Luego de que la actriz Eugenia "China" Suárez rompiera el silencio en el escándalo mediático por la acusación indirecta de la empresaria Wanda Nara como tercera en discordia en su matrimonio y culpable de su separación del futbolista Mauro Icardi, el periodista y locutor Víctor Hugo Morales analizó la exposición mediática del tema que estuvo en boca de todos, tanto en los programas televisivos como en conversaciones informales.

"Hay una especie de impotencia que te camina por adentro", consideró el conductor de La Mañana por AM750 sobre la reacción de Suárez, quien realizó este miércoles un descargo en su cuenta de Instagram en la que denunció "acoso mediático" y "construcción de historias manipuladas" además de señalar una "reproducción de la violencia machista" hacia ella.

La actriz que se encuentra actualmente en España por motivos laborales afirmó que quienes "estén lucrando" con su vida personal y carrera artística serán intimados por "la reproducción de información falsa, maliciosa y con fines de reproducir violencia de género mediática".

En este contexto, Víctor Hugo señaló que "el asunto atravesó todas las capas". "No ha habido manera de prender la televisión y que estos personajes estén" en pantalla, advirtió y consideró que la reacción de la "China" fue "evidentemente contra la cobertura de algunos canales de televisión" hegemónicos.

El descargo completo de la China Suárez por el WandaGate

Escribo esta carta para bajar el ruido externo de mentiras, maltratos y miradas inclinadas en la construcción de historias manipuladas para, una vez más, ser el chivo expiatorio de la violencia mediática

He guardado por mucho tiempo silencio por varias razones. La principal por miedo e inexperiencia. Por no saber cómo nombrar el nivel de mentiras y atrocidades que se dicen para sustentar el minuto a minuto televisivo.

Lo que está sucediendo hoy tiene detrás una historia mucho más grande y profunda, de la que seguramente muchas mujeres van a sentirse identificadas. Me ha tocado relacionarme con hombres a los que les he creído siempre su palabra, que estaban separados, separándose o que no había conflictos”.

Siento en esta situación un déjà vu infernal, donde vuelvo a pagar con mi reputación cuestiones que son del dominio personal de cualquier mujer. Una repetición que deja a la luz mi inexperiencia y sobre todo profunda credibilidad que le di a estos hombres que luego guardaron silencio dejando que me comieran los lobos

Parece que es más creíble para esta sociedad, sabiendo cómo se manejan ellos siempre, que yo sea la mala, la que engaña y no la engañada. Y también parece que es más fácil para una mujer pegarme a mí para descargar. El costo de sostener la imagen de una familia feliz lo pago yo, no el hombre que fue irracional o tuvo un desliz. En ese precio todos quedan bien parados.

Repito mi silencio constante para preservar mis vínculos familiares que han sido siempre mi prioridad, me jugó en contra. Pero hoy no quiero callar más porque sé que somos muchas mujeres a las que esto nos ha sucedido y a las que la mirada externa juzga.

Lo que sucedió es una situación que yo no comencé, no provoqué y no alenté. Tener que contar esto habla de la poca privacidad que tenemos las mujeres. Mientras tanto un montón de calificativos dañinos pidiendo mi cabeza desde hace tiempo, en donde el peso de cómo se me juzga a mí es totalmente asimétrico. Caso contrario se sabría que yo no fui quien insistió y propició esta situación. Asumo mi inexperiencia, falta de entendimiento sobre mucho que seguramente deba aprender de ahora en más. Pero no voy a hacerme cargo por mí y por todas las mujeres que son juzgadas siempre, de las actitudes de conquistadores seriales que tienen aprendidas estos varones, y que después bien saben esconder.

Como dicen ahora, ser empoderada no tiene que ver con dinero, con ser filosa en redes y menos con insultar con los mismos términos con los que te juzgaron en el pasado a otra mujer. Tiene que ver con ser justa a la hora de hablar y sobre todo romper el silencio. Me resulta llamativo que las mujeres no vean que los mismos agravios que me escriben a mí son los que una sociedad entera usó (y sigue usando) para referirse a ellas. La reproducción de esa violencia que recibiste en el pasado hacia otra mujer para limpiar tu imagen no se hace más astuta. Solo nos vuelve a poner a todas en el mismo lugar.

Quienes están con esto lucrando a costa de mi vida personal y mi carrera artística, serán también intimados por la reproducción de información falsa, maliciosa y con fines de reproducir violencia de género mediática hacia mi.

Gracias a todas las personas que me brindaron apoyo, que entienden lo que pasé y callé en el pasado, dejando que personas heridas me pongan en lugares injustos y que hoy esto se vuelve a repetir pero ya no más con mi silencio. Soy una mujer que ya no tiene miedo de hacer valer mi derecho a vivir libre de prejuicios. Y ojalá esto no sirve solo como un descargo sino también para reflexionar sobre nosotras.