Celeste Carballo jura y perjura que Me vuelvo cada día más loca, su disco debut, no se publicó en setiembre de 1982, hace cuarenta redondos años, como anda circulando por ciertos sitios del orbe virtual. La certeza derriba entonces que su próximo show (este sábado a las 21 en el ND Teatro) tenga como “excusa temporal” las cuatro décadas de aquel disco –en general— y de “Una canción diferente” --uno de sus temas emblema-- en especial. “A lo sumo, el aniversario se puede asociar al momento en que lo estábamos grabando, no al de su edición, que fue recién en diciembre del 82”, aclara ella, ante PáginaI12.

Y aclara para que no oscurezca el verdadero sentido de su presentación en el teatro musical de Paraguay al 900, que será el de mostrar --entre otras músicas, claro-- una nueva versión de aquella pieza que compuso fuerte y camperamente influenciada por el poeta santafesino José Pedroni. “Es el último lanzamiento de cecedigital, mi sello, e implica una nueva idea de marketing que pasa por subir también el playback para que la gente pueda cantarla con una base real del tema, en el que toco todos los instrumentos”, informa Carballo. “Esta canción ha crecido sin campañas publicitarias ni presupuestos millonarios, y con las ganas que pusieron quienes la buscaron en redes desde hace años y la colocaron en los primeros puestos del TOP 5 en Spotify de Cece

De entre esas otras cosas que Cece –así la nombran sus fans desde las época de Celeste y La Generación-- mostrará junto a su banda actual también emerge un combo de rock, blues y “canciones de verdad”, entre las que sumará, seguro, “Me vuelvo cada día más loca”, “Los poetas de Latinoamérica”, “Hace mil”, el homenaje a Pappo llamado “Hermano sol”, “Cuatro brazos cuatro piernas”, tema de Chocolate Inglés que debe su letra al mito del origen del amor que plantea Platón en El Banquete y un poema de Alfonsina Storni musicalizado por ella llamado “Queja”.

Secundada por el “Gaita” Gonzalo Lattes, en guitarra; Pedro Colpachi, en batería; y Víctor Sanders, en bajo, Carballo sumará piano, guitarra y voz –obvio--, para poner especial énfasis en su disco favorito: Tercer infinito, publicado en 1998 con otra banda de luxe integrada por Federico Gil Sola (batería), Fernando Lupano (bajo), y Pablo Guerra (guitarras). “Amo ese disco. Lo mezclamos en La Diosa Salvaje con la cálida bienvenida de Luis Alberto Spinetta y, aunque jamás haya sonado en las radios argentinas, es mi favorito. Me tuvo cuatro años de gira por todo el país, además del Uruguay, Paraguay, Chile y Estados Unidos a caballo de canciones funkys con relatos argentos como “5 y 20” o “Para salir de Devoto”, tema éste último con el que cerramos shows durante años”, se enciende ella, posada en esta canción que tampoco cumple con efeméride alguna. “El tema habla de salir de la conocido, del barrