Parece contradictorio pensar en un programa de expansión universitaria en el contexto de una dictadura militar. Sin embargo, el Plan Taquini –proyecto a través del cual se crearon 14 universidades nacionales entre 1971 y 1973– se gestó y puso en marcha durante la autodenominada “Revolución Argentina”. Paradojas de la historia nacional: la Universidad Nacional de Luján (UNLu), fundada durante aquel régimen, fue clausurada apenas unos años después por otro gobierno de facto.

La efervescencia de la juventud estudiantil nacida con el Cordobazo y las necesidades regionales de contar con casas de estudios superiores propias, que en muchos casos se expresaron en manifestaciones populares multitudinarias, fueron dos ejes esenciales que contribuyeron al cambio del mapa del sistema universitario argentino.

En 2022, cinco de las instituciones surgidas por aquella iniciativa celebran sus 50 años de existencia. Las universidades nacionales de Salta (UNSa), Catamarca (UNCA), Comahue (UNCo), Luján (UNLu) y Lomas de Zamora (UNLZ) ingresan al cincuentenario ya consolidadas como pilares del desarrollo cultural y productivo de las comunidades que las albergan.

Un caso particular es el de la Universidad Nacional de Jujuy, que recién en 2023 festejará 50 años de su nacionalización. Nacida en 1972 como provincial, a partir de un decreto del dictador Alejandro Lanusse, fue nacionalizada al año siguiente, el 13 de diciembre, durante el gobierno de Juan Domingo Perón.

En diálogo con el Suplemento Universidad, los rectores de los cinco centros de estudios que celebran este año el medio siglo de vida pusieron en perspectiva la trayectoria de esas instituciones y delinearon los principales desafíos a los que se enfrentan.

Un legado del Cordobazo

Para Daniel Hoyos, recientemente electo rector de la UNSa, adjudicarle al plan de Alberto Taquini la responsabilidad total por la creación de estas universidades significa restarle valor a “todo un movimiento popular” generado en las comunidades que pugnaba por la apertura de carreras que satisficieren las necesidades de distintas regiones del país.

Hoyos conoce la historia de primera mano: su padre, docente de uno de los cuadros embrionarios de lo que después sería la UNSa, pasaba a buscar con su Ford todas las mañanas al puñado de estudiantes que asistían a esas clases. “Había toda una efervescencia que pedía por esta universidad desde muchos sectores ideológicos. De pronto, llegó el Cordobazo y yo creo que desde el gobierno se dijeron ‘no queremos otro Cordobazo’ y empezaron a pensar en una universidad pequeña”, reflexionó.

La descentralización académica perseguía el doble objetivo de permitir el acceso a la formación superior a estudiantes que hasta entonces debían viajar a Buenos Aires, Tucumán o Córdoba para cursar sus estudios y de explotar las potencialidades de cada región.

Así, las primeras carreras de cada universidad estuvieron vinculadas al desarrollo productivo de los territorios en que se instalaban. Se apuntó a la geología en Salta; la arqueología y la minería en Catamarca; los agroalimentos en Luján; la ingeniería rural, la comunicación, el periodismo y la administración en Lomas y carreras orientadas a la explotación petrolera, la pesca y el turismo en Neuquén.

“La institución venía siendo fuertemente demandada por la sociedad catamarqueña”, resaltó Oscar Arrellano, rector de la UNCA, y detalló que en su impulso participaron desde sectores gremiales hasta entidades privadas.

Tanto en Catamarca como en Salta, a partir de la apertura de las universidades, el ingreso ha sido masivo. Para Arrellano, “se ha cumplido con éxito el rol que la sociedad esperaba de la institución con respecto al desarrollo”. Sin embargo, ambas casas reconocen que las situaciones de precariedad en áreas marginadas de los territorios provinciales dificultan el acceso y presentan un gran desafío. “Tenemos una situación de pobreza y de falta de empleo muy grave. Saliendo del radio de 50 kilómetros alrededor de la universidad, se dificulta seriamente que un chico acceda porque no hay medios de transporte con frecuencia suficiente”, señaló.

En Salta, cuya universidad ha tenido un crecimiento exponencial a la par de la explosión demográfica de la ciudad –en los últimos 50 años el aglomerado urbano salteño es el que más se ha expandido en el país–, los retos se multiplican. “Tenemos regiones en la provincia que son de las más pobres de Argentina”, explicó Hoyos y agregó que, si bien la virtualidad ha colaborado para que algunos estudiantes puedan terminar sus estudios, “hay áreas enteras donde el Internet no existe y probablemente no va a existir en muchos años”.

De Luján a Lomas de Zamora

Lo peculiar del plan encabezado por Alberto Taquini –quien reunió parte de su experiencia en Universidad y cambio social, libro reeditado este mes por el sello editorial de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (EDUNTREF)– es que delegaba cierta autonomía a la “comunidad y al territorio para la creación y la estrategia de las universidades”, explicó Walter Panessi, máxima autoridad de la UNLu.

“En nuestro caso, a partir de 1970 se genera la Comisión Pro-Universidad. Como novedoso se propone la creación de la primera carrera en Ingeniería en Alimentos, que no existía en ningún lugar de Latinoamérica. También fue pionera en permitirles el ingreso a mayores de 25 años sin título secundario”, profundizó el rector.

Esta impronta dinámica e innovadora de la UNLu no fue vista con buenos ojos por la última dictadura cívico militar. En 1979 dictaminó su clausura y la casa de estudios permaneció cerrada hasta 1984. Fue la única universidad del país que sufrió una medida de este tipo.

El programa de expansión contempló, a su vez, la creación de la primera universidad del conurbano bonaerense: la de Lomas de Zamora. Diego Molea, rector de la UNLZ desde 2012, destacó que la institución “dio el impulso inicial a la idea de la democratización del acceso a la educación superior y es fruto de la lucha de una comunidad que hizo suya la bandera del derecho a la educación de sus hijos e hijas”.

El plan de nuevas universidades significó una ampliación significativa de la matrícula universitaria y permitió la descentralización de la formación superior y el enclave territorial de los profesionales. “Un pibe que sale de su casa para estudiar en otro lugar y está diez años afuera para recibirse, cuando termina la carrera consiguió novia, tiene amigos y un lugar donde vivir en esa zona. Se termina quedando en la ciudad donde estudió”, reflexionó Panessi.

La idea de seguir trabajando en la puesta en marcha de nuevas universidades y más carreras es, según Panessi, “una de las mejores cosas que se puede hacer por Argentina”, aunque advirtió que el desarrollo debe estar acompañado por una “estrategia inteligente” que posibilite el arraigo de los profesionales con la comunidad y el territorio para no tener “los centros urbanos plagados de médicos y abogados y no contar con ellos en otras zonas donde se los necesita”.

Molea, por su parte, enfatizó que uno de los imperativos de cara a lo que viene es “reflexionar sobre el modelo de país” y su vínculo con la universidad, “en el que innovación, calidad y acceso se complementen”.

Ambos rectores coincidieron en la importancia de la inclusión y en el rol de la educación como igualadora de oportunidades. “Inclusión, calidad académica y desarrollo territorial”, resumió Molea.

Una universidad, dos provincias.

A través de un proceso poco común, en el que se fusionaron la Universidad Provincial de Neuquén y varios institutos que habían aparecido algunos años antes en Río Negro, en marzo de 1972 se inaugura la Universidad Nacional del Comahue. Actualmente, sus unidades académicas se extienden por once ciudades del norte patagónico, y entre su sede en Neuquén y sus instalaciones más lejanas median más de 600 kilómetros. Esto la convierte en la única universidad nacional distribuida en dos provincias.

La industria de la pesca sobre la costa atlántica, la producción frutícola del Alto Valle, los núcleos de desarrollo turístico en Neuquén y Bariloche, además de la explotación de hidrocarburos, hacen de la oferta académica de la UNCo un abanico amplio y variado.

“El hecho de estar en ecosistemas naturales y sociales tan diferentes presenta desafíos muy importantes”, afirmó su rector, Gustavo Crisafulli y advirtió que en la región, debido a “la transición energética, por un lado, y la reforma del sector productivo, por otro, se pueden generar grandes problemas de desocupación juvenil”.

Por eso, más allá de las carreras tradicionales, la institución trabaja en una serie de capacitaciones cortas, para mejorar el empleo y la formación en municipios y pymes.

Que la UNCo haya logrado estrechar lazos con sectores diversos del sector civil, privado y público del norte de la Patagonia se debe, en gran medida, al enorme alcance geográfico de su actividad y a su variado espesor institucional.

“De ser una pequeña institución universitaria, en este medio siglo hemos pasado a convertirnos en una entidad importante dentro del sistema educativo nacional”, evaluó Crisafulli.

Tiempo de festejar

Todas las universidades prometen una extensa agenda de eventos deportivos, académicos, artísticos y sociales para conmemorar sus cincuenta años.

En Neuquén y Río Negro, el 15 de marzo se celebró el aniversario del primer día de clases de la UNCo y se prepara un año entero de festejos en todas las unidades académicas.

La UNSa también tuvo su fiesta mayor el 11 de mayo, en un acto en que se combinó la ceremonia del cambio de mando en el rectorado con el cincuentenario de la fundación. “Como la virtualidad nos achicó mucho en este último tiempo, pensamos organizar celebraciones todo el año. El cumpleaños se va a vivir durante todo 2022, con un gran conjunto de eventos”, prometió Hoyos.

Arrellano, por su parte, aclaró que el calendario de jornadas en homenaje a los 50 años de la UNCA no sólo incluirá “música y baile”, sino que se trabaja en hechos concretos que respondan al ideario de la sociedad catamarqueña: la puesta en marcha de la carrera de Medicina, el desarrollo de un centro científico y tecnológico, un libro y un documental que recorran la historia de la universidad. Serán “festejos que den respuesta y pongan en valor a los sueños e ilusiones de quienes lucharon por su fundación”, detalló Arrellano.

Desde Luján, también se piensa en obras que homenajeen a la universidad en su ingreso al medio siglo de vida. “La remodelación de una casa histórica que está dentro del predio, la puesta en valor del portal y de la entrada, varios actos, uno en cada una de las sedes, y una celebración grande en el ya tradicional evento ExpoUNLu”, enumeró Panessi y anticipó una gran fiesta para el 20 de diciembre, día de su creación.

Por su parte, la UNLZ ofrecerá una actividad por cada año de vida. “50 años en 50 eventos” es el título de la serie de jornadas que se llevarán a cabo en el partido de Lomas de Zamora hasta el 13 de octubre, fecha de su nacimiento. También se realizará un mural en la biblioteca central del campus y se pondrá a disposición de la comunidad contenido audiovisual e interactivo en los canales digitales de la universidad. Molea sintetizó: “El objetivo es cerrar estos festejos con una gran celebración que reúna no solamente a la comunidad universitaria, sino a todos los vecinos y vecinas de la región”.