir que el Fondo es malo, pero no se pueden iniciar acciones", opinan.

Cuando desde ese sector son consultados acerca de por qué esos planteos no se hicieron escuchar con más fuerza antes, indican que prefirieron no hacerlo público para no exponer divisiones al interior del gobierno, pero aseguran que los venían realizando de forma interna. "Nuestra actitud durante estos dos años siempre fue la de bajar el tono y la de contestar públicamente solo cuando ya no quedaba opción", aclaran.

El desafío del Presidente en el corto plazo será conseguir los votos necesarios para que el acuerdo se apruebe en el Congreso. A largo plazo la incógnita es cómo continuará funcionando el FdT y qué pasará en 2023. Desde varios sectores avizoran una gran interna y que los debates y las diversas posiciones se puedan dirimir en las PASO. "Creo que es inevitable a esta altura del partido", dicen desde un sector; desde otro opinan que "nunca estuvo tan claro que tiene que haber una gran PASO". Habrá que ver qué sucede, pero para ese entonces falta mucho camino por recorrer, en un escenario socioeconómico muy complejo y con enormes desafíos de gestión.