La popularidad del presidente de Rusia, Vladimir Putin, creció entre sus compatriotas a niveles inéditos desde 2017 luego de la invasión a Ucrania, según el sondeo de una consultora independiente del Kremlin. La encuesta de marzo del Centro Levada mostró que la gestión de Putin es bien vista por un 83 por ciento de los rusos, 12 puntos más que el mes pasado y el mayor nivel de aprobación del mandatario, en el poder desde 2000, en casi cinco años. El gobierno ruso dijo que las encuestas de opinión señalan un "crecimiento sin precedentes" del apoyo a Putin.

Sólo un 15 por ciento de los encuestados critica la gestión del presidente, si bien el dato asciende al 27 por ciento si se pregunta por todo el gobierno. El Ejecutivo tiene una popularidad del 70 por ciento, un punto menos que el primer ministro Mijail Mishustin.

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"Se ve muy similar a la situación de 2014 en términos del conflicto en desarrollo con Occidente", cuando los índices de Putin se dispararon a niveles sin precedentes después de la anexión de Crimea, aseguró Denis Volkov, director del Centro Levada. Incluso aquellos que expresaron un tibio apoyo al presidente, en general, concordaron en que él "está haciendo lo correcto" en Ucrania, porque aceptaron el argumento oficial de que Rusia está bajo la amenaza de la OTAN, sostuvo Volkov.

"Un crecimiento sin precedentes"

Las encuestas previas se habían hecho públicas en las últimas semanas y ya mostraban un índice de popularidad de Putin del 80 por ciento o más, pero eran realizadas por instituciones progubernamentales. "Todas las organizaciones que se dedican a realizar estudios sociológicos constatan un crecimiento sin precedentes en el apoyo al presidente, en el apoyo al gobierno y en el apoyo a la operación militar especial. Es un hecho", dijo el vocero de la presidencia rusa Dmitri Peskov.

Consultado acerca de si el Kremlin presta atención a estos estudios, Peskov aseguró que "las estadísticas nunca han sido un factor prioritario para el presidente". Según el portavoz, "el principal factor es el trabajo real y los resultados de ese trabajo real, que deben traducirse en el aumento del bienestar de los ciudadanos, en el desarrollo de la economía, la esfera social, el fortalecimiento de la seguridad del país".

La imagen de Putin en el exterior

Fuera de Rusia, en cambio, la imagen de Putin se ha desplomado. En Estados Unidos, por ejemplo, cayó a un mínimo histórico, según un sondeo del Pew Research Center que sitúa el nivel de rechazo en el 92 por ciento. Apenas un seis por ciento de las personas entrevistadas en este estudio confían en el mandatario ruso.

En cambio el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, ha ganado en popularidad, ya que un 72 por ciento de los estadounidenses confían en él. Zelenski aventaja incluso a los líderes de Francia, Emmanuel Macron (55 por ciento), de Alemania, Olaf Scholz (53 por ciento), y del propio Estados Unidos, Joe Biden (48 por ciento).

Dentro de Rusia la visión es muy diferente. El Centro Levada estimó el mes pasado que el 48 por ciento de los ciudadanos tenía una imagen negativa de la Unión Europea, con sólo un 37 por ciento de respuestas positivas. Si se pregunta por Estados Unidos, el nivel de rechazo se eleva al 55 por ciento según este estudio, que en este tipo de preguntas aún no reflejaría las consecuencias de la invasión de Ucrania y de las sanciones adoptadas en bloque por los gobiernos occidentales.

El cambio en la percepción de la población se produce tras años de un decreciente apoyo a Putin en medio de la rabia ante impopulares reformas de pensiones y el estancamiento de la calidad de vida desde que empezó su cuarto mandato presidencial en 2018. El Kremlin endureció la censura política y mediática desde que Putin dio la orden de lanzar su ofensiva sobre Ucrania, castigando incluso a quien utilice términos como "invasión". 

La presión se tradujo en el cierre de medios y de redes sociales, lo que dificulta que la ciudadanía pueda obtener información al margen de los canales oficiales. Esta misma semana, uno de los medios independientes de referencia, Novaya Gazeta, anunció que paralizaba su publicación hasta el fin de la guerra, ya que a pesar de acatar el vocabulario impuesto por el Kremlin seguía recibiendo avisos del organismo regulador que amenazaban con su potencial cierre.

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