La presencia en Ezeiza del avión Emtrasur plantea una larga serie de preguntas alrededor de un caso que es mucho más geopolítico que real. O sea, vuelven a poner sobre el tapete al Eje del Mal, Irán-Venezuela, aunque en la aeronave no haya aparecido hasta ahora ninguna evidencia que vincule los hechos al terrorismo. Nunca se sabe lo que las derechas de Washington o Jerusalem, la CIA y el Mossad, puedan sacar de la galera. La alianza política-mediática-judicial se centra en crear el clima de peligro: cualquier cosa que venga de Caracas o Teherán es una amenaza. Habrá que esperar si después de una semana -el avión llegó el lunes 6- presentan alguna prueba de algo.

Mientras tanto, las preguntas buscan respuestas.

1.- ¿El vuelo del avión con matrícula venezolano fue misterioso?

No, salió del aeropuerto de Miaquetía, cerca de Caracas. Tenía una guía de la carga y una ruta autorizada. Bajó en Córdoba por temas climáticos y después en Ezeiza. La carga proviene de la multinacional de autopartes Faurecia, proveedora de Volkswagen. En verdad, Faurecia mandó la carga en dos aviones. En el Emtrasur vinieron 79 bultos, al día siguiente, en otro vuelo, los 45 restantes.

2.- ¿Pero por qué el avión no se volvió a Venezuela al día siguiente de llegar?

El Emtrasur aterrizó primero en Córdoba y luego en Ezeiza el 6 de junio. Al día siguiente tenía previsto volver a Maiquetía, pero no despegó. El 8 pidió autorización para ir a Uruguay a cargar combustible ya que no conseguía en la Argentina. Ya en vuelo, el país vecino le negó el aterrizaje, textualmente “por no tener autorizaciones de sobrevuelo para Uruguay”. Volvió a Ezeiza.

3.- ¿Por qué no le vendieron J1 que es el combustible para volar?

Fuentes de Shell dicen que la empresa no provee a esas aeronaves porque le crea conflicto con Estados Unidos. YPF tampoco le vende porque Emtrasur no tiene sede en Argentina, aunque todo hace pensar que la influencia norteamericana también juega su papel. Por ese entonces no había aparecido la oportunidad que se menciona ahora: que vuele a Bolivia donde un bróker proveería el combustible.

4.- ¿Pero no pasó por Ciudad del Este en una escalada misteriosa?

No, el avión estuvo en Paraguay hace un mes, el 13 de mayo. Nada que ver con este vuelo. Los medios aliados a Juntos por el Cambio se cuidaron bastante de bajarle el tono a que la carga fueron cigarrillos provistos por el expresidente de Paraguay, y amigo de Mauricio Macri, Horacio Cartés. Paraguay tiene mucha fama de que buena parte de sus ingresos vienen del contrabando de cigarrillos.

5.- ¿Revisaron el avión en la Argentina?

Varias veces. Lo hizo la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), junto a la Aduana, hubo canes, se escanearon lotes de la mercancía, intervino la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA) que gestiona las comunicaciones con los aviones y los servicios de infraestructura; la Agencia Nacional de Aviación Civil (ANAC), que maneja las rutas y los aeropuertos y, por supuesto, la Dirección Nacional de Migraciones. Hasta participó la Policía Federal a través de la Unidad Antiterrorista. En todos los informes figura la palabra negativo, respecto de si encontraron algo anormal.

6.- ¿Se apagó el trasponder?, ¿se buscó ocultar el avión?

El argumento esgrimido por un opositor, según los expertos, no tiene el menor asidero. El trasponder es un sistema que les permite a las torres de control localizar una aeronave. “Apagar el trasponder es un recurso de un avión chico que busca aterrizar a escondidas en algún lugar y descargar algo ilegal. Un Jumbo no tiene adónde ir, es un contrasentido. En Argentina un Jumbo sólo puede aterrizar en pocos aeropuertos” -le explicó un piloto a este diario. “El aparato siempre estuvo bajo control por el sistema ADS-B, satelital, de manera que no existió, al menos en ese aspecto, una anomalía relevante”.

7.- ¿Había alguien sospechoso en la tripulación?

Según el informe de Migraciones, ninguno de los tripulantes, 14 venezolanos, cinco iraníes, registra pedido de captura alguno. Apareció la duda sobre uno de los pilotos, Gholamreza Ghasemi, pero según explicó el ministro Aníbal Fernández se trató de un homónimo, diez años menor al buscado. Migraciones sacó la misma conclusión.

8.- ¿Es inusual que haya 19 tripulantes en un avión carguero?

Los expertos le indicaron a Página/12 que depende la compañía. Es inusual en grandes empresas cargueras, porque tienen numerosas tripulaciones. Pero en empresas chicas, no es extraño. El avión llegó a Buenos Aires y puede ocurrir que le indiquen que viaje de inmediato a Ciudad del Cabo a buscar una válvula para la industria petrolera. Tiene que tener tripulación de recambio. Los 19 tripulantes tenían licencia aeronáutica: tres capitanes, tres primeros oficiales, tres ingenieros, un load-master (jefe de cargas), tres mecánicos y cinco extratripulantes, categoría en la que entran aprendices y personas que se ocupan de hacer guardias y otros menesteres. De manera que la cantidad de tripulantes no es indicio de nada y, en cualquier caso, correspondía chequear si integran listas de personas con captura. Al menos de entrada, no figuran en ninguna nómina.

9.- ¿De qué se acusa a los iraníes?

En principio, de nada. No cometieron ningún delito. El juez parece que igual quiere chequear sus identidades. Les tomó huellas digitales. Hay algunos medios que sostienen que “fuentes informales” aseguran que Gholamreza Ghasemi fue funcionario de aerolíneas iraníes, alguna de ellas vinculada a Al Quds. No está en ninguna lista de buscados, pero ya se sabe que para la CIA, tal vez no está hoy, pero al día siguiente está. Tampoco se los puede imputar por haber traído algo indebido ya que todas las inspecciones dieron negativo. Habría que agregar que, al menos hasta ahora, los terroristas no llegan a los países en gigantescos aviones, ostentosos, sino más bien en vuelos de línea o por las fronteras terrestres, que ya en dos oportunidades, lamentablemente, fueron más que porosas y terminaron en los tremendos atentados de la Embajada de Israel y la AMIA.

10.-¿Cómo seguirá la causa?

Hay secreto de sumario pedido por la fiscal Cecilia Incardona. El fundamento es que la causa es delicada. Todo indica que el magistrado y la fiscal esperarán informes de Washington y Jerusalem, tal vez a través de la AFI, para ver si hay algo para acusar a los iraníes. Después resolverán. Respecto del avión pasa lo mismo. Sin precisiones, fuentes mediáticas afirman que en 2007 fue de la Guardia Revolucionaria y que por lo tanto está sujeto a expropiación por parte de Estados Unidos.

En resumen, un expediente que parece muchísimo más político que judicial: nada impide jamás una denuncia de diputados y exfuncionarios de Juntos por Cambio, siempre listos para alinearse con la derecha de Washington y en busca de repercusión mediática. El argumento es el de siempre: el gobierno del Frente de Todos es aliado del conglomerado iraní-venezolano-cubano-soviético-mapuche, que en este caso trajo autopartes Volkswagen, pero que seguro, seguro, escondía otra cosa...

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