El papa Francisco recibió en el Vaticano a la integrante de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Taty Almeida, a quien le manifestó que "ojalá" el próximo encuentro "sea en la Argentina". Durante la reunión, ambos hablaron de la crisis mundial, de la Argentina pero también de el Papa reiteró su solidaridad con Milagro Sala que lleva detenida más de 2300 días.

"Fue un encuentro con la calidez de siempre. Al punto que cuando nos despedimos le dije 'hasta pronto' y él me respondió 'ojalá que sea en la Argentina", reveló Taty en diálogo con Télam en la puerta de la residencia de Casa Santa Marta, tras la reunión de media hora con el Pontífice.

"Hablamos de todo, de la situación del país, del mundo. Fue encantador. Es como si él viviera allá", agregó Almeida, que estuvo acompañada por su hija Fabiana, directora de Derechos Humanos del ministerio de Cultura.

"Me dijo también, por ejemplo, que con Milagro Sala es una herejía lo que le están haciendo", agregó en referencia a la situación de la dirigente presa en Jujuy que visitó a Jorge Bergoglio dos veces en el Vaticano antes de que el gobierno de Gerardo Morales la detuviera en un claro casod e lawfare.

Según recordó Almeida, tras su segunda visita al Papa en el Vaticano, "él siempre se acuerda y reconoce la lucha de las Madres de Plaza de Mayo". En ese marco, indicó que el Papa le planteó que "de ninguna manera" apoya la prisión domiciliaria para el excapellán de la Policía bonaerense durante la última dictadura militar, Christina Von Wernich, de 84 años, condenado en 2007 a reclusión perpetua por 34 casos de secuestro, 31 casos de tortura y siete homicidios calificados.

En la charla, el Papa, además, sostuvo que continúa la lucha contra los abusos en la Iglesia y que a los miembros del clero que son encontrados culpables "se les saca todo" y no pueden seguir dando misa, como parte de las sanciones canónicas a esos delitos.

Almeida participó de la inauguración de un pañuelo de homenaje a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo frente a la embajada argentina en Italia con la participación del embajador Roberto Carlés, el secretario de Derechos Humanos Horacio Pietragalla Corti y el alcalde de la ciudad, Roberto Gualtieri.