Es lógico entrar a la sala del teatro Timbre 4 en Boedo y encontrarte con Federico Lehmann y Matías Milanese bailando, saltando, arengando, charlando con la técnica y dando vueltas como si de una cadena de ADN se tratasen. Es que en sus obras la búsqueda se hunde en un registro universal e histórico compartido por todes.

“¿Cómo dejamos descendencia? ¿Es nuestra obra la descendencia?”, se pregunta Matías mientras tomamos un café, lejos de la caja escénica. Pero eso no va a importar porque vida y obra dialoga constantemente en la producción de esta pareja de novios que junto a su equipo forman Los Pipis Teatro. La Alaska del título de la obra no es otra que la gata que junto a Federico en algún momento adoptaron, y las dudas sobre maternar, trascender, legar y perpetuar se traza de manera intertemporal.

¿Tienen algo nuevo para decir una pareja de maricas enamoradas que te invitan a contarte cómo se conocieron? Quien se acerque al multiverso Pipi creyendo que se encontrará un melodrama con las obvias rutas de las parejas disidentes estará errado. Este equipo amoroso-teatral no responde al formato panfletario sino que traza miles de trayectorias adyacentes, circulares, inversas y propias para andar por el camino del interrogante.

El primer texto que disparan al público es sobre abuelas y abuelos, un relato que culmina en su primer encuentro en la Universidad Nacional de Artes (UNA). Hay algo de cantantes pop en Los Pipis al irse después al futuro. Ellxs se paran en el pasado y desde este presente tomar las bases históricas e histriónicas y remixarlas con su imaginario venidero.

Matías maneja una fuerza “Urdapilletística” con una verborragia sin punto ni coma que no te invade sino que invita a seguirle por dónde tire. Federico escribe con los ojos, mira todo y en silencio ya construye un universo. Hay un mantra que repite que Fede escribe y dirige y que Mati interpreta y crea, pero al final del día la sinergia no entiende de roles. Y a pesar que Los Pipis llevan 2 años juntxs trabajando, esta es la primera vez que comparten actuación y dirección. En escena también está Camila Marino Alfonsín, le intérprete mutante que trasciende cuerpos, identidades, tiempo y forma en un rol metamórfico que amalgama con precisión la historia.

Hace tiempo que lo disruptivo dejó de ser mostrar el orto, quizás hoy lo más punk sea mostrar empatía. "El mecanismo…" no expone lo dicho para demostrar superioridad sino que se convida en sintonía. El "shade" no es ataque, son las observaciones críticas y autocríticas que se necesitan habitar para dinamitar la solemnidad.

El mecanismo Alaska es artesanal, sus ruedas dentadas encajan perfecto y andan a tracción de detalles. En escena todo está hecho con el encuentro, el tiempo y la dedicación: la tela enorme, la escenografía que tiene anécdota y el amor entre ellos dos. Pero Los Pipis no es un ejercicio binario, el encuentro es una fuerza natural que invoca, por eso la compañía es mucho más que dos. Esto se traduce en tantas creaciones que conviven al mismo tiempo en la PipiBiografía: hay festivales, producciones, clínicas y un gran bonus track que es el Pipipalloza, un evento multidisciplinario al estilo kermesse cuir, siempre todo bajo la curaduría de Fede y Mati.

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“La obra tiene que tener un conflicto”, le dijo una vez una docente a Fede ignorando el hecho de que él es de capricornio y hará las cosas como se le cante el orto. Esa docente menos aún contaba con que Mati es de aries y que ese fuego iba a potenciar esto. Porque Los Pipis habitan el terreno del homenajear. Mientras la vida per se ya dispara con conflictos, acá se le responde con la intención de recuperar los momentos históricos colectivos y personales para volver a habitarlos con total belleza y orgullo. “Hay un hecho estético y teatral en el homenaje”, dice Fede.

Uno de los pokemones más hermosos y elegantes es el Eevee, esta especie de zorrito furry evoluciona de diferentes maneras, todo dependerá con qué piedra entre en contacto. Los Pipis llevan sus obras a distintos espacios y lugares (y tiempos y momentos históricos), y al entrar en contacto con las condiciones dadas van a devolverte una nueva versión. Ver y rever lo que hagan siempre garantiza una sorpresa. Los Pipis son un hack al sistema.

¿Qué convierte en LGBT+ a una obra? ¿Que dos trolos se besen? Una obra es un hecho cuir cuando nunca termina, y luego del aplauso sigue en tu piel ronroneando. Como una gata llamada Alaska. Como dos maricas llamadas Los Pipis. Como un mecanismo que en ningún momento se va detener.