En la madrugada del 25 de febrero de 2005, dos semanas después de haber cumplido 55 años y mientras viajaba en la ruta junto a su hijo Luciano, Norberto "Pappo" Napolitano volcaba con su moto Harley Davidson cerca de la localidad de Jáuregui, en el partido de Luján, provincia de Buenos Aires.

De esta forma la música argentina y latinoamericana perdía a uno de sus grandes exponentes. Figura del rock desde los tempranos ‘60, integrante de Los Gatos, los primeros Abuelos de la Nada y La pesada del rock and roll, "El Carpo" lideró varias formaciones de Pappo’s Blues, un power trío que lo hizo encarnar tempranamente la figura del rock duro en Argentina, y en los ‘80 se embarcó en un proyecto más cercano al heavy metal, Riff. Los ‘90 y los 2000, por su parte, lo encontraron volviendo a su primer amor, y aunque esporádicamente siguió reactivando a Riff, su nueva dedicación al blues lo llevó a trascender fronteras y forjar una sólida amistad con, entre otros, el prócer estadounidense B.B. King, quien no solo compartió escenarios con él en varias oportunidades, sino que además propició grabaciones conjuntas y le gestionó giras en su país.

Hoy, a 17 años de su muerte, recordamos a Pappo con algunas anécdotas que, entre la picardía, la contradicción y la desfachatez, lo pintaban de cuerpo entero.


La guitarra de Spinetta

En 1970, Luis Alberto Spinetta se hizo amigo de Pappo. Un tiempo, el Flaco tocó el bajo en zapadas caseras, pero el Carpo desistió de incorporarlo a su proyecto porque Spinetta tenía “otra idea” musical. “Era cultivado y le gustaba la poesía de Rimbaud, aunque con el Carpo leíamos Patoruzito o El Tony”, cuenta Black Amaya. Pero Spinetta y Pappo no se pelearon por música. A diferencia de Sui Generis, Pappo aceptó a Almendra. Con el ‘Flaco Mamadera’ vagaban por la calle y compartían zapadas”, dice Amaya. De ahí surgió "El parque", que Spinetta grabó con Pappo, Pomo y Black Amaya para el primer disco de La Pesada.

También incluyó en su disco Spinettalandia y sus amigos (1971) dos temas del Carpo: "Era de tontos" y "Castillo de piedra". Los había unido una guitarra y eso los distanció. En busca de nuevos horizontes, Spinetta se fue a Francia y, como gesto de amistad, le regaló su guitarra a Pappo. El Carpo la dio como parte de pago por una Les Paul con la que se había calentado en Madrid, durante su primer viaje a Europa. “Con un regalo podés hacer lo que quieras”, respondió. Treinta y tres años después, en junio del 2004, dijo a Página/12: “Spinetta hizo rock cuando empezó. Pero ahora tiene su propia música. Solamente lo hizo con Black y David. El siempre fue así: lo conozco desde que nació”.

"Lamento decir que escuchar este disco de Aeroblus me dejó terriblemente deprimido”, dijo Pappo al Expreso Imaginario en 1977

Luego de editar Volumen VII protagonizó en Europa dos situaciones insólitas. Un día, en el baño de un pub inglés, vio venir a Miguel Abuelo –en su largo exilio– y se desparramó en el suelo como si estuviera muerto. Miguel lo reconoció, rodeado de personas que intentaban socorrerlo. Empezó a gritar desesperado: “Es Pappo, se está muriendo. ¡Es Pappo!”, sin que nadie entendiera. A los cinco minutos, Pappo se levantó y le pegó un abrazo tremendo. Miguel permaneció blanco unas cuantas horas.
Tiempo después, Pappo giró por varios pueblos de España, pero se cansó y se aprovechó del músico Botafogo. El Carpo “se escapó” a Barcelona y Botafogo... ¡tuvo que hacer de Pappo para cumplir con el contrato! “Tenía un terror enorme de que algún argentino me descubriese. Medio de coté puse la jeta, porque era el único que sabía tocar la guitarra y los españoles, por suerte, me gritaban ‘grande Pappo’”, cuenta Botafogo.

“No deje que su hijo vaya a ver a Riff”

Riff era un grupo de rock popular, enfrentado a Seru Giran. Las diferencias se vieron en el B.A. Rock IV de 1982. Pero la bronca contenida de sus fans, tras años de represión, la convirtieron en una banda de las páginas policiales. En invierno (apenas terminada la guerra de Malvinas) tocaron en Unión de Santa Fe con un foso en el medio, bomberos y policía con perros; en La Falda –según Boff– había francotiradores en los alrededores “por si las hordas metálicas bajaban de las montañas”, y en Jujuy una asociación de padres hizo rodar folletos que decían: “Señora, no deje que su hijo vaya a ver a Riff”. “Si seríamos un grupo de folklore hablaríamos de la baguala, de la salamanca (sic), del diablo, de mandinga, de los ríos, de la luz mala; pero no somos un grupo de folklore sino de rock, y por eso hablamos del apocalipsis y de mujeres, pero no avalamos la violencia”, contó Pappo. Riff se disolvió por primera vez en 1984, según Pappo, porque le tocaron el culo a la mujer del manager.

Algunos deslices

“Yo no puedo ser fashion nunca. ¡Si soy una bestia! Hasta me quisieron dar el Martín Fierro por Carola Cassini. ¡Una payasada!” A poco más de un año de Caso cerrado (Algunos deslices, Tomé demasiado) y de regresar con Riff para ser telonero de Motörhead en el Rock & Horses del Hipódromo de La Plata, Pappo intentó ser actor. Tentado por Adrián Suar, hizo de músico y fierrero en Carola Cassini, pero se pudrió. “¿Cómo me van a premiar por hacer de mí mismo?”, dijo. Nunca más se lo vio en un set.
Pero la farándula y la política lo engolosinaron: no sólo el ex de Susana Giménez (Corcho Rodríguez) le bancó Buscando un amor (su último disco); también coqueteó con el Tata Yofre, director de la SIDE durante el menemismo. Pappo contó a la Rolling Stone en el 2000 que lo había conocido por Tito (viejo plomo de Pappo’s Blues) y que le interesó trabar relación porque tenía una gran colección de blues. Cuando visitó por primera vez su casa, Pappo se encontró con paredes cubiertas por CDs de blues y dijo: “A éste lo voy a cagar”. Pidió un disco raro de Muddy Waters. Yofre agarró una escalera, subió unos metros y lo encontró enseguida, sin dudar. “Qué hijo de puta”, dijo. “Después salieron a decir que me había juntado con el poder; un montón de boludeces hablaron”, dijo Pappo.

Trompadas, Spinetta y Charly

“Me pasó a mí como le pudo haber pasado a cualquiera. Ni estábamos hablando, fue una cosa de matoneo. No le hice nada, fue una jugada del destino. Típico: estás en un bar, mirás a un tipo, él te mira, vos lo volvés a mirar, y ya estás en problemas. Así matoneó. No le perdí aprecio en lo artístico, pero se mandó una re-cagada.” Lucas Martí relató al No hace tiempo la noche en que Pappo le pegó una trompada en el bar Concepto de Palermo Viejo, en septiembre del 2002. Cuando efectuó la denuncia, el entonces líder de A Tirador Láser agregó que, después de la trompada, Pappo le dio dos pesos. “Tomá, para que te compres una cara nueva”, le dijo.

Pappo lo negó, después lo aceptó. Pero se llevó el enojo de Spinetta –padrino de Lucas–, cuando lo de la guitarra había quedado en el tiempo. Hubo tensión entre ambos en La Falda ese año: Spinetta tenía que cerrar la última jornada, pero hubo un cambio de horarios para evitar que se cruzaran y terminó cerrando Pappo. Una paradoja del destino hizo que Charly García –a quien Pappo había tildado siempre de blando– terminara más cerca no sólo por haber compartido un set de antología en el Cosquín Rock sino por el sentido testimonio de Charly aparecido en este medio días atrás, más cerca que del Flaco, aquel viejo amigo que había estado a un paso de tocar el bajo en el primer Pappo’s Blues, cuando las cosas eran distintas.

*Esta nota es un extracto de un artículo publicado en Página/12 en 2005