Las imágenes y carteles que recuerdan al escritor y periodista Rodolfo Walsh en la estación de subte que lleva su nombre fueron vandalizados por un grupo de militantes de una corriente interna del PRO, identificados como “Jóvenes Republicanos”. El hecho fue repudiado como "una conducta provocadora y negacionista" propia de "un grupo fascista".

Los militantes pertenecen a Unión Republicana, un brazo del partido cuya presidenta es la ex ministra Patricia Bullrich y sigue liderado por Mauricio Macri. En sus redes sociales difundieron un video del momento en el cual realizaron una pegatina a lo largo del andén acusando a Wals de “asesino”, en lo que configura una reversión de la Teoría de los dos demonios.

El hecho ocurrió ayer, un día antes de que allí se inaugurara un mural en homenaje al autor de “Operación Masacre”, asesinado en la esquina porteña donde está ubicada esa estación de la Línea E, en San Juan y Entre Ríos.

Al lado del cartel que identifica el nombre de esa estación, los agresores pegaron un afiche con la leyenda “En esta estación hay un asesino”. Otro lo señala como miembro de Montoneros, organización en la efectivamente Walsh militó.


La conducción de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) repudió el "acto vandálico" y llamaron a dirigentes políticos, sociales y de derechos humanos a sumarse a un acto de repudio previsto para este mediodía.

Los Metrodelegados y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) habían anunciado para este mediodía la inauguración del mural que, de todas maneras, se concretará a las 12:30.

"En horas de la mañana de ayer, en el Día Nacional por la Memoria, por la Verdad y la Justicia, en una clara conducta provocadora y negacionista, un grupo fascista vandalizó la estación del subte Entre Ríos-Rodolfo Walsh de la Línea E", informó la AGTSyP a través de un comunicado.

El 25 de marzo de 1977, Walsh fue secuestrado por un grupo de tareas de la entonces Escuela Mecánica de la Armada (ESMA), en San Juan y Entre Ríos, luego de haber escrito y comenzado a distribuir la Carta de un escritor a la Junta Militar. Su cuerpo fue visto en ese centro clandestino de detención, al igual que una serie de escritos que fueron saqueados de su casa en San Vicente.