Con distintos matices, recursos y posibilidades la búsqueda es la misma en cualquier lugar del planeta: la igualdad de condiciones. La lucha de las mujeres por lograr un deporte femenino que goce de los mismos privilegios que el masculino no cesa en ningún rincón del mundo. La noticia impactó hace dos semanas: la Selección de Estados Unidos, impulsada por Alex Morgan y Megan Rapinoe, ganó una demanda que había comenzado hace seis años. La Federación Estadounidense de Fútbol les pagará 24 millones de dólares en forma de resarcimiento por discriminación salarial durante todos estos años y además se comprometió a que la remuneración será igual que la del conjunto masculino en partidos internacionales.

La demanda feminista en el deporte

En 2016, las jugadoras habían presentado una queja ante la Comisión para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo, en la que alegaban la Ley de Igualdad Salarial que prohíbe la discriminación de sueldo por género.

Tres años más tarde, el 8 de marzo de 2019, 28 futbolistas hicieron una denuncia contra la federación por las diferencias en los sueldos y condiciones inferiores en entrenamientos, torneos y viajes. Los jugadores de la selección masculina recibían un pago mínimo por partido sin importar rival ni resultado, mientras que en el caso del equipo femenino sólo cobraban si le ganaban a uno de los 10 mejores equipos del ranking mundial. En la FIFA también se ve esta desigualdad: en el Mundial de Rusia 2018 Francia recibió 38 millones de dólares por ser campeón a diferencia de Estados Unidos, la Selección demandante, que sólo obtuvo 4 millones en el Mundial femenino de Francia 2019.

En mayo de 2020 la denuncia fue desestimada por considerar que no había motivos para equiparar los salarios, sino sólo las condiciones de trabajo. A pesar de esto, las jugadoras apelaron la sentencia y finalmente lograron su cometido después de una larga lucha contra el sistema. 

Dos de las principales protagonistas de esta batalla se expresaron después de la noticia: “Es un paso adelante monumental que nos hace sentir valoradas, respetadas y repara nuestra relación con la Federación Estadounidense de Fútbol”, aseguró Alex Morgan. El equipo norteamericano tiene un historial fabuloso: cuatro veces campeonas del mundo y cuatro medallas doradas en Juegos Olímpicos. “Para nuestra generación, saber que vamos a dejar este deporte exponencialmente en un mejor lugar respecto al que lo encontramos es todo”, afirmó Megan Rapinoe.

Para que este acuerdo funcione, las futbolistas desestimarán los reclamos restantes por discriminación de género en el equipo, pero por otro lado la Federación deberá tener un único convenio colectivo para ambas selecciones. ¿Qué significa esto? La asociación de jugadores masculinos deberá compartir o renunciar a los millonarios pagos de la FIFA en relación con las enormes diferencias que hay en la Copa del Mundo.

¿Qué pasa en el deporte femenino en Argentina?

En el país las diferencias son abismales, pero desde hace tiempo el movimiento femenino va tomando más fuerza y no tiene vuelta atrás. Cada vez las mujeres dan más pasos hacia una igualdad de derechos. Para entender mejor la situación Página/12 se comunicó con dos referentes de vóley y básquet.

En marzo de 2020 se creó el Colectivo Doble Cambio, un espacio creado por jugadoras y exjugadoras para impulsar la profesionalización del vóley femenino y ayudar a la mejora de las condiciones de las voleibolistas. La situación de este deporte es particular: la Liga Femenina es corta, hay pocos contratos y muchas jugadoras no cuentan con cobertura médica ni tampoco llegan al salario mínimo.

Mariángeles “Chu” Cossar, referente de Boca, se refirió a la labor que realiza el colectivo: “El trabajo que se hace desde Doble Cambio es muy grande. Hay varias chicas que están pendientes de la Liga Femenina y de todas las categorías. Hacen encuestas y recolectan información con datos que sirven para visibilizar las problemáticas más grandes. Muchísimas cosas que se consiguieron fueron gracias al empuje que generó la creación de este espacio”.

La profesionalización del vóley femenino está lejos pero algunos puntos se mejoraron gracias a la lucha colectiva. La jugadora, que fue parte de Las Panteras que consiguieron la clasificación a Tokio, aseguró: “Lo que se necesita es que la dirigencia del vóley argentino, asociaciones y clubes, tengan ganas de mejorar y de que el vóley femenino sea profesional y que no sea algo que dicen por compromiso. El aporte tiene que ser de todos y todas: federaciones, clubes y jugadoras porque si no se trabaja en conjunto es imposible”. En Argentina la cantidad de mujeres que juega al vóley duplica a los varones y la excusa de que no se llenan los estadios perdió veracidad. El desarrollo y el apoyo es necesario.

Florencia Fernández es pivote de Berazategui y fue campeona de la Liga Femenina en 2021. Durante muchos años las condiciones de básquet femenino fueron las mismas pero ahora se abre una luz de esperanza para que comiencen los cambios.

En diciembre hubo una reunión entre jugadoras de la Liga y la Asociación de Jugadores en la que pudieron hablar de las inquietudes del básquet femenino con el fin de que las deportistas tengan su espacio formal en la organización.

“Sé que la Asociación de Jugadores consiguió convenios con facultades, le enseñan al jugador al uso de las redes sociales, lo acompañan en el estudio, intervienen cuando hay conflictos con los clubes y la idea es que nos acerquemos a ellos para que también nos ayuden a nosotras. Esto es muy positivo, pero recién empieza”, aseguró Fernández.

La Asociación de Clubes y la Confederación Argentina se comprometieron a que en futuras ediciones de la Liga femenina se incluya el contrato obligatorio para las jugadoras y se exija a los clubes a presentar un libre deuda.

Fernández reparte su tiempo entre el básquet, la carrera de ingeniería en telecomunicaciones y la maternidad. “Estoy en un club donde me apoyan un montón. El otro día no podía ir a entrenar porque no tenía a nadie que me cuidara a mi hijo más chico, el entrenador dio todo el entrenamiento con mi hijo a upa. Estoy totalmente agradecida al club, la flexibilidad que me dan, no es fácil lograr que eso suceda”, concluyó la jugadora de Berazategui, que cada día muestra que el cambio ya está en marca.