Felipe Pigna retoma la figura de Manuel Belgrano, esta vez en un espectáculo multimedia, pensado para la familia y en particular para los más chicos. El sábado a las 17, en el Auditorio de Belgrano (Virrey Loreto 2348), el historiador presentará Felipe Pigna busca las huellas de Don Manuel, una obra “concertante”, en la que relato, música e imagen se conjugan en la escena: una incisiva periodista, interpretada por la actriz Magali Sánchez Alleno, va delineando con sus preguntas una entrevista con Pigna, mientras el multi-instrumentista Manu Sija introduce comentario musicales en vivo y el artista plástico Augusto Costhanzo dibuja lo que le va sugiriendo cada momento. “La idea es crear un clima distendido, ameno, de charla, con buena onda y un poco de humor; que sea también un encuentro para conversar acerca de la época de Belgrano, de cómo era la vida cuando no había redes sociales y ni celulares. ¿A qué jugaban los chicos y cómo era vivir en aquella Buenos Aires colonial? Estas y otras preguntas irán surgiendo del público. Quiero que les chiques vayan preguntando desde su curiosidad, para acercarnos a la vida de Don Manuel y su época”, asegura Pigna a Página/12.

Mucho más que el creador de la bandera, en la idea de Pigna --autor entre otras cosas de Manuel Belgrano. Vida y pensamiento de un revolucionario (Plantea 2020) y Los cuentos de Don Manuel. El legado, con ilustraciones del mismo Costhanzo--, el prócer regresa a través de la historia de un hombre sensible, un pensador agudo de lecturas actualizadas e ideas innovadoras, además de pionero en muchas cosas. “Belgrano es un personaje moderno y absolutamente distinto a otros próceres. Fue el primero en pensar un modelo de país bien definido en su independencia, con una industria nacional que no exportara cueros sino zapatos, como él decía, y con educación pública y gratuita. Tuvo una preocupación permanente por la niñez, pensaba que la mujer no tenía que ser discriminada y debía ocupar cargos públicos y fue además pionero en pensar la ecología, el cuidado de los ríos, la rotación de cultivos. También fue el primero que habló de industria e inclusión social”, destaca Pigna.

La experiencia teatral resulta para Pigna un buen recurso a la hora de enseñar, aprender y de transmitir el amor por la historia y sus protagonistas. “El teatro es un recurso válido, sin duda, y sobre todo es muy lindo. Se ha usado bastante de distintas maneras. En este caso pensamos una obra participativa, en la que el ida y vuelta con el público es importante, porque al tiempo que surgen las preguntas, se ve lo que Costhanzo va dibujando, que se proyectará en una pantalla gigante, y se escucha lo que Manu (Sija) propone desde la música. Todo eso en función de nuestro gran desafío: captar qué tienen que ver las chicas y chicos con Belgrano”, asegura el historiador. “Muchísimas experiencias a lo largo de mi historia educativa han pasado por fuera de los libros, los documentos históricos y la academia. Sabemos que muchas actividades extra curriculares tienen un valor muy importante, pero nadie está exigiendo que este espectáculo sea visto, porque sabemos que son los pibes y pibas los que hoy deciden qué ver. Si les interesa, es por algún motivo en particular. Me pone muy contento que sea así y al mismo tiempo es un gran desafío en lo personal”, agrega.

“Esos valores que hicieron de Belgrano un prócer distinto, venían de su formación académica, pero más por fuera de las aulas que por dentro”, continua Pigna. “En las universidades de Salamanca y Valladolid se impartía una educación muy clásica. Sin embargo, más allá de lo que se veía en las aulas, los estudiantes conseguían los libros prohibidos de la Revolución Francesa. Leían a Voltaire, Rousseau, Montesquieu. Belgrano tenía su grupo de estudios y se pasaban estos libros en secreto. Así aparece un ideario revolucionario., con una crítica muy fuerte a la idea impuesta a la fuerza. Belgrano no es solamente un reproductor del ideario humanista ilustrado europeo y tiene una particular sensibilidad para adaptar esas ideas a América, les da contenido popular abordando la cuestión de género y preocupándose por los pueblos originarios. El ideario europeo tenía temor al pueblo. En Belgrano, Moreno y San Martin aparece una voluntad de educación general e inclusión social muy importante, que contrasta con las ideas europeas de esa época.

--¿En qué momento se reduce la figura de Belgrano a “creador de la bandera” y comienza así la despolitización de su imagen, como en general pasó con nuestros próceres?

-- Hay una mirada de la historia amañada de personajes especializados. San Martin solo cruzó los Andes. Sarmiento solo fundó escuelas o Belgrano solo creó la bandera. Es necesario descubrirlos en su conjunto, como personas completas, pensadores, hombres de su tiempo preocupados por su realidad contingente y el contexto. Es ahí donde aparece claramente ese Belgrano fantástico pionero en tantos aspectos. Un hombre fundamental de la Revolución de Mayo, uno de los primeros periodistas que tuvimos.

-- ¿Cambió en los últimos años la mirada histórica sobre elgrano?

-- Sin dudas cambio muchísimo porque también la historia va tomando otros caminos. Yo creo que más serios, en el buen sentido de la palabra. Nadie puede plantearse la idea de seres emblemáticos que no estén enmarcados en su contexto. Que no sean representantes de su sociedad, de su tiempo. Y en ese sentido ahí completamos la idea de Belgrano, no solamente triunfador en Salta y Tucumán o autor del Éxodo Jujeño, sino al revolucionario, al pensador, al enorme economista. Esta es una mirada que ya no tiene vuelta atrás. Nadie se animaría, en 2022, a decir que Belgrano creó la bandera y nada más. Lo más lindo es que las chicas y los chicos lo saben.