Un fenómeno de gran repercusión en las últimas décadas en Japón llamado Sekkusu shinai shokogun, “el síndrome del celibato”, da cuenta de que gran parte de la población de menores de 40 años no tiene interés en las relaciones convencionales, ya no están interesados en estar en pareja y muchos no quieren ni complicarse con el sexo. Sin llamarse en muchos casos asexuales, las experiencias por lo general son solitarias, cobran protagonismo la pornografía en internet, “parejas” virtuales y las caricaturas animé.

Por otra parte, en Europa y varios países de Latinoamérica, un movimiento que ha tomado fuerza a través de organizaciones que buscan construir comunidad y legitimarse como orientación sexual son los “asexuales”. Si bien el significante incluye todo un amplio espectro con variaciones, se definen esencialmente como quienes no sienten atracción sexual por nadie, no es equiparable al celibato ni es una elección, refieren que es una orientación sexual como las otras. Una referente de la Organización Asexuales México y América Latina dice: “somos personas comunes y corrientes que simplemente prefieren comer pizza o pastel a tener intimidad con alguien”.

Diferentes formas de presentación en lo social de sexualidad(es) que llevan la marca de lo contemporáneo.

“Cuando se trata del goce, y especialmente del goce sexual, entramos en el campo de lo Uno… sin Otro. Cada uno con sus fantasmas y sus síntomas, y cada uno sin saber la partitura que los cifra”.

La posición de goce de cada parlêtre es respecto a un objeto a-sexuado y, desde esta perspectiva, podríamos decir todos solos en relación al propio goce incurable, ya que atrapados en el fantasma incluso cuando se cree relacionarse con el otro, en realidad se relaciona con su propio objeto colocado en el campo del Otro, ausencia de relación leemos en Lacan.

Sin embargo, el “síndrome del celibato” o la “asexualidad”, dan cuenta del predominio de un goce que no pasa por el cuerpo del Otro. Podríamos pensarlos como la presentación contemporánea de lo que Lacan llamó la ética del soltero, haciendo alusión a un goce solitario, que toma de forma literal la falta de relación con el Otro. El mundo contemporáneo además, ofrece una gran variedad de objetos que hacen posible satisfacer la pulsión sin tener que pasar por el partenaire sexual.

Una maniobra que elude el encuentro con la diferencia, ¿podría pensarse como una forma de arreglarse con la relación que no hay a partir de negarla?

 

*Psicoanalista. Miembro de la NEL. Del Códices 9 de la Jornada Sexualidades de la NEL (Nueva Escuela Lacaniana).