Rodolfo Hernández, a quien muchos consideran "el Trump colombiano", llegó a instalarse en la segunda vuelta para competir con Gustavo Petro basado en un discurso anticorrupción que aprendió a dominar con soltura en redes sociales como TikTok. Sin embargo, este ingeniero civil y empresario que se vende como un "outsider" de la política tiene unas 30 investigaciones abiertas por agresiones contra funcionarios públicos, y fue acusado por la Fiscalía en mayo del año pasado como responsable del delito de interés indebido en la celebración de contratos. Este caso se refiere a presuntas irregularidades en la implementación de nuevas tecnologías de residuos sólidos.

Aunque el contrato no se firmó, según testigos, buscaba beneficiar a una empresa y a Luis Carlos Hernández, uno de los hijos del candidato. El ingeniero de 77 años niega las acusaciones y sostiene que solo buscan ensuciar su imagen e impedir su llegada a la presidencia. 

Hernández renunció a la alcaldía de Bucaramanga, la capital del departamento de Santander, en septiembre de 2019. La Procuraduría General lo suspendió del cargo por segunda vez acusándolo de participar en política, una actividad prohibida por las leyes en Colombia. La primera suspensión del cargo se produjo a fines de 2018 cuando el entonces alcalde golpeó a un concejal, en un episodio que se viralizó en redes sociales.

A fines de junio del año pasado, Hernández anunció que sería candidato a presidente. Poco después se viralizó el audio de una entrevista que había dado a Noticias RCN en 2016 en la que decía: "Yo soy seguidor de un gran pensador alemán que se llama Adolfo Hitler". Sus pocas propuestas de campaña se limitan a donar el sueldo de presidente, cerrar embajadas, eliminar la consejería presidencial sobre igualdad de la mujer y sacarle los vehículos oficiales a los congresistas.