El día tan esperado llegó: comenzó el juicio contra los cuatro acusados de violar en grupo a Paula Martínez en Florencio Varela. Después de cinco años de impunidad y amenazas a Paula --que se suicidó en diciembre de 2021--, los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N° 4 de Quilmes, Andrea Calaza, Alberto Ojeda y Pablo Pérez Marcote, escucharon el testimonio de Sandra Zapata, la madre de la víctima. Zapata reconstruyó lo que sucedió la noche del 10 de diciembre de 2016, cuando su hija fue invitada al cumpleaños de una vecina, enfrente de su casa. En esa fiesta Paula aceptó tomar una bebida que tenía la droga llamada burundanga y fue secuestrada y llevada a otra vivienda, donde fue violada por al menos cinco varones. Ella llegó a acusar a Gustavo Carbonel, Diego Domínguez (ex guardia comunal), Gonzalo Sandoval, Guillermo Chávez y Mauro Goncalves, el único que todavía se encuentra prófugo.

El fiscal Claudio Pelayo detalló lo que pasó el 10 de diciembre de 2016, cuando Paula Martínez fue al cumpleaños de Mariana Brizuela. En esa casa de la calle Guardia Nacional, enfrente de la casa donde vivía Paula con su mamá, Guillermo Chávez, según la acusación del fiscal, le convidó una bebida doctor Lemon. Después de tomar cuatro o cinco tragos, empezó a sentirse mareada, en un estado de semiconsciencia y sin dominio de su cuerpo. 

Luego de deambular por la fiesta hasta el amanecer, salió a la vereda y se dirigió hacia la esquina para encontrarse con Gonzalo Sandoval. En ese momento apareció una camioneta blanca en la que se estaba Sandoval, quien subió a Paula porque ella no podía moverse. En esa camioneta conducida por Gustavo Carbonel y con Diego Domínguez como acompañante, la trasladaron a un domicilio de la calle Derqui. 

Privada ilegítamente de su libertad por otros sujetos que no pudo reconocer, fue conducida hacia una habitación, arrojada en una cama, le quitaron la ropa y fue abusada sexualmente de forma sistemática mediante acceso carnal vía vaginal. Siempre de acuerdo a la acusación fiscal, los responsables serían Gonzalo Sandoval, Diego Domínguez y Guillermo Chávez. También --según sostuvo el fiscal ante el tribunal-- fue obligada a practicar sexo oral a Gustavo Carbonel, mientras era abusada vaginalmente por Diego Domínguez.

Crónica de una muerte anunciada

Zapata, que no tiene abogado particular, declaró que Paula le contó lo que pudo recordar de la violación grupal. “Después nunca más pudo hablar de cómo la violaron, de que la agarraron entre dos y que a Gustavo Carbonel no se le paraba porque estaba duro; entonces Diego Domínguez le dijo: ‘dale, nena, hacé que se le pare’, y la violaron entre los dos, mientras a Gustavo Carbonel le hacía sexo oral, Diego Domínguez la penetraba por atrás en posición de cuatro patas”, sostuvo la madre y precisó cómo cambió la vida de su hija. 

“Ella con cada recuerdo rompía un vidrio y se cortaba; en mi casa están todos los vidrios rotos. La vida de Paula fue un calvario. El trabajo lo perdió por ataques de pánico; estuvo un año encerrada en mi casa. Paula hizo tratamientos psicológicos y psiquiátricos; estuvo internada en el Melchor Romero por intento de suicidio. Yo no podía creer que estuviera internada en un psiquiátrico. Mi hija era un despojo humano después de lo que le hicieron. La mataron ese día; quedó muerta en vida”, agregó Zapata y calculó que en cinco años intentó suicidarse “más de cincuenta veces”. Para Zapata el suicidio de su hija fue “la crónica de una muerte anunciada” porque Paula “fue abandonada por la justicia, por el Estado, por todo el mundo” y estaba “muy deprimida”.

Contra la víctima

En la primera jornada del juicio también declararon como testigos Ramón Zapata, Walter Zapata y Eduardo Noa, el abuelo, el tío y el padrastro de Paula y expareja de Zapata respectivamente. 

Uno de los momentos más tensos se vivió cuando Roberto Damboriana, el abogado defensor de Gonzalo Sandoval, enfocó su estrategia ofensiva en descalificar a la víctima por su adicción. Damboriana le preguntó a la madre si Paula consumía estupefacientes. Zapata respondió afirmativamente y retrucó a Damboriana: “¿Y eso le daba derecho a violarla?”. El prolongado e inadmisible silencio se rompió cuando el abogado defensor contestó: “seguro que no; no le da derecho a violar a nadie”. Zapata confirmó que Paula consumía drogas antes del abuso y que estuvo internada en una granja, “donde salió con peores traumas, donde la intentaron violar y le quisieron cortar la cara por linda, ¿qué más tenía que sufrir mi hija?”.

En otro frente para desacreditar a Paula, Julio Gramajo, defensor de Diego Domínguez y Gustavo Carbonel, consultó a Zapata sobre una denuncia por violación realizada en 2011. La madre de Paula aclaró que fue con su hija a la fiscalía para “decir que era mentira”.

Romina Doncel, especialista en violencia de género y trata de personas que coordina el equipo técnico que acompaña a la familia de la víctima, denunció que el sábado pasado la familia de Chávez, uno de los imputados, rompió la restricción perimetral y se acercó a veinte metros de la casa de los hijos de Paula. “La situación es crítica. La familia de Paula está amenazada”, advirtió Doncel en la puerta del Tribunal, donde distintos colectivos feministas, entre los que estaban las Mariposas AUGe (Acción Urbana de Género), se reunieron bajo la consigna “Justicia por Paula”. “Queremos la mayor pena para los acusados, que se encuentren a los demás culpables y que se investigue a fondo, porque esto no fue simplemente una violación en grupo; esto fue un ablande para trata porque Paula no es la única piba a la que manipularon con drogas. Por eso desde las Mariposas AUGe decimos: Ni un pibe nace chorro, ni una piba nace puta”.