Nueve amarillas: Gonzalo Piovi, Leonel Miranda, Edwin Cardona, Emiliano Insúa, Francisco Gerometta, Guillermo Fratta, Ramón Sosa, Brahian Alemán y Johan Carbonero, casi todas por juego brusco.

Cuarenta y un faltas: 23 de Racing y 18 de Gimnasia.

Los números no siempre reflejan lo que pasa en un campo de juego, pero en este caso ayudan a entender por qué todo se hizo cortado, lento, pesado, aburrido, en el límite con lo insoportable.


Pudo ganarlo Racing porque mostró más vocación ofensiva y porque tuvo un penal que ejecutó Javier Corrrea y atajó Rodrigo Rey volando hacia su izquierda. Una buena subida de Eugenio Mena por la izquierda, después de un exacto pase de Cardona obligó a la falta a Gerometta. Correa le pegó sin mucha fuerza y así Racing desperdició su mejor oportunidad.

Pudo ganarlo Gimnasia porque en el segundo tiempo en el río revuelto del área, Germán Guiffrey metió un zapatazo que tapó Gastón Gómez y un rato más tarde, en una jugada que encontró mal parado al fondo de Racing, Carbonero llegó muy libre y otra vez se lució el arquero de Racing, que terminó convirtiéndose en la figura de la cancha.

La expectativa de los hinchas de Racing en este debut de campeonato estaba centrada en Cardona. El exvolante de Boca se movió casi siempre por el andarivel izquierdo, participó menos de lo que muchos esperaban y estableció una buena sociedad con Mena, a la manera de lo que hacía con Fabra en Boca, hasta que el lateral se fue lesionado. Con Piovi, que empezó como central, pero tras la salida de Mena le dejó ese lugar a Insúa y pasó a marcar punta, casi no tuvo conexión. Un remate de zurda que pasó cerca y un par de buenos cambios de frente no alcanzaron para adjudicarse un puntaje por encima de la media.

Racing manejó más la pelota (65 a 35 por ciento), ejecutó más córners ( 9 a 2) y pateó más al arco (23 a 18) ,pero eso no sirvió para establecer una clara superioridad ni para evitar los silbidos del público cuando el árbitro marcó el final de un partido espantoso.