La invitación había llegado, la semana pasada, a la cuenta de Instagram de un chico de 11 años, a través de una propuesta concreta: “¿Querés jugar juntos a la ballena azul?” En ese mismo chat, el captor –que se escudaba en un perfil trucho– le explicaba al niño cuáles eran los cincuenta pasos a cumplir en este reto suicida y pidió que tuviera discreción. Lo que este instigador nunca supo fue que el chico, oriundo de Lomas de Zamora, no siguió sus instrucciones y mostró ese extraña conversación a su madre. Esa rebeldía adolescente permitió conocer la identidad del primer reclutador de “La ballena azul” detectado en Argentina: se trata un profesor particular de química, de 31 años, que operaba en su casa de Villa Crespo.

A menos de 24 horas de un nuevo chico internado con lesiones autoinflingidas por participar del reto de La ballena azul, esta vez en Entre Ríos, la Policía de la Ciudad allanó la casa de un docente acusado de ser organizador de este desafío que induce al suicidio en preadolescentes de todo el mundo. “La identidad la sabíamos desde este martes pero buscamos ser pacientes. Al principio, fue difícil dar con la persona porque su perfil inventado de Instagram no aparecían muchos datos. Una vez que resolvimos ese problema informático fue cuestión de saber a qué se dedicaba la persona”, contó a PáginaI12, Enrique del Carril, director del Centro de Investigaciones Judiciales porteño (CIJ), organismo que se encargó de llevar esta búsqueda cibernética desde el día cero.

Es la primera vez, relató del Carril, que se conoce a un posible captor no sólo de Argentina sino también en Latinoamérica. “A partir de los casos que se conocieron, se creó una red de fiscales de Latinoamérica para generar una cooperación internacional. Hasta ahora, no se supo de otro reclutador en otro país sudamericano”, explicó. En el allanamiento se secuestraron, además de aparatos tecnológicos, cientos de películas y libros que profundizan la temática de “muerte y reencarnación”. Aunque no quedó detenido el acusado quedó imputado bajo el delito de “instigación al suicidio”, cuya condena puede alcanzar los cuatro años de prisión.

La conexión con el chico, de 11 años, había sucedido de la manera sospechada. Por medio de Instagram, una de las redes sociales más utilizada por los adolescentes, el docente le propuso introducirse al reto de La ballena azul. La captación apeló a una propuesta de misterio, coraje y heroísmo (“a que no te animás a entrar”, “este juego es sólo para valientes” fueron algunas de las invitaciones). “La forma de introducir a estos chicos siempre es a través del deseo. Se apunta a chicos entre 11 y 15 años de edad, plena etapa que buscar romper con la niñez, creyéndose ser personas sin miedo. No por nada el género favorito de ellos a esa edad es el terror. Luego, una vez que son seducidos, no pueden salir”, indicó a este diario, la doctora en Comunicación Roxana Morduchowicz, autora del libro Los chicos y las pantallas.

Durante la conversación, el reclutador también explicó las reglas del reto. “Te mando un mensaje de voz. Hay 50 días. En cada día tenés que hacer algo”, anunció el hombre y agregó, en el mismo audio enviado, que se puede jugar sólo o en pareja. “Si jugás por tu cuenta, tenés que enviar las pruebas, ya sea fotos o mensajes. Si lo haces de a dos, funciona así: yo te mando una foto de ese día de lo que hay que hacer y vos me mandas una foto de lo que hiciste”. En la Ballena Azul, las cincuenta pruebas no son uniformes. En este caso, el organizador menciona como “misiones” diarias asomarse al techo de una casa, no hablar con nadie durante un día y pasar horas sin comer, entre otras. “La única que se repite es la última, que es el suicidio del chico”, aseguró Morduchowicz.

El chico, en cambio, incumplió con el único requisito del docente: no comentar nada a los padres. Luego de la chat –que sucedió a plena tarde– el niño mostró a su madre la conversación que había tenido por Instagram. Su mamá grabó el intercambió del mensaje y continuó hablando con el captor. La charla pasaba por distintos temáticas: cuestiones místicas, listado de enfermedades y peligros cotidianos. “Durante el chat, el instigador aseguraba que tenía un problema de salud, pero cuando fuimos a la casa, se lo encontró en perfecto estado”, indicó del Carril.

Con todos los audios grabados y las capturas del celular, la madre se acercó a la comisaría del barrio, pero con un resultado inesperado: los policías desestimaron la denuncia. Por eso acudió a un canal de noticias y desde allí, la contactaron con la red 24/7 del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, quienes comenzaron la investigación en conjunto con Mariano Leguiza, fiscal de la UFI 9 de Lomas de Zamora. El próximo paso de ambas fiscalías es saber si el docente actuaba sólo o formaba parte de una red. “Queremos saber si se contactó con otro chico de la zona o bien actuó en algún colegio”, sostuvo Leguiza en diálogo con C5N.

El 19 de mayo, Rodrigo Morabito, juez de menores de Catamarca exhortó al gobierno y a medios de la provincia a generar medidas para prevenir el reto “La ballena azul”, que se llama así porque es el único animal que muere voluntariamente. El magistrado pidió al Ministerio de Salud provincial hacer cumplir la Ley Nacional de Prevención del Suicidio, que asegura la “atención biopsicosocial, la investigación científica y epidemiológica, la capacitación profesional en la detección y atención de las personas en riesgo de suicidio”. 

Por su parte, para proteger a los chicos, Morduchowicz aconseja a los padres “no equipar la habitación de los niños con tecnología. Celulares, tabletas, computadoras, todo eso debe usarse en los ambientes comunes, donde la familia circule. Si se conectan en los cuartos, los chicos tienen más horas de uso y más soledad, y entonces los riesgos se intensifican. Además, hay que tener en cuenta que los jóvenes juegan, estudian, se informan, se relacionan entre sí a través de la red. Entonces, tan importante como preguntarles cómo les fue en la prueba de historia es preguntarles qué vieron en Internet, a qué jugaron, si vieron algo que les gustó mucho, si quieren mostrarnos algo de lo visitaron”.

Informe: Jeremías Batagelj.