Hay datos críticos de la economía nacional que vienen impactando negativamente en las provincias. Uno de ellos es caída del 9,5 por ciento de los impuestos coparticipables durante el 2025 que informó recientemente el ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires, Pablo López. Otro la pérdida de más de 17 mil puestos de trabajo en la industria manufacturera, de los cuales el 70 por ciento son puestos bonaerenses. A ellos se suman a otros números en rojo que se surgen del derrumbe de la producción industrial, de la baja del empleo formal y de la caída del consumo en los supermercados.
Buenos Aires/12 consultó a Andrés Wainer, Andrés Asiain y Sergio Chouza para indagar sobre las consecuencias que tienen las políticas económicas diseñadas por Javier Milei en la provincia que, entre otras cosas, representa el 40 por ciento del PBI industrial de la Argentina.
“Este es un modelo que perjudica a la industria y la provincia de Buenos Aires es el corazón industrial del país”, describe Wainer, sociólogo e investigador del Conicet, Flacso e Instituto para el Desarrollo Económico y Social Stella Maldonado (Idesba) de la CTA.
Según describe, el modelo económico que implementa el gobierno nacional tiene una doble afectación en la provincia de Buenos Aires, por un lado, un impacto productivo y por otro lado un impacto de ajuste fiscal.
"Tenemos una estructura industrial concentrada en la provincia de Buenos aires, y en otras pocas provincias como Sante Fe y Córdoba por lo que todas las políticas de apertura, de sobrevaluación cambiaria, de eliminación de incentivos para la industria nacional, impactan fuerte”, define Wainer.
“El gobierno nacional busca promover este modelo que está más basado en la explotación de los recursos naturales, y sobre todo en la producción hidrocarburífera, o la minería, y ninguna de estas dos tiene la provincia de Buenos Aires”, agrega.
Asiain, economista y director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), coincide en señalar que “por el tipo de matriz típica del conurbano bonaerense, donde muchas industrias están vinculadas al mercado interno y a los servicios, cuando hay un ajuste como el del gobierno de Milei se ve afectada esa matriz productiva". En cambio, asegura, "a los sectores exportadores de commodities tuvieron un buen momento el año pasado".
Para Chouza, economista y docente de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), “en la composición de la provincia de Buenos aires hay mayor preponderancia del sector manufacturero y los modelos económicos anti-industriales provocan que sufran aquellas provincias que no están basadas en la explotación de los recursos naturales, en sectores extractivos, o en las que tienen capacidades por tierra fértil”.
“No hay un ministerio a nivel nacional que impulse las actividades productivas, por el contrario, el gobierno nacional tiene desprecio por la gestión publica y cree que todo se acomoda trabajando sobre la macro, y que la micro se ordena sola, eso también pega negativamente”, agrega.
Con relación al impacto fiscal, Wainer afirma que la caída de la recaudación de los impuestos coparticipables golpeó fuertemente a las economías provinciales durante el año pasado pero "especialmente se sintió el freno a la obra pública nacional y el recorte a las transferencias no automáticas, que tuvieron un impacto mayor en la provincia de Buenos Aires".
A la vez, describe que se eliminaron transferencias muy importantes como el Fondo de Fortalecimiento Fiscal que había creado Alberto Fernández en compensación por la eliminación de Fondo del Conurbano. "Eso implica muchísima plata”, destaca.
Asimismo, recordó que también se eliminó el Fondo de Incentivo Docente (Fonid) que “fue otro impacto fuerte para la provincia que tiene la mayor cantidad de escuelas y matricula del país”.
“También fue discriminada la provincia de Buenos Aires por las transferencias no automáticas del Tesoro Nacional, porque recibió sólo una transferencia de ATN, que fue después de la inundación de Bahía Blanca, por 10 mil millones de pesos, a diferencia de lo que recibieron otras provincias más alineadas con el gobierno nacional”, recuerda.
El debate por la coparticipación
Chouza explica que el reclamo histórico de la provincia de Buenos Aires, que hace el gobernador Axel Kicillof es sobre la asimetría entre el aporte que hace a la recaudación nacional la provincia, y lo que le vuelve.
En enero de 1988 se sancionó la ley 23.548 que le reconoció a Buenos Aires el 22,8 por ciento de participación, y, según el economista “esos puntos que perdió la provincia, después no se recuperaron, y hoy, en un contexto de austeridad y de ajuste fiscal, se notan mucho más”.
