El último aumento del precio de los combustibles dejó en evidencia la retracción del consumo y, como contrapartida, las primeras amenazas a la estabilidad laboral en las estaciones de servicio. La patronal de este sector, además, acusa a las mismas petroleras que le abastecen de torpedear el mercado mayorista al habilitarse ventas directas a grandes clientes, a un precio que los estacioneros no pueden igualar.

El secretario general del Sindicato de Obreros de Estaciones de Servicio, Garages,  Playas y Lavaderos Automáticos (Soesgpla), Ismael Marcón señaló que "el impacto ha sido duro, y en estos días se percibe la caída abrupta de las ventas, la actitud de la gente se ha retraído, empieza a cuidar su tarjeta. Hay menor consumo, sin dudas".

En la actualidad se expenden unos 162 millones de litros mensuales entre las 537 estaciones de servicio que funcionan en la provincia de Santa Fe. Pero este volumen, que había experimentado un repunte en los últimos meses ‑ayudado por la actividad de la cosecha gruesa‑ viene de un descenso notorio en 2016, que cerró con una disminución interanual del 12 por ciento en el consumo de naftas, gasoil y GNC. El año pasado, las naftas registraron un incremento total de 40 por ciento. Ajuste suficiente como para que los usuarios particulares piensen dos veces antes de sacar el auto de la cochera.

Datos de la Cámara de Expendedores de Combustible habían señalado que las ventas de las estaciones en las ciudades de Rosario y Santa Fe habían mermado un 8 por ciento, y que en las localidades más chicas, dependientes de la actividad agrícola, el achique había llegado al 20 por ciento. Las únicas estaciones que habían experimentado un ciclo favorable habían sido las que se ubican en la traza de las autopistas. Todas estas variables, según la entidad empresaria, habían redundado ya en suspensiones y algunos despidos de personal en estaciones situadas en el sur santafesino.

Si el expendio de combustible es uno de los indicadores certeros de la actividad económica general de una región, el rubro también tiene su aspecto laboral propio. Por eso el gremio de los playeros ya encendió el alarma tras el aumento del 7,2 por ciento que empezó a operar este fin de semana. En Santa Fe las estaciones de servicio emplean a unas 6000 personas, en un promedio de 14 trabajadores en cada una, aproximadamente. De ese número, Marcón reveló que hay unos 400 afiliados que han comunicado dificultades en sus lugares de trabajo. "Empezaron a otorgar vacaciones anticipadas, a ocuparlos en otras actividades ajenas al convenio colectivo de trabajo. Venimos conversando con los empresarios para evitar despidos en el sector, y hasta ahora ese acuerdo se ha venido sosteniendo, pero es innegable que la retracción de las ventas empieza a complicar el panorama", apuntó el gremialista.

"Es preocupante porque el consumo parecía que se venía recuperando y ahora volvió a caer. Nos preocupa cómo repercute en las estaciones, porque encima aparecieron las petroleras en el mercado mayorista, a vender más barato que las estaciones, pero en condiciones realmente discutibles", reveló Marcón en alusión a las ventas a precio rebajado que hacen las petroleras directamente a grandes clientes, como las empresas de transporte.