Juntos por el Cambio se opuso a votar la Ley de Emergencia Covid. El oficialismo no logró construir el quórum los dos tercios de la Cámara Baja y por tanto no hubo ley. 

Una ley que busca, a través de parámetros epidemiológicos, determinar las medidas de cuidado a tomar en tiempos donde a diario tenemos más de 600 muertos promedio. 

La situación es más que complicada, más que dolorosa. La oposición no quiso votar esta ley y este hecho constituye un acto de irresponsabilidad más de tantos que se vienen sucediendo que desnuda su profundo desprecio por la vida. Sobre todo por la vida del otro. 

¿Por qué lo hacen? Ayer el querido colega Antonio Fernández Llorente decía la oposición lo hacen porque quiere dejar solo al presidente en las decisiones. Y es cierto. 

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La oposición quiere que la pandemia tenga un solo responsable y ese responsable sea que ese culpable sea Alberto Fernández. Que sea él el que firme los decretos. Que sea el único que ponga la cara a sabiendas que el saldo de la pandemia siempre va a ser negativo.

Por más extraordinaria gestión que se haya hecho en términos de vacuna al principio, en términos de cuidado, siempre va a ser negativo el saldo de la pandemia. Porque fueron miles de vidas las que se perdieron y miles las familias que se arruinaron por la pandemia.

Entonces, ante esto, la oposición quiere que el rostro de todo ese dolor, que el rostro de las restricciones, que no le gustan a nadie y el rostro de la crisis económica que generó la pandemia sea únicamente el de Alberto Fernández

Ahora bien, tamaña irresponsabilidad no hacen otra cosa que empujarlos a la ley de la selva y al sálvese quien pueda. 

En medio de todo esto la semana pasada, diputados, senadores, y poder Legislativo acordaron un aumento del 40 porciento de su salario. Y esto generó crítica en muchísimos sectores de la sociedad, sobre todo también de algún sector del periodismo. Porque dicen que "la política" no puede aumentarse los sueldos un 40 por ciento.

Lo dicen en un proceso de estigmatización, de menosprecio por la política, de persecución para con la política. Y lo reducen a este aumento de salario. Más allá de que alguno puede resultarle inmoral el aumento no deja de ser un derecho. 

Los legisladores tienen el derecho, como cualquier otro trabajador, a tener su incremento salarial, le gusten y le guste. Creer que no lo merecen por el simple hecho de dedicarse a la política es aceptar el discurso del antipolítica que sólo le hace el juego a los que no es que buscan que el Estado tenga más dinero en sus arcas y le paguen menos a los políticos, no, lo que buscan es que desprecie la política. 

¿Ustedes se preguntarán por qué toco estos dos temas? Porque es increíble que una porción importante de la sociedad repudie más el aumento de un sueldo a un diputado que a aquellos diputados que no se sientan a votar una ley que defiende la vida. 

Es un sin sentido evaluar un diputado por lo que cobra y no por lo que hace y condenar a un diputado si como trabajador o una diputada o un senador cobra un aumento de salario y no si cumplen con la responsabilidad que se les dio al momento de ser votado. 

¿El problema es que un diputado cobra un 40 por ciento de aumento? Ahora parece que el problema para una porción de la sociedad no es si el diputado es empleado de un medio que hace operaciones políticas que se opone absolutamente a todo. 

Puede uno criticar que un sector político tiene muchos privilegios y entonces el aumento de sueldo y no cae bien, sí, claro, puede hacerlo sobre todo si uno lo compara con lo que puede cobrar un médico o un enfermero. 

Sin embargo, desde donde nace la crítica no es desde la idea de la equidad. No es la idea. Es desde la idea de la antipolítica. Y la verdad es que los que hacen antipolítica son los que nunca se sientan en la banca a defender la vida y los derechos de los ciudadanos.

El problema de la política no es el costo. El problema de la política son aquellos que hacen de la política un laburo de lobistas, un laburo de operadores, y les puedo asegurar que no es que cobren un 40 por ciento más, cobran muchísimo más pero no tenemos la más pálida idea de dónde viene ese dinero y en qué cuentas en el exterior la tienen. Si no, pregúntenle a Pfizer.