El docente de la Undav sostiene que “la Argentina tiene un régimen federal, entonces no tiene por qué haber una correspondencia entre la participación relativa de cada distrito versus la que después recibe, porque sería entonces un régimen de correspondencia y no sería un régimen federal”.
En esta línea, marcó que “el federalismo tiene una suerte de redistribuciones que buscan una equidad en los niveles de desarrollo de cada distrito, por lo tanto, es lógico que una provincia mejor posicionada como la provincia de Buenos Aires aporte más de lo que recibe, pero el debate es si no de desbalanceó demasiado ese debido balance al quedar la provincia con un porcentaje bajo de coparticipación”.
Asiain también se refirió a este desbalance que padece la provincia de Buenos Aires al marcar que “tiene el menor ingreso de coparticipación por habitante, razón por la cual está en permanente desfinanciamiento”.
Wainer insiste en recordar que cuando se sancionó la actual Ley de Coparticipación, la provincia perdió alrededor de 4 o 5 puntos, y la idea era desarrollar provincias y desconcentrar la población del conurbano, pero eso nunca ocurrió. “La provincia de Buenos Aires siguió creciendo, no hubo redistribución poblacional y la provincia se quedó con una participación de los recursos nacionales inferior, pero para atender a una mayor cantidad de personas”, anota.
Asiain pone el acento en otro problema “que viene del pacto que hicieron Carlos Menem y Eduardo Duhalde cuando se creó el Fondo del Conurbano”. Este fondo complementaba la coparticipación, pero no ajustaba por inflación, lo que significó que “al aumentar la inflación durante los gobiernos kirchneristas ese fondo se fuera licuando”.
Desindustrialización y responsabilidades
Hay otro problema que atraviesa la provincia de Buenos Aires de larga data, que tiene que ver con un proceso de desindustrialización que comenzó con la última dictadura cívico-militar. “Este proceso afecta principalmente a la población del conurbano bonaerense que es el principal bastión industrial del país”, afirma Wainer.
“La enorme concentración de población y los procesos de desindustrialización hacen que los niveles de desocupación, pobreza sean más altos en la provincia, sobre todo en el tercer cordón”, especifica.
Para Asiain resulta difícil que el bonaerense perciba claramente las consecuencias del modelo económico de Milei en la provincia. De hecho, entiende que “Mientras no haya un deterioro generalizado de lo económico y social en todo el país, a través del estallido del dólar o de saltos inflacionarios, o de una caída brusca de la actividad, o un aumento del desempleo como al inicio del gobierno, es difícil que la ciudadanía pueda responsabilizarse al gobierno nacional”.
Al contrario, cree que lo que puede percibir la gente tienen más que ver “con una pelea política que puede perjudicar al bonaerense, y no tanto con el modelo de Milei afectando a la provincia”.
Tomando esa base, Chouza hace una distinción sobre las gestiones y dice que “cuando se gestiona la política nacional se puede hacer un diseño de la política económica que impacta en todo el territorio, pero cuando se gobierna una provincia o municipio eso te viene dado, es exógeno”.
Por eso, señala, “el grado de maniobra que se tiene para trabajar sobre ciertos sectores de la actividad depende del presupuesto provincial que es acotado por definición, y en menor escala que el del gobierno nacional”.
“No se puede disponer nada sobre las variables macroeconómicas", resalta. "Dónde pones la tasa de interés, qué haces con la política crediticia o con la política monetaria, son cosas que se definen a nivel nacional". Por esa razón, asegura que “se tienen las manos bastante atadas a la hora de hacer política sectorial con una economía que te viene dada”. La descripción no sólo sirve para explicar la situación bonaerense sino la de las todas las administraciones provinciales y municipales del país.
En la misma línea, Wainer considera que “hay variables que no maneja el gobierno provincial, empezando por el manejo del sector externo, la apertura comercial que impacta en la producción, o el manejo del tipo de cambio”.
Puede ser difícil para el bonaerense de a pie ver que los múltiples indicadores que se desploman en la provincia son consecuencia del modelo económico que lleva adelante el gobierno nacional, pero Wainer da un ejemplo que ilustra las diferentes gestiones. “Si uno se fija en la variación de los salarios públicos, puede ver que los trabajadores de la provincia vienen más o menos emparejados con la inflación, mientras que los empleados de la administración pública nacional vienen perdiendo 30 puntos respecto de la inflación”, comparó.