Leo Damario tiene varias reglas para llevar su vida adelante: come sano, no tiene contacto con ninguna red social y hace una película por año. Olympia (2011) dio a conocer el trazo de este director nacido en la clase obrera marplatense pero mezclado en la crema social porteña durante la última década. Lo destacable de su ojo es la fascinación por el cuerpo femenino, el ida y vuelta de la cultura del rock argentino y un montón de sátiras camufladas de piel. Ese estilo mutó por darse la cabeza contra distintas realidades, pero el ritmo no frenó y en los últimos tres años sacó films tan distintos como profundos, siempre callado la boca. “La enorme falta de sentido común que tengo para la vida real me funciona en el cine. La única manera que tengo para llevar una vida diaria es haciendo una película por año, en cada una logro lo que necesito para vivir”, le responde al NO en su casa de Recoleta.

Resentimental es una rareza en el repertorio de Damario. La escribió cuando tenía 24 años, después del debut de Olympia, pero recién llegó a los cines el año pasado. Una productora grande encontró el proyecto, una sátira sobre las relaciones humanas en cierto estrato social, y así se decidió el título más comercial de un director acostumbrado a hacer sus producciones fetiches y trabajar rigurosamente en publicidad.

“Hice Olympia y Palmera con la virulencia que una banda de rock hace sus primeros discos, grabando la música que quiere escuchar. Con Resentimental quise hacer una película con la misma cámara que Birdman pero con la actriz que se quiera.” El elenco es un juego de las estrellas de actores y actrices del cine nacional: Alejandro Awada, Lucila Polak, Brenda Gandini y Diego Ramos, entre otros. “Es una película ridícula todo el tiempo, eso me divierte. Hice psicodelia con la high class.”

Antes de poner un pie en las salas grandes de Argentina, Damario tuvo la tarea de llevar Bohemio, el disco de Andrés Calamaro, a una opera rock en blanco y negro con Carla Quevedo haciendo del Salmón y Micaela Breque como su musa dentro del torbellino de locura que produce la muerte de Luis Alberto Spinetta.

La gran locura anual de Leo sucedió hace tres meses y fue Hermosa gravedad, una película grabada y proyectada en el momento en el coqueto bar Milion de Recoleta. Mientras él estaba encerrado con su elenco filmando, una sala de proyección para 500 espectadores disparaba en vivo la película con edición, música en vivo y hasta travelling. “Cada vez se complicaba más pero era divertido. Todo podría haber salido mal, pero salió bárbaro.”

Los últimos meses de Leo Damario fueron en su Mar del Plata natal, donde hacía cinco años que no iba. Llevó a su hija a que conozca su ciudad y se encerró con ella y dos guionistas a escribir Sirena, su próximo film, familiar y con estilo Disney. “Habla de un hombre enamorado de una sirena. Para todo el mundo es normal.”

Ambar Rubí, su hija, ayudó a Leo a completar las líneas y los nombres que comprenden el film que tendrá a Emilia Attias en el rol de la protagonista y todavía no hay un galán que la acompañe en esta historia infantil y surreal. “Hago películas que sean amables para el espectador, sin exponer reviente y drogas, dejar de lado todo ese mundo. Es mi primera vez en un producto apto para todo público.”