Una red que acompañe frente a las violencias que atraviesan a niñas, mujeres y personas LGBTIQ+, que abrace a las víctimas de las barriadas desde un territorio común para poner en acción un trabajo comunitario transfeminista, interseccional, interdisciplinario, sin mediaciones, prejuicios machistas ni estereotipos, con reconocimiento institucional y económico. La Red de Consejerías de Géneros para la Ciudad de Buenos Aires es una iniciativa en busca de articular estos vectores con el trabajo que ya realizan las organizaciones sociales y de la sociedad civil en los barrios populares, para promover derechos y autonomías con estrategias integrales de abordaje. “Queremos que sean reconocidas las consejerías de género, porque la gestión social asociada y reconocida por el Estado es central para cambiar una situación tan compleja como la que vivimos hoy en los territorios, en relación a las violencias hacia mujeres y personas LGBTIQ+”, explica la legisladora porteña por el Frente de Todxs, Laura Velasco, autora del proyecto que se presentó la semana pasada en la Legislatura y busca reconocer el trabajo de lxs promotorxs de género y diversidad.

Que nadie quede afuera, que circulen las palabras y se colectivicen los insumos, para desarmar el sistema de crueldad doméstica que se profundizó durante el encierro por la pandemia, y para que los cuidados comunitarios posibiliten una nueva forma de organización social, laboral y de autonomía económica. En esta situación, sostiene Velasco, "en la que tanto nos falta por recorrer, donde tenemos un femicidio, un travesticidio diarios, son imprescindibles las organizaciones que trabajan en el territorio.”

La iniciativa viene a darle continuidad a la Ley Bety Quispe presentada en 2020 y que lleva ese nombre en homenaje a la referenta popular, migranta y feminista. Propone un reconocimiento salarial y la incorporación en planta permanente de lxs promotorxs territoriales de género y diversidad a los Centros Integrales de la Mujer (CIM). “Bety fue coordinadora del Area de Feminismo Popular en la Villa 1-11-14 de Barrios de Pie. Asumía ese rol en los territorios por barrios libres de violencias. Era evangelista y realizó todo un camino para ponerse el pañuelo verde, al entender que también era Ni Una Menos por abortos clandestinos”, recuerda la legisladora, que preside la Comisión de Promoción Social. “Fue una de las que estuvo en la Legislatura para hacer realidad el protocolo ILE en la Ciudad.” Corregido y aumentado, el proyecto volvió a presentarse este año para incorporar el acompañamiento de profesionales de la salud mental. “Incorporamos el cuidar a quienes nos cuidan, que estén dando el soporte a ese trabajo territorial complejo que cotidianamente realizan las promotoras en la cercanía”, advierte Velasco.

De lograr su aprobación, el programa de Red de Consejerías de Género dependerá de la DGM, traducido en dispositivos territoriales para la prevención y el acompañamiento integral, en coordinación y articulación con los CIM, con perspectiva comunitaria y abordaje interdisciplinario en salud sexual y reproductiva, abuso sexual en las infancias, discriminación por orientación sexual o identidad de género, dificultad para el acceso a la vivienda y violencias por razones de género. “La población destinataria serán mujeres, lesbianas, travestis, trans, personas no binarias, gays habitantes de los barrios populares, que estén atravesadas/os por las problemáticas de violencia por motivos de género”, sus familiares y entorno, detalla la norma.

Por su parte, la DGM se ocuparía de garantizar la remuneración del personal que realice tareas en las consejerías de géneros y del equipamiento necesario, mientras que el Gobierno porteño, a través de esa dirección o del organismo que la reemplace, “destinará un monto para el mantenimiento, alquiler y servicios del espacio y un monto mensual para los gastos de asesoramiento y difusión, a fin de poder alcanzar los objetivos de la presente ley”, remarca el proyecto. “Dichos montos serán administrados por las Organizaciones Sociales y/o de la Sociedad Civil que llevan adelante cada consejería de géneros.”

Cada consejería contará con coordinadorxs y promotorxs de género y diversidad designadxs por la organización social y/o la sociedad civil, y equipos interdisciplinarios de psicólogxs, psicólogxs sociales, trabajadorxs sociales y abogadxs "contratadxs por la autoridad de aplicación", que en su formación acrediten perspectiva psicosocial y de géneros. Y, desde ya, el cupo laboral travesti trans quedará asegurado.

En los fundamentos del proyecto se hace especial hincapié sobre el déficit de las políticas públicas orientadas a reducir las brechas de género, en la carencia de información y de visibilización de la magnitud del problema, cuando los registros arrojan un crimen por violencia de género cada 25 horas; en la falta de asesoramiento jurídico accesible, en las medidas legales ineficientes, la escasa formación con perspectiva de género para lxs funcionarixs de los dispositivos públicos, y en la ausencia de campañas de difusión masiva de prevención y asistencia de las violencias en medios de comunicación, instituciones sociales, educativas y de salud, públicas y privadas.

“Este trabajo por barrios libres de violencia es un paso más en la presentación del proyecto de ley, para que las políticas públicas de verdad den respuesta, con presupuesto y con decisión política, en Ciudad, donde todavía no tenemos un Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, y donde nos faltan CIM con cercanía a los barrios populares”, lamentó Velasco, que trajo a la memoria los nombres de Araceli Moreno y Milagros Santos, dos compañeras muertas por la violencia machista. “No queremos más compañeras dando nombre a leyes. Queremos que esas mujeres que todos los días ponen el cuerpo para cambiar la realidad en un sentido de justicia y de transformar las desigualdades, nos lleven con su nombre a la victoria de la transformación de esa realidad.”