Durante poco más de tres décadas, la artista estadounidense Nancy Scherl ha estado fotografiando a personas que almuerzan o cenan en restaurantes sin compañía; una experiencia que alguna gente teme y otra aprecia, pero que -a su entender- a nadie deja indiferente en tanto “metáfora de las complejas tramas de la soledad” ¿En qué piensan?, ¿escuchan lo que se dice en mesas vecinas?, ¿se saben observadas?, ¿quieren pasar inadvertidas?, ¿están ahí solas por elección o porque no les queda otra?, ¿el gesto demanda cierta dosis de valentía?, ¿será que la historia personal modifica cómo atraviesa cada quien esa experiencia gastronómica…? Apenas algunas preguntas que invita a hacerse Scherl a partir de Dining Alone: ​​In the Company of Solitude.

Nancy publicó recientemente esta serie monográfica como fotolibro, y allí reúne alrededor de 70 imágenes en diversos restaurantes de su ciudad, Nueva York. De todo como en botica en su selección, que abarca desde lugares pitucos hasta modestas hamburgueserías, y que registra además cómo los propios hábitos de quien come solita su alma en público han ido mutando a partir de la irrupción del celular. Lo cual no quita que, a su consideración, la actitud siga siendo disruptiva: comer afuera es tenida como una actividad eminentemente social.

Con un enfoque deliberadamente documental, su proyecto a largo plazo culminó en el año 2020, cuando la pandemia obligó a trasladar a comensales a estructuras improvisadas, al aire libre, para evitar contagios. Decidió concluir entonces la faena tras más de 30 años porque, según señala, la siempre complicada y ambivalente relación con la soledad quedó más expuesta que nunca. “A pesar del confinamiento, todos estábamos conectados al darnos cuenta de que el virus mortal no discriminaba, que nos unía la fragilidad de la vida, nuestra humanidad, nuestra mortalidad, nuestras vulnerabilidades. Mi esperanza es que estas fotografías nos sirvan de alentador recordatorio de que hay una manera de aceptar buenamente la soledad”, anota al respecto quien decidió donar la mitad de las ganancias por la venta del libro a entidades que asisten a gente mayor; también a personas que han perdido un ser querido a causa del covid-19.