“No me parece representativo, ni democrático, ni republicano intentar representar al cien por ciento. Es una de las principales cuestiones que se están planteando en Europa, la indiferenciación de proyectos incide en el desapego a la política. Hay un excelente libro, “En torno a lo político” de Chantal Mouffe que aborda esta cuestión. Institucionalmente represento a todos los argentinos, soy la presidenta, es claro. No voy a poder representar (hace comillas con los dedos índice y mayor de las dos manos) ‘lo que todos quieren’ porque la representación de intereses no es lo mismo que la institucional. Sobre todo en economía, las decisiones en economía no son neutras. Si uno mejora la participación de los trabajadores en el PBI, el otro sector deja de percibir una parte. Lo que tengo que buscar son las decisiones para que la mayoría de los argentinos viva mejor porque, en definitiva, también reciben beneficios en otros aspectos, por ejemplo en la calidad de vida. La modificación de la distribución del ingreso puede restarles algo pero les conviene vivir en una sociedad integrada, sin ghettos que es el paisaje que suele verse en otros países de la región y que no terminó de llegar a la Argentina. No aspiro a representar al cien por ciento de los argentinos pero sí a una enorme mayoría. Un modelo inclusivo, con menores índices de pobreza y de indigencia, con mayores exportaciones, más industrial, casi todos mejorarían”.
La cotización del dólar ilegal (alias “blue”) sube sin encontrar techo. El tráfico ilícito se realiza a la vista y paciencia de cualquiera en numerosas ciudades con epicentro en la City porteña. Nula represión, minga de vigilancia o cualquier presencia que dificulte el intercambio.
Un conjunto pequeño y cruel de especuladores busca forzar al Gobierno a devaluar. O provocar una devaluación desordenada del dólar oficial. Si eso sucede, recién entonces, exportarán una fortuna atesorada en silobolsas.
En simultáneo (en las mismas calles, plazas y centros urbanos donde se trafica ilegalmente) muchedumbres aprovechan las vacaciones escolares. Realizan turismo interno, en distintas escalas. Consumen, llenan restaurantes, canchas, salas de espectáculos públicos.
La crisis económico financiera de 2022 se asemeja a las de 1890 o 1930 o 2008 porque coinciden con catástrofes similares que azotan a otros países del mundo. Esta vez, plagas sucesivas: la pandemia, las secuelas económico-políticas de la guerra en Ucrania. La crisis es global, interactiva. He ahí una de sus diferencias con la de 2001, confinada en nuestras fronteras
Otra diferencia notable es el cuadro general de la economía: preocupante, inequitativo, con alta concentración de riqueza e inflación. Pero a la vez con niveles altos de empleo, creación de puestos de trabajo, despliegue de la industria. Un cuadro gris o gris oscuro aunque menos letal que el de 21 años atrás. Los bancos tienen fondos para atender a los ahorristas. El nimio peso nacional no coexiste con cuasi monedas impresas por las provincias. Hasta hoy, no hay recesión ni crece la capacidad ociosa.
Lejos está el cronista de ensalzar el cuadro de situación... sí le importa resaltar su complejidad, las contradicciones.
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La corrida, prioridad: La angustia financiera desdibuja la arquetípica diferenciación entre lo “urgente” que se antepone a “lo importante”. Por lo pronto, se trata de categorías conceptuales que admiten zonas grises.
El cronista es reacio a usar metáforas o comparaciones entre la economía política y la medicina. En contingencias límite se autopermite una excepción. Parece sensato pensar que en caso de enfermedad “standard” deben atenderse sus causas y no solo sus síntomas. El síntoma, supone el escriba profano, ayuda a descifrar el problema. Pero hay trances extremos que fuerzan a atacar el síntoma porque se puede llevar puesto al paciente. Una fiebre de más de cuarenta grados con deshidratación. Una hemorragia brutal. Una descompostura que descompensa y no cesa. La corrida roba cámara, ranquea como alta prioridad.
Los arbolitos priman sobre el bosque que es la economía real descangayada. El bosque, claro, sigue ahí.
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Silobolsas y caja de herramientas: Volvemos a las silobolsas. Si los exportadores liquidaran habría resuello para atravesar estos meses. Algunos.
