A menos de 60 días de las elecciones presidenciales en Brasil, los aspirantes con más chances, Jair Bolsonaro (Partido Liberal) y Luiz Inácio Lula da Silva (Partido de los Trabajadores), se verán las caras este martes en la toma de posesión del juez Alexandre de Moraes como presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE).

La semana pasada, Moraes se reunió con Bolsonaro en Planalto, sede de la Presidencia, y lo invitó oficialmente a la ceremonia. El acto fue visto como un intento de acercar posturas entre el TSE y el mandatario, en medio de insinuaciones golpistas, críticas a las autoridades electorales y ataques al proceso electoral.

Además de Bolsonaro, al evento fueron invitados todos los expresidentes. Dilma Rousseff y Michel Temer también confirmaron su asistencia, lo cual significará el reencuentro de quienes se convirtieron en opositores tras el impeachment de 2016, cuando Temer remplazó a Rousseff en la presidencia.

Según informó CNN Brasil, el último en confirmar su participación fue Lula, máximo favorito para ganar las elecciones.

Los encargados de la organización de la ceremonia dijeron al canal de noticias que los expresidentes José Sarney y Fernando Collor de Mello también asistirán. Sin embargo, Fernando Henrique Cardoso no lo hará por motivos de salud.

También se espera la presencia de 23 de los 27 gobernadores, además de 49 embajadores. En total, 2.100 personas están invitadas, según estimaciones de seguridad del TSE.

Moraes se hace cargo del tribunal electoral en medio de una investigación a Bolsonaro por difundir noticias falsas sobre la legitimidad del sistema de votación electrónica, vigente desde 1996.

La semana pasada, la campaña de Lula fue penalizada por la Justicia, cuando el juez Raúl Araújo Filho ordenó retirar de YouTube los videos de un discurso en el que Lula llama a Bolsonaro "genocida".

Una encuesta del Instituto FSB Pesquisa, cuyos resultados se dieron a conocer este lunes, muestra que Lula continúa a la cabeza de los candidatos de cara a los comicios de octubre próximo, con 45% de la intención de voto, frente al 34% del actual mandatario.