El Lago Viedma, ubicado en la Provincia de Santa Cruz, es el más profundo de América y el quinto en el mundo. Ese descubrimiento reciente es el resultado del trabajo de un equipo de investigadores coordinados por la doctora en Ingeniería de la Universidad Nacional de Cuyo María Gabriela Lenzano. El grupo está integrado por ingenieros de distintas especialidades y una geógrafa del Laboratorio de Geomática Andina (LAGEAN) del Instituto de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales del CONICET. De acuerdo a su hallazgo, el cuerpo de agua estudiado tiene 900 metros de profundidad y se ubica en un área inexplorada del Parque Nacional Los Glaciares, hasta hace poco tiempo ocupada por el glaciar Viedma. La reducción de la superficie de hielo desde 2014 hasta la actualidad dejó al descubierto la zona para avanzar hacia el lago.

La expedición encabezada por Lenzano, fue financiada por el Centro Regional de Ciencias de la Tierra (ICEs) perteneciente a UNCUYO.

En diálogo con el Suplemento Universidad, la responsable del LAGEAN, también ingeniera agrimensora de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), explicó que el equipo de investigadores “aborda el estudio numérico de procesos naturales y realiza monitoreos ambientales, con énfasis en el ambiente del glaciar”.

-¿Qué los llevó a hacer este descubrimiento en el Lago Viedma?

-En realidad, nosotros venimos incursionando desde hace más de una década en la región. El trabajo en el Lago Viedma es parte de una serie de investigaciones que hemos hecho en el Parque Nacional Los Glaciares. Esa tarea se basa en medir la profundidad del Lago Viedma desde un bote y con equipos especiales. El fondo no es llano y suponemos que tiene una topografía compleja. Al glaciar hemos ingresado desde el año 2011. En esa época abarcaba más espacio hacia el este; inclusive, se hacían excursiones turísticas para caminar sobre su superficie. Durante los últimos años, cuando el glaciar comenzó a retroceder, las empresas cancelaron las excursiones. Las primeras mediciones de batimetría (técnicas para calcular las profundidades) se hicieron en 2014. El glaciar desciende del campo de hielo patagónico sur (extensión de hielos continentales en los Andes pagónicos, en la frontera de Argentina y Chile) y forma parte de la cuenca del río Santa Cruz. Ha retrocedido de manera muy importante. Ha perdido 5 kilómetros cuadrados de superficie y dos kilómetros longitudinalmente, de forma aproximada. En mayo de este año decidimos hacer otra campaña para agregar nuevas mediciones batimétricas en la zona recientemente abandonada por el glaciar. En un principio, me sorprendí por los resultados: 900 metros de profundidad y 650 metros debajo del nivel del mar.

-¿Qué les va a permitir este descubrimiento a nivel científico?

L-El hallazgo nos acerca un poco más a conocer cómo es el fondo del lago, donde estaba apoyado el glaciar hasta hace poquitos años. Nos permite tener un mapa 3D, ver en qué zonas hay sedimentos. Puede darnos pie para averiguar cómo es el comportamiento del glaciar. Nosotros lo vamos a ir trabajando por ese lugar.

-¿Por qué pierden masa los glaciares?

L-Los glaciares del campo de hielo sur, en general, y del mundo están perdiendo masa desde mediados del siglo XX debido al cambio climático, pero también hay factores locales que hacen que los glaciares se comporten de una u otra manera, de acuerdo a dónde están localizados. El glaciar Viedma no es ajeno a estos cambios, su balance de masa sigue siendo negativo.

Es todo un desafío ir hasta la zona de estudio y explorarla, pero lo disfrutamos. Desde el punto de vista de las investigaciones, el comportamiento de los glaciares en la Patagonia presenta una serie de complejidades que nutren considerablemente los estudios que desarrollamos”.

-¿Cuál es la razón para que los glaciares se comporten de distinta manera según la región?

L-En general, los glaciares retroceden, pero efectivamente son las condiciones locales las que hacen que los glaciares tengan distinto comportamiento entre una cuenca y la otra. Por ejemplo, dentro de la cuenca del río Santa Cruz, el glaciar Upsala que finaliza en el Lago Argentino y el Viedma que termina en el lago del mismo nombre han retrocedido durante el último siglo.

Sin embargo, el Perito Moreno tiene un comportamiento totalmente diferente, por lo menos hasta la actualidad. El glaciar Perito Moreno se comporta como un oscilador. Avanzó un kilómetro hace aproximadamente un siglo y adquirió una posición bastante cercana a la Península de Magallanes. Desde entonces, limitado por la topografía circundante, ha experimentado pequeños avances y retrocesos, en un rango de menos de 150 metros. Cuando el glaciar se acerca a la península, suele generar un dique de hielo. Estos eventos forman parte de la dinámica adquirida durante el último siglo, que genera oscilaciones frontales, compuestas por ciclos recurrentes de avance y retroceso del frente. Las fases de avance son de junio a diciembre y las de retroceso, de diciembre a abril. Por lo tanto, el aumento progresivo de este nivel de agua, en la mayoría de los casos culmina con una abrupta ruptura de la presa, produciendo un súbito desbordamiento del volumen de agua al Lago Argentino, lo que provoca la ruptura del dique. Estas rupturas son la atracción turística del glaciar, donde la gente va y se saca fotos. Un hermoso espectáculo natural, en ese hermoso glaciar que es el Perito Moreno.

-¿Cómo se realizan las mediciones?

L-Las realizamos desde un bote que nos facilitó la Administración de Parques Nacionales. Medimos la profundidad del lago con un sensor que emite una señal en forma de ondas, que se propagan por el medio acuoso hasta llegar al fondo del lago y se reflejan de nuevo en la superficie. El dispositivo mide el tiempo que tarda la onda en propagarse hasta un objeto y rebotar. Esto nos da la información de lo que hay a una determinada profundidad en ese lugar.

-¿Por qué eligió esta región para investigar?

L-Comencé trabajando en los Andes Centrales, en el Parque Nacional Aconcagua. Desde hace una década, en general, mis investigaciones están orientadas a la Patagonia. Desde lo personal trabajo en ciencia porque me apasiona hacerme preguntas, imaginar. Para nosotros que vivimos en Mendoza, llegar a área de trabajo implica hacer 3200 kilómetros en una camioneta. Es todo un desafío ir hasta la zona de estudio y explorarla, pero lo disfrutamos. Desde el punto de vista de las investigaciones, el comportamiento de los glaciares en la Patagonia presenta una serie de complejidades que nutren considerablemente los estudios que desarrollamos. Llevamos una década de investigaciones y cinco tesis doctorales dirigidas en la zona. Lo elijo desde lo personal y puedo hacerlo extensivo a todo el equipo del LAGEAN: la zona nos atrapó, es majestuosa.