El Estado no cuenta con herramientas para forzar las exportaciones. El capitalismo salvaje expone insolidaridad y desprecio por las consecuencias. El Gobierno no se consagró a regular, a generar un marco legal con mejor presencia pública, a hacerse cargo del mercado de comodities. Tiempo atrás, el presidente Alberto Fernández intentó expropiar Vicentin de modo atolondrado… se echó atrás. Quizá era momento para perseverar en pos de esos objetivos importantes. Con un diseño institucional más sofisticado que ingresar en una empresa quebrada, plagada de fraudes y reconvertirla. Alguna versión siglo XXI de la Junta de Granos, una Agencia bien equipada. La oportunidad se dejó pasar cuando el capital político de Alberto era incomparablemente superior al actual.
El Frente de Todos (FdT) no consigue hacer ley el impuesto a la renta inesperada. Ni la norma pensada para que los que fugaron divisas paguen la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La extrema paridad en las dos Cámaras posibilita el bloqueo constante de Juntos por el Cambio (JpC) cuya disciplina interna desmiente o relativiza que estén "todos peleados”.
La caja de herramientas del Estado está desprovista contra lo que afirman algunos voluntaristas del oficialismo. AF luce frenado, su modo de comunicar decepciona, vale. Pero no es cierto que tiene el as de espadas o la bala de plata para resolver todos los problemas de un saque. Ni ahí.
“El campo” difunde que se le reconocerá una cotización especial (dólar recontra alto) para liquidar las exportaciones que está pisando. Sería una debilidad fundacional ceder al chantaje, el presidente contradeciría sus discursos de esta semana. Sentaría un precedente perverso… prometió enfrentar a los especuladores. No profetizamos que no va a acontecer, contamos escala uno en uno lo que ocurre hasta el cierre de esta nota.
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Destituyentes por doquier: El periodismo autóctono atraviesa un mal momento, superpoblado de difusores de filtraciones, lectores en voz alta de chats en off, operadores descarados.
En otras veredas (mejores) hay quien aduce que ya no importa “lo que dicen los diarios”, que este siglo, que las redes sociales…. Ponele. Pero el Multimedios Clarín es muy otra cosa que un diario. Una corporación poderosa, con miles de trabajadores, que comanda la Asociación Empresaria Argentina (AEA), con intereses propios, cotización en Bolsas nativas e internacionales. Productor de contenidos en formatos arcaicos y flamantes, productor de hechos. Protagonista. Vanguardia del establishment. El diario funciona como tentáculo del Multimedio.
Los chismes o rumores brotan por doquier y se reiteran como eco. La gente común no se dedica a chequear fuentes. Una referencia repetida se confunde con la realidad, invisible a los ojos.
Hay saqueos en el Conurbano, claman los alarmistas. Ni siquiera quien habita en algún paraje del Conurbano puede corroborar personalmente si es certera esa afirmación holística.
Un columnista-estrella de La Nación escribe que “en distintos municipios hubo intentos de tomar la intendencia. La policía encendió alarmas en Avellaneda, La Matanza, Moreno y San Pedro”. Es falso pero suena bien. Colegas lo repiten con la unción de fundamentalistas leyendo un libro sagrado. El bullshit no emana mal olor. “Cuela”, forma sentido común. una fake news del día, entre decenas.
La jugada coincide con una serie de ataques contra las organizaciones sociales. Persecuciones y razzias en Jujuy contra militantes de la Tupac. Denuncias a granel sobre manejos non sanctos de dirigentes sociales. Que imponen diezmos de prepo, que atesoran fortunas en efectivo. ¡En dólares! Se filtran conversaciones grabadas sin especificar origen ni autorización para propalarlas. La derecha pega derechazos, es su esencia.
El ministro de Desarrollo Social Juan Zabaleta lee mal el escenario o se deja conducir por el adversario. Anuncia que no habrá más altas en el Potenciar Trabajo cuando la inflación es exorbitante y hasta faltan alimentos en las góndolas.
Argumenta que el cese va de la mano con la conversión de “planes en trabajo”, un simplismo que está de moda enunciar sin concreciones. No será tan sencillo lograrlo respecto de cientos de miles de personas en el momento más difícil del mandato de AF. En cualquier caso, se podría invertir el orden de los factores: primero la reconversión virtuosa, luego las decisiones sobre altas y bajas.
Zabaleta insta auditorías sobre eventuales maniobras de dirigentes sociales, formula acuerdos con Universidades. Es un momento desdichado para hacerlo. Mejor sería pensar propuestas alternativas, saltos de calidad en políticas sociales.
Las organizaciones sociales reclaman, se movilizan. El bloque piquetero conducido por Eduardo Belliboni lo practica desde hace meses. Congrega beneficiarios de los planes y gente aún más desamparada que no tiene laburo ni un Potenciar Trabajo. Juan Grabois destaca como se moviliza ese nuevo sector inorgánico, no encuadrado.
Grabois cuestiona acremente al Gobierno. Es un orador hábil, maneja variados registros. A título de opinión: esta vez descarriló. Gritó de más, anunció sangre, pareció pensar más en el impacto mediático que en sus bases o que en la opinión pública. La concurrencia al acto fue escasa, los medios dominantes --que se apalancan en su protesta mientras lo combaten por otros lados-- no mostraron fotos panorámicas. Hicieron base en sus palabras.
Emilio Pérsico, funcionario nacional y líder del Movimiento Evita, discrepa públicamente con Grabois. El Salario Universal, arguye, es una buena iniciativa pero en plena corrida hay que poner pausa a los reclamos. Le falta solidez a la postura de uno de los últimos aliados firmes del albertismo. Desmovilizar cuando la necesidad aprieta más… raro. Otra vez, falta de timing o de sentido de la oportunidad, una característica constante del oficialismo.
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Batakis con matices y necesidades: La ministra de Economía Silvina Batakis arrancó con restricciones de gasto estatal, cierre de incorporaciones a planta en sector público. En estos días se matizó el cuadro. Se sostiene la inversión en obra pública que es mano de obra intensiva, dinamizadora de la economía real, reclamo de gobernadores e intendentes. Alberto Fernández amplió el plazo para inscribirse en la moratoria previsional. Las dos acciones son activadoras, suben el gasto, mejoran el diseño general impreso por Batakis.
La reactivación merece, a su turno, observaciones que trasciendan el costumbrismo o modismos como “estalló”. La actividad agrícola, la construcción y la gastronomía crean puestos de trabajo. No suelen registrarse, no se formalizan, los salarios son generalmente bajos. Las actividades consiguen récord de nuevos empleos “en negro”. Este apunte impresionista se abre a observaciones de los lectores o mirada más refinada de especialistas. Como la paga es baja y la oferta abunda relativamente, los laburantes cambian de conchabo con asiduidad. Buscan mejoras, dentro de la carestía. Diez lucas más (30 dólares blue) pueden hacer diferencia si no hay incentivos para quedarse en un empleo. Desde el Gobierno no se hace pressing sobre las empresas que prosperan e incumplen la ley.
Tampoco llega el apoyo material y simbólico que precisa la ministra que recibió un legado tremendo. Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner rompieron el muro de silencio que los separaba en la previa de la designación. Habrán medido el riesgo, pactaron con lo que debería ser rutina, normalidad. Desde entonces se reúnen, intercambian. Se chimenta que Batakis va avisando a Cristina sus determinaciones. Todo suma pero da poco. En el Gabinete, en el Agora, entre los partidarios del FdT (en Economía, no lo dude) se esperan o se precisan gestos más fuertes. El respaldo no alcanzaría pero sin él todo va peor.
Pero sobre todo hacen falta decisiones, acciones concretas. El presidente viene optando por participar en actos minimalistas, anuncia acciones, resultados. Verídicos pero pequeños si se comparan con los problemas centrales, con las “contradicciones principales”.
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La representación y las necesidades: Aldo Rico sale del frízer y lanza una arenga golpista que apesta a naftalina. Un outsider, claro, en una temporada que viene siendo grata para otros seguramente menos desacreditados que el carapintada.
Su irresponsabilidad se conjuga con la de periodistas y políticos retirados que piden elecciones anticipadas. Aquellos pujan por ser el empleado macrista del mes. Estos por tres minutos de aire en la tele o la radio.
Refractario a las teorías conspirativas, este cronista no atisba (hoy en día) una conjura golpista articulada. Puede equivocarse. Aunque acertara; la sumatoria de conductas descontroladas, antidemocráticas, insolidarias, suscita peligro. La devaluación puede sobrevenir porque los exportadores le ganaron la pulseada al gobierno o porque los “mercados” se desmadran. Existen antecedentes históricos en ambos sentidos.
En un cruel contexto local e internacional el gobierno afronta el reto de representar en el sentido que explicó Cristina en el reportaje evocado en el epígrafe. Corporizar la magia o el misterio de la representación política. Ser mandatario de todos los argentinos, expresando especialmente los derechos e intereses de ciertos sectores sociales, los más desprotegidos. Un colectivo que crece, gana en diversidad, disperso, tal vez apático en términos políticos o enojado. Un conjunto de ciudadanos que labura, que no especula ni es millonario en dólares. Una mayoría que necesita día tras día, ahora y siempre, de un Estado activo y de un Gobierno presente en la lucha contra la concentración de la riqueza, el poder y hasta las esperanzas.