“¡León, León, que grande sos!”, canta Tristán Bauer, el ministro de Cultura de la Nación, cuando le avisan que León Gieco está llegando al Museo Malvinas para recorrer la exposición De Ushuaia a la Quiaca, con las fotografías de Alejandra Palacios, gran cronista visual que documentó la gira que realizaron el santafesino y Gustavo Santaolalla por todo el país entre 1984 y 1985. En la puerta lo reciben Edgardo Esteban, director de la institución, y Bauer. Los tres se prestan para hacer una foto futbolera: en cuclillas tocan con las manos las islas que están en el suelo, a metros de la puerta de ingreso, como si fueran tres jugadores imbatibles del equipo de la soberanía nacional. De pronto el ministro de Cultura mira a los fotógrafos y se sincera: “La cosa ahora es levantarse”… Más allá de las carcajadas, los tres se ponen de pie sin dificultades y empiezan el itinerario.

En una vitrina especial están las dos guitarras de León marca Takamine que donó para la muestra; son dos guitarras japonesas que lo acompañaron durante muchos años, ambas fileteadas por el “maestro” Luis Zorzi, con florcitas, pájaros y las iniciales LG. León agarra una de sus guitarras y empieza a rasgar las cuerdas con la imagen de Charly García de fondo. “Las guitarras funcionan muy bien; están súper afinadas y arregladas para tocar”, aclara León que se compró esas guitarras en 1978 y 1980. Después las fileteó cuando grabó el disco Orozco (1997). Para De Ushuaia a la Quiaca tocó con una guitarra Ovation. Esteban le da otra guitarra con franjas celeste y blanca y una característica especial: la boca tiene la forma de las islas Malvinas.

Gieco, Esteban y Bauer en pose futbolera.

León está vestido con remera, pantalón, campera, zapatillas y gorra negras. En la remera asoma la silueta estilizada de Luis Alberto Spinetta con su guitarra roja. “Me acuerdo de todo, todo, todo”, subraya el músico y señala las fotos que dan cuenta del recorrido por el norte del país sin necesidad de mirar la información necesaria para los visitantes. “Acá grabamos 'Quién ama y sufre'.. en el Pucará de Tilcara”, cuenta sobre la canción “Canto en la rama”. Hay varias fotos en el estudio de grabación Del Cielito, en Parque Leloir, donde el autor de “Solo le pido a Dios” llegó a dormir varias veces. “Un día con Gustavo (Santaolalla) nos agarró un ataque de risa y yo salí a reírme afuera; en un momento me reía tanto que me arrodillé y empecé a ver calaveras que venían. Y dije: esto es morirse de risa. Estábamos un poquito saturados”, recuerda León y se ríe con ganas, como en la foto en la que está Santaolalla de espalda, tocando la guitarra, y Aníbal Kerpel, de perfil, mirando asombrado la carcajada de León.

León se abraza con el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla, que se suma a la recorrida por la muestra a la altura de las fotos que documentaron el encuentro con el Cuarteto Leo, en Córdoba. “Pudimos enganchar a Leonor, una de las integrantes (el cuarteto Leo se llama así por ella). El creador es el padre de Leonor (Augusto Marzano). Tocaban en los casamientos, un día los escuchó un tipo y los hizo grabar y fue un boom. El cuarteto tenía tranquilamente 40 o 50 shows por mes. Ahora Leonor es antimufa, como Pugliese”, compara León y revela que el segundo volumen De Ushuaia a la Quiaca tiene una de las pocas grabaciones que hay del Cuchi Leguizamón cantando “Maturana”. Un día Santaolalla y Gieco le hicieron un reportaje al músico salteño. “Él nos dijo que tocaba ‘Zamba de Vargas’ con las siete campanas de la ciudad de Salta. Un día por reloj puso a siete tipos que en tal minuto tocaban la campana y sonaba ‘Zamba de Vargas’. Y Gustavo le preguntó: ¿no lo grabó? Y el Cuchi le dijo: llevamos un grabador, pero no tenía pilas”.

León, ayer y hoy.

“Solo le pido a Dios”, que la cantaban los soldados en las trincheras, no estuvo inspirada por Malvinas. “La escribí en el momento del canal de Beagle, por la posibilidad de una guerra con Chile, que menos mal que no pasó nada, porque hubiese sido un desastre. De todos modos, no está solamente dedicada a eso… 'Solo le pido a Dios que el futuro no me sea indiferente, desahuaciado está el que tiene que marchar a vivir una cultura diferente'… era por Mercedes Sosa, que la habían prohibido y estaba exiliada. Atahualpa Yupanqui también”, desmenuza León una de sus canciones más conocidas. “'Si un traidor puede más que unos cuantos' se refiere a la traición política que atraviesa la historia del país; el cipayismo que tenemos permanentemente y lo tuvimos recientemente con Macri”.

En 1982, “Solo le pido a Dios” se escuchaba en todos lados. “La canción fue prohibida, fui preso, me citaron acá mismo, el general Montes me apuntó con un arma y me dijo: ‘Usted no va a cantar más esa canción’. Después, la misma canción la declararon de interés nacional. Me agarró una repugnancia tan grande que paré de cantar”, repasa León y subraya que es “un honor” que en el Museo Malvinas se pueda exponer un trabajo que hicieron para rescatar la música folclórica del país. “A este museo tienen que venir los chicos de todo el país porque es el lugar perfecto para estudiar en muy poco tiempo lo que fue la historia de Malvinas”, concluye León.