De traje blanco y melena rubia, desafiante y pulcra, verborragica y sonriente, mira a cámara y dice “Argentina es un fuego”. Así inaugura la segunda temporada de “Viviana con vos” en el prime time de A24. Música de Bersuit Vergarabat con la canción “La argentinidad al palo”, ella arenga con los brazos abiertos mientras se escucha “las minas mas lindas del mundo”. Detrás de su escritorio de conductora está la imagen en pantalla grande de Alberto Fernández en medio de un incendio. Los dos invitados al primer programa son Javier Milei y Sergio Berni y su editorial es un trip de 45 minutos antigobierno para terminar con una buena noticia: “hice las cuentas y faltan 657 días para que se vayan”.

En twitter es Viviana Canosa AMO la libertad”, así con mayúsculas. En la tele es una periodista y conductora que enaltece su carácter de ciudadana. Viviana es una buena muchacha de la rebeldía vuelta de derecha: “dejen de prohibir que no alcanzo a desobedecer todo” decía el año pasado en medio de uno de sus momentos más taquilleros en la televisión: el día en que tomó frente a cámara lo que según ella era dióxido de cloro, un líquido promocionado por anti cuarentenas para prevenir el Covid19: "Oxigena la sangre. Me viene divino. Yo no recomiendo. Yo les muestro lo que hago. Chau, los quiero. Hasta mañana". Fue repudiada por el sector sanitario y mediático más aún cuando se conoció la noticia de que un niño de cinco años había muerto en Neuquén por tomar el mismo producto que ella había tomado en vivo.   

Fue también una de las abanderadas del lema “salvemos las dos vidas” durante los debates en el Congreso en 2018 para la legalización del aborto. Es defensora del “niño por nacer” y no simpatiza con el lenguaje inclusivo. Reconoce el poder de la impronta performática y va a fondo: mientras un feto sobrevolaba en los alrededores del Congreso ella hacía una ecografía en vivo y pasaba del periodismo de espectáculos al periodismo político. Este corrimiento fue oficializado en 2019 con el programa “Nada personal” emitido por Canal 9, venía de las arenas de la farándula pero su aggiornamiento en el periodismo televisivo político durante la cuarentena fue un hallazgo: brillar en la constelación de antivacunas, terraplanistas y teorías conspirativas sobre la pandemia la hizo pisar fuerte en un sector que viene escalando, el de la antipolítica.

Viviana cuando tomó dióxido de cloro en vivo

Entre Berni, Milei y la quema de barbijos, Canosa se mueve como pez en el agua

Viviana sabe donde encajar: entre muchachos como Berni y Milei, entre quemas de barbijos, con el engranaje antiderechos y empatizando con una audiencia de televisión y redes sociales a las que les advierte: “nos toman de boludos”, un discurso bien medular de la buena muchacha que está ahí para abrirle los ojos a la sociedad, nunca al pueblo. El pueblo para Viviana es el planero, la sociedad es la que debe despertar y a la que le roban lo que ella llama “la nuestra”. Así nombra la plata de los impuestos.

Viviana defiende la familia y sus valores, por eso está ahí diciéndole a Javier Milei que ya se aprendió de memoria el abc liberal: el derecho a la vida, la libertad y la propiedad privada. Felicita a su amigo Javier por sortear sus dietas y le propone que el próximo mes lo haga en su programa, hasta se “le escapa” decir que ella quiere participar en el sorteo del próximo sueldo. Después se arrepiente. “Mejor se lo dejamos a personas que no tengan recursos”. Ante todo la moral y solidaridad con los pobres, aunque los odie.

Viviana le reconoce el enorme trabajo al influencer Santiago Maratea por juntar millones en Mercado Pago para los incendios en Corrientes, pero no le parece tan digno de reconocimiento que L Gante de un recital sin cobrar dinero en Tecnópolis. Uno es parte de la sociedad y el otro es parte del pueblo. Uno es cheto, el otro es negro. Uno hace canciones que según ella hacen apología al delito, las drogas y el maltrato a las mujeres; el otro es un influencer que reniega de la caridad pero que junta plata para distintas causas.

La buena muchacha le encuentra la vuelta a todo: dice que la violencia de género es selectiva porque a ella el “colectivo verde” no la defiende cuando la agreden los varones en los medios. Igual no necesita que nadie la defienda, ella lo puede hacer solita. Es valiente porque se anima a decir lo que nadie se anima. ¿Qué es lo que dice? Viviana advierte todo el tiempo, a cámara ella se autoproclama elegida para despertar a una sociedad dormida: “Te quieren estúpido y dominado! Despertate”. Viviana podría ser la estrella de medios de “No mires arriba” (Don´t Look Up, del director Adam McKay, estrenada en Netflix), la película que relata el fin del mundo por el choque de un cometa contra la tierra y que además expone el poder de los medios de comunicación para desinformar y extender teorías conspirativas y anticiencia para impulsar corrientes reaccionarias negacionistas. Los seguidores de la presidenta que parodia a Donald Trump interpretada por Mary Streep, son también el modelo de quienes siguen a Viviana, son los de “¡les quieren robar la libertad, no miren arriba”! , una forma de desestimar un peligro evidente.

El año pasado Viviana se despidió del ciclo con una carta: “Quisieron silenciarme, silenciarnos, que tengamos miedo. Quisieron sacarle valor a la palabra libertad. Festejen que ya nos vamos, que ya me voy. Pero quédense tranquilos, porque el año que viene vuelvo para seguir jodiéndolos” . Viviana cumplió su promesa, estará en las mesas familiares, las dos vidas, rodeada de libertarios y agradeciendo a dios. Eso hacen las buenas muchachas que defienden la moral.