Una idea concreta: “Crear un modelo educativo anárquico, verticalmente dinámico”. Con esa intención fijada, el colectivo Clandestina Weekend Nerd redactó un manifiesto cuya autoría es desconocida —de hecho, es más fuerte por no ser de nadie, sino de todos— y cuyo contenido baja como una revelación imposible de callar, con fragmentos intensos como: “Tal cual la conocemos hoy, la educación está comprometida de forma vertical con el gobierno de turno o más precisamente con el modelo político-económico de las últimas generaciones establecidas en la región (...) En lugar de generar individuos libres, los mimetiza más con el sistema establecido (…) Proponemos un modelo dinámico y emergente. Generado por las voluntades mismas de los individuos. Organizados como células carentes de jefe o director (...) Cada célula se crea a sí misma organizada y motivada por la autodeterminación y la voluntad de los participantes. En ella rotan de forma dinámica la estructura vertical de educación. Cada uno toma el rol de enseñarle a los demás aquello de lo que sabe y el resto está interesado en aprender”. Este manifiesto es de 2008 y permanece tan actual y lleno de arenga que es casi imposible no sentirse llamado a formar parte.
Lo que hoy se conoce como el grupo de Facebook Clandestina Weekend Nerd fue alguna vez todo lo que su nombre indica. Incluso más: aunó personas interesadas en compartir, abiertas a tópicos relacionados a la electrónica, la programación, los nuevos medios y su interacción. Ocho años después de los primeros encuentros, reunidos en casa de la VJ Milena Pafundi, miembros de distintas edades y tiempos de la Clandestina —todos reconocidos en sus áreas de trabajo, con premios y proyectos de gran envergadura, aunque aquí la idea no sea pulir medallas— se dispusieron a indagar en la esencia, las necesidades, las falencias y los desafíos del grupo. Aquí están Milena, Lucas DM, Martín Borini (AILAVIU), Kevin Kripper, el uruguayo Sebastián Alíes y los platenses Edi Roll, Javier Benjamín (VJ Gativideo) y Manolo Gamboa Naón.
Desde el momento cero queda claro que Clandestina no es una plataforma para impresionar al resto. De hecho, los egomaníacos suelen quedar mal parados. ¿Cómo se dio todo? Una aproximación en palabras de Martín: “Había un grupo de chicos, los YoVj (Martín Vázquez y Gustavo Zibecchi) de Mar del Plata, que querían aprender, y por otro lado estaban Iván Ivanoff (i2off) y José Jiménez (R3nder) queriendo junto a otros más hacer un grupo”. Sigue Lucas: “Querían hacer una especie de campamento nerd”. Martín: “Ahí me sumaron en un mail y me dijeron ‘Estos chicos quieren aprender más de Vjing, me parece que podés hacer algo con eso’”. El primer encuentro fue del 21 al 23 de marzo de 2008 en Mar del Plata, bajo el nombre Misiones Cortas Clandestinas Weekend Nerd; y dictaron clases abiertas en las que “los alumnos fueron a la vez profesores y los profesores, alumnos”. Milena: “Había una necesidad de compartir información”.
¿Ahí salió a la luz la distinción entre quienes compartían y los que encanutaban información?
Martín:
Exacto. Con Milena nos conocimos en reuniones del circuito de festivales, que nos llamaban para trabajar y donde la dinámica era otra. Compartir no era bien visto. Si pasaba, otro te mandaba un mail increpándote por qué. Y con la aparición de Iván, R3nder y los YoVj, y esos pensamientos que estaban alineados con movidas que ocurrían en otras partes del mundo, se dio de hacer estos encuentros clandestinos.
A diferencia de los estudios tradicionales, para este modelo de aprendizaje todo parece nacer del interior hacia afuera. Está en la búsqueda de cada uno. No está mal entrar a las instituciones, claro, pero es obvio que no van a darte todo. Cada uno busca su camino, explora, aprende. Tampoco para todas las personas funciona ser autodidacta: implica ser curioso y poder hacer algo por tus propios medios partiendo de la necesidad. “No sé si se trata tanto de una metodología sino de hacer algo”, dice Lucas.
Martín: Cuando veo algo que tiene aciertos, veo qué necesidades hubieron detrás. Muchas veces son cosas tristes, más en una cultura que vive en crisis.
¿Clandestina existe producto de eso?
Martín:
Sí, porque atrás hay una crisis.
Manolo: En la facultad vi un montón de gente que me estaba enseñando y que no hacía nada de lo que yo quería hacer. Vos vas a Clandestina y la mayoría de los que hablan, laburan de eso. Son los que están en el asunto.
Edi: La solución del problema te enseña un montón. Esas cosas que aprendés en el día a día de estar practicando son los tips que se comparten.
Martín: Cuando empezamos con Willy Peloche a hacer el encuentro de vjs Festival Panorámica, en Fundación Telefónica, la institución me preguntaba por la contundencia. Yo me sentaba en una mesa con personas que tenían de 50 años para arriba y decía “No sé cómo están midiendo la contundencia”. Tenían el paradigma heredado del cuento, del cine, introducción-nudo-desenlace. Yo mido la contundencia de que se están juntando estos pibes, se están pasando información, se van a enseñar entre sí fuera de cualquier institución y eso, si lo encadenás, puede ser estar hablando de la democratización de la información. Eso es mucho más contundente que cualquier artista que pueda venir a la Fundación.
Lucas: Con eso salen lenguajes nuevos de expresión, y todo el mundo conservador de las instituciones busca la contundencia de otra forma.
Javier: Esta es una generación que ni se cuestiona si son o no artistas. Ni les importa. “¿Qué hacés?”, “No sé: hago”.
Manolo y Kevin son de los más jóvenes y están ligados a la programación. “Venía trabajando en Max, un entorno que empezó a funcionar dentro del Ableton Live, y me puse a hacer apps y venderlas. Ahí conocí gente alrededor del mundo que usaba Max y acá conocí a Nahuel Sauza —otro miembro de Clandestina—, de la productora de arte electrónico publicitario +Otros. El trabajaba mucho con mapping y ahí tuve mi primer acercamiento a las artes visuales”, cuenta Kevin, desarrollador del sintetizador modular de video Vsynth, que ya tiene versión 1.0 y está incluido en la última versión de Max.
En un laburo donde se manipulan LEDs cual pixeles de la pantalla, Javier entiende que uno de los mayores problemas tiene que ver con el lugar que ocupan en el mundo del espectáculo. “De pronto sos un VJ que quiere hacer luces y el iluminador pregunta por qué, si tenés que dedicarte a la pantalla”. Sebastián comparte la experiencia en Montevideo: “Si hablás con iluminadores, te van a contar de experiencias de cómo llegaban a una consola de un evento donde había un iluminador que te decía ‘Pará, pibe’ y bajaba todos los faders de la consola para que ni veas cómo había configurado ciertas boludeces. Esa lógica existía y todavía tenés que luchar contra eso”.
“Es un camino de investigación por el que vamos”, entiende Lucas. “Y los problemas que tenemos en relacionarnos con las instituciones tienen que ver con esas estructuras que no te representan. Yo no puedo tener empleados, no me funciona ese mundo. La idea va por otro lado. Y como nos hemos visto involucrados en cosas vistosas, grandes, populares, lo que sea, se piensan que es una empresa, una productora.”
Lucas se refiere a IDV, el colectivo de trabajo que formó junto a Martín y R3nder para proyectos de gran escala en una estructura horizontal de colaboración. Bajo ese nombre han sido responsables de los festejos del Bicentenario en Plaza de Mayo, la Fiesta Nacional de la Vendimia o TrimarchiDG, entre tantos otros. El sitio idvisual.org sorprende por el meticuloso nivel de información acerca de las herramientas, flujo de señal y planos que utilizaron en cada trabajo.
Lo que nutre a Clandestina es el hacer. “Si no sentás el culo y te ponés a probar y ver qué sale, no pasa nada”, dice Martín. Y Kevin asegura: “Eso es algo que las universidades no te dan. Eso nace de cada uno”. En medio de las necesidades aparecen cuestiones que nos atraviesan como sociedad. Y la problemática de género no escapa al grupo. Desde 2014, Milena está involucrada en Articiclo, una herramienta para promover la conjunción de arte y activismo en el espacio público urbano. “La idea vino de querer llevar visuales fuera del club y el lugar cerrado” a partir de lo hecho por los VJ Suave: Ygor Marotta y Ceci Soloaga, pareja con base en San Pablo y responsable del Suaveciclo, triciclo con proyector y una batería que le da autonomía. “Ceci es muy amiga mía, hace un tiempo le enseñé a usar el (soft de vjing) Modul8 y la rompieron, viajaron por todos lados. Así que les hinché para hacer el triciclo y salió.”
El proyecto de hacer algo flashero visual en el espacio público concluyó en marchas de feminismo, con la cuestión de género y la diversidad. “Abrimos la convocatoria a vjs, artistas digitales, activistas, animadores, ilustradores y todxs lxs que quisieran aportar con un loop animado que respondiera de una manera reflexiva a las consignas de femicidios, trata y diversidad sexual.” El Articiclo fue un éxito y se repitió en el último Encuentro Nacional de Mujeres en Rosario y en el Bit Bang Fest.
Sobre el final se habla de gente que sabe pero no participa. Sebastián: “Creo que muchos sienten que hay un nivel ahí que todavía le da miedo tirar algo sin estar seguro. Porque es autodidacta no se siente con la posta y quiere evitar que caigan todos a decirle ‘No boludo, esto es así’”.
Javier: Es como algo social, el miedo a preguntar y exponerse.
Manolo: Yo estuve tres años en el grupo antes de hablar. Cuando entré era ver, leer y pensar “Uh, mirá lo que están diciendo”. Conocí a Lolo (armdz), que me adoptó como mi papá. Tenía que dar una charla de processing, todo terminó a medianoche y me hospedó en su casa. Nunca había hablado con el chabón más que por chat, y ahora cada vez que tengo que venir a trabajar para acá, voy a lo de Lolo. Nunca imaginé que podría laburar de esto.
Javier: Lo más probable es que para laburar de esto te encuentres con otros pares, porque es difícil que resuelvas problemas solo. En mi experiencia, siempre se resuelven con alguien más. La misma relación es lo que te nutre.
Edi: Te alimetás un montón. Mi primer encuentro de Clandestina fue ver gente totalmente desconocida quedándose a dormir en el piso de mi casa.