Natalia Denegri saltó a la fama a mediados de los noventa, cuando el “Caso Coppola” la puso en el centro de la escena mediática. Por aquel entonces, la joven que apenas cargaba con sus 19 años a cuestas protagonizó horas y horas televisivas que mantuvieron entretenida a una audiencia que consumió el caso como si se tratara de una auténtica telenovela

Claro que aquellas peleas televisadas que generaban docenas de puntos de rating en diversos programas (desde Mauro Viale hasta Chiche Gelblung o Lucho Avilés) no contó con el aval voluntario de Denegri, que afirma que fue “usada” bajo amenaza por los productores televisivos, el juez de la causa y los policías involucrados. Un tormento que, 26 años después, intenta poner fin exigiéndole a Google y a YouTube que su nombre no esté asociado en sus buscadores a los videos de sus peleas en la pantalla chica. “Me niego a que Google le diga al mundo que yo soy esos videos porque yo no soy eso: ese es el personaje que la corrupción de los noventa quiso hacer de mi”, le explica a Página/12 Denegri, antes de las dos audiencias convocadas por la Corte Suprema para el jueves y viernes con la finalidad de abordar su caso.

Qué es el Derecho al olvido

El reclamo de “Derecho al olvido” que inició la ahora productora y animadora de la TV estadounidense tuvo dos fallos de la Justicia argentina a su favor: tanto el Juzgado Contencioso Administrativo Federal Nº 5 como la Cámara de Apelaciones en lo Civil concluyeron que Denegri “fue la única víctima porque siendo menor fue utilizada”. El gigante informático apeló esas sentencias ante la Corte Suprema, que tras la audiencia en la que ambas partes presentarán sus “amicus curiae” argumentando a favor de una u otra postura, deberá tomar una decisión final (ver aparte). 

La figura de Derecho al Olvido hace referencia a la facultad que tiene una persona de solicitar a las empresas o a los motores de búsqueda que eliminen o bloqueen un dato personal suyo por considerar que afecta algunos de sus derechos. Un concepto que la Unión Europea ya aplica, al punto de que el mismo buscador tiene un formulario para solicitar la desindexación de determinada información personal, que también tuvo fallos en Chile y Perú, pero que en Argentina aún no rige.

Bajo esa figura, Denegri está intentando desde hace tiempo que Google quite de su fórmula de búsqueda su nombre vinculado a los extractos audiovisuales de los programas en los que se la ve peleando con otras mujeres, porque —según argumenta— se trató de hechos contrarios a su voluntad cuando era menor de edad, en el marco de una causa por la que fue sobreseída por falta de mérito. Un pedido que genera controversia ante la posibilidad de que su aplicación limite otros derechos, como el de la libertad de expresión y el acceso a la información.

“Quiero que se entienda que yo no estoy pidiendo que borren noticias de la época. Soy periodista, jamás iría en contra de la libertad de expresión. Lo que pido es que al buscar mi nombre no aparezcan videos de la época que no transmiten nada informativo ni de interés público, y que por el contrario promueven la violencia de género y la violencia digital. Son videos de la época del Caso Coppola, donde yo fui la única víctima como quedó establecido en sede penal y en contencioso administrativo”, subraya la periodista.

-¿Por qué decís que fuiste “víctima” y exigís que tu nombre no esté asociado en los buscadores a esas imágenes que fueron televisadas?

-Siendo menor de edad, el juez Hernán Bernasconi —junto a policías corruptos y dos chicas— me implantó droga en mi casa, me detuvo ilegalmente con 19 años cuando la mayoría de edad era a los 21, me amenazó para salir en los medios cuando me sacaron del calabozo para ir a los programas de televisión a hacer un show mediático... Yo no tenía nada que ver con nada. Solo estuve en el lugar equivocado. Tuve que salir, convulsionada y amenazada, a hacer todo ese show mediático.

-¿Te obligaron a ir a los programas de TV?

-En los programas de televisión me usaron. Me hicieron decir y a hacer todo un montón de cosas que no entendía, pero que fui presionada a decirlas. Yo no puedo explicar con palabras lo mucho que me afectó esa etapa. Hay gente que seguro piensa “¿de qué se queja si se hizo famosa y le va super bien en Estados Unidos, ganó 22 premios Emmy, tiene su productora…?” Juro que daría todo para no volver a vivir aquellos años, porque fue una pesadilla de la que todavía no logro despertar.

-¿Todavía hoy te afecta?

-Sí, me afecta. Yo me tuve que ir del país para poder desarrollarme profesionalmente porque quedé estigmatizada aquí en la Argentina. Nadie me daba una oportunidad. Todavía hoy tengo pesadillas. Porque cuando entraron a mi departamento a mi me durmieron con una pastilla y cuando me despierto escucho gritos del Conejo Tarantini diciendo que le estaban poniendo drogas. Y veo todo eso, que no existía en mi departamento. Y los policías me apuntaban con sus armas a mi cabeza… El juez matándose de risa con las otras chicas felicitándolas por lo que habrían hecho en mi departamento. Me llevaron detenida con el Conejo. Todo lo que viví en esos días presa. Después, todo lo que viví en esos programas, donde los productores me extorsionaban diciéndome que si no decía tal cosa después iban a venir otros personajes que iban a inventar tal otra.

-Más allá del uso político-judicial, para muchos televidentes el caso Coppola era un show televisivo. Nadie pensaba que fueras víctima, que te obligaban a hacer determinadas cosas, sino que se creía que te prestabas a ese show. ¿No fue así?

-Estábamos literalmente secuestradas por los productores. Por presiones de los policías y de los productores de televisión. Si en esta época se hiciera ese show estarían todos presos. Nos llevaron a vivir a hoteles y se quedaban haciendo guardias periodísticas abajo para que no fueras al programa de la competencia. Cuando llegábamos al canal nos decían que si no decíamos tal cosa, si no armábamos tal cosa, iba a venir el otro personaje e iba inventar algo sobre uno. Fue terrible. Estuve tres días detenida en la cárcel de Dolores donde sufrí las peores aberraciones y presiones de parte de los policías. Fue algo traumático. No puedo describir con palabras todo lo que viví. Y cuando gracias a las escuchas telefónicas se descubre que estaba todo armado por los policías, que fueron a plantar las drogas a mi departamento, a llevarlo al Conejo Tarantini tendiéndole una trampa a través de las otras chicas, a mí me dejan en libertad y directamente me estaba esperando abajo un móvil de un programa de TV y me llevan directamente a los programas. Ahí empezó todo.

-¿Creés que hubo complicidad policial con algunos medios de comunicación?

-Sí, sí, el juez (Bernasconi) manejaba mucha prensa. Era muy mediático. Casualmente hace una semana dio una entrevista en una radio y me reivindicó, diciendo que yo fui la única víctima del caso por haber estado en el lugar equivocado.

-¿Considerás que fuiste rehén de un sistema mediático y judicial, y que la asociación que hace Google de tu nombre te revictimiza?

-Absolutamente, por eso digo que si lo que pasamos nosotros sucediera ahora estarían todos presos. ¡Éramos menores de edad! Todavía hoy me levanto sobresaltada, teniendo pesadillas, recordando cosas que me hicieron vivir… Y casi siempre eso me suele pasar cuando al buscarme en Google aparecen todas estas imágenes, o gente que me comenta que vio los videos en el buscador… Lo que hace Google es revivir todo ese sufrimiento cada vez que esas imágenes se vinculan con mi nombre. Me rectivimiza. Es un martirio. Pasaron 26 años. Estoy soportando un acoso constante desde hace 26 años, cuando fui víctima, me detuvieron ilegalmente y me dictaron la falta de mérito porque no tenía nada que ver con el caso. Ya fue suficiente. Por eso hicimos este pedido con mi abogado Martín Leguizamón, pero Google tiene posturas muy ambiguas: por un lado te dice que van a bloquear los contenidos que contienen o inciten a la violencia, pero por otro lado permite que sigan esos videos de las peleas que incitan a la violencia digital contra las mujeres, especialmente con alguien que fue víctima siendo menor de edad.

-Tu reclamo puede chocar contra la libertad de expresión y el acceso a la información.

-En Europa está probado desde hace muchos años el Derecho al Olvido, en Estados Unidos se discute mucho este tema…. Se aplicó en Chile, se aplicó en Perú… Imagínense qué ocurriría hoy en día que en los buscadores aparecieran todos los videos con nombre y apellido y sin resguardo de la imagen de una persona que fue coaccionada para hacer cosas en contra de su voluntad por policías corruptos que fueron todos destituidos, al igual que el juez. Por otro lado, Google dice que no desindexa esos videos porque son de interés periodístico e informativo. Como periodista sé que algo sea noticia tiene que ser actual, novedosa y resonante. Esto es algo obsoleto. No cuadra y menos cuando se involucra a una menor de edad, que fue presionada para que participara de esos programas donde involucraban escenas de violencia entre mujeres. Ciclos que después fueron levantados por falta de interés del público. Yo no soy la de los videos. Videos que suben ellos y particulares que con cada click que hacen ganan fortunas.

-En caso de que la Corte ratifique las sentencias previas, ¿qué será de la búsqueda de tu nombre en Google?

-La información nunca estuvo en discusión. La causa refiere exclusivamente a los videos. La sentencia de la Cámara es muy clara: el delinked de mi nombre con los videos que no revistan de interés periodístico, como los de las peleas. Yo no pido que nada sea borrado ni deje de ser publicado, sino que cuando me busquen en Google y YouTube no asocien en las fórmulas mi nombre con esos videos de las peleas. Videos que van a seguir estando, pero no asociados a mi nombre. Es tan sencillo como eso. Me niego a que Google le diga al mundo que yo soy esos videos porque yo no soy eso: ese es el personaje que la corrupción de los noventa quiso hacer de mi. Yo no soy eso: soy Natalia Denegri, mujer, argentina, mamá, periodista, productora, filántropa, solidaria, me la paso llevar luz a donde hay oscuridad, trabajando… Quiero que todo el mundo pueda ver quien realmente soy. Yo no soy la de esos videos, que me traen enormes problemas personales, familiares, laborales, con una hija que ya tiene casi 8 años y empieza a a googlear, con sus amigas y las madres de sus amigas que empiezan a googlear… El tema del bullying es muy grave en el mundo y en Estados Unidos en particular. Es moneda corriente que por el bullying los chicos de entre 9 y 11 años se suiciden en Estados Unidos. Es muy grave y no quiero que mis hijos padezcan lo mismo.

Las audiencias en la Corte

En las audiencias de jueves y viernes, los miembros de la Corte Suprema de la Nación no sólo escucharán a los abogados de las dos partes, sino también a distintos especialistas y organizaciones que se presentan como “amigos del tribunal”, quienes expondrán sobre si el reclamo de Denegri es pertinente o no, según las normas vigentes en el país. En la primera audiencia, participarán representantes de organizaciones de la sociedad civil y abogados especializados en derecho constitucional y derechos informáticos. El jueves la jornada comenzará a las 10 de la mañana, con la participación de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA); la Asociación por los Derechos Civiles (ADC) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Asociación Civil Usina de Justicia y la Defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, María Rosa Muiños. También está convocados los abogados Andrés Gil Domínguez, Raúl Martínez Fazzalari Ricardo Alberto Muñoz (h), Francisco Javier Seminara y Gastón Andrés Navarro. En tanto, en la segunda jornada será el turno del Procurador Fiscal de la Nación, Víctor Abramovich, y los abogados de las partes. La decisión del máximo tribunal es de suma importancia ya que más allá del caso particular, establecerá un estándar sobre si las personas pueden pedir a los buscadores que dejen de exponer noticias del pasado que consideran perjudiciales a su honor.


Natalia Denegri hoy

La vida de Denegri está muy alejada de los escándalos televisivos, aunque sigue ligada a la televisión. Radicada en Miami desde 2005, la mujer se convirtió en una presentadora y productora reconocida en la pantalla chica, donde desde hace años conduce un ciclo de TV solidario y produce documentales y películas de temática humanitaria. De hecho, entre una tarea y otra cosechó 22 premios Emmy. “Intento sacar algo positivo de todo lo negativo que me tocó vivir, llevar luz a donde hay oscuridad”, relata la periodista. 

“Tras el caso Coppola -recuerda- empecé a hacer cosas solidarias, madrinando en Buenos Aires fundaciones y ONGs de gente con autismo, personas con cáncer y madres solteras. Después conocí a Rodolfo Carnevale, un director de cine que tiene un hermano autista, con quien hicimos El pozo, una película que hablaba sobre esa problemática junto a Gustavo Garzón, Eduardo Blanco, Patricia Palmer, Juan Palomino… Esa película ganó un premio en un festival en Nueva York, hice mucha prensa y fue en ese momento que me convocaron de la CNN para hacer un programa humanitario. A partir de ahí empecé a hacer Corazones guerreros, un programa periodístico solidario que se emite en Mega TV en Miami, desde el cual construimos un movimiento para ofrecer ayuda y más tarde pude abrir mi propia productora, dedicada a producir contenido de ayuda humanitaria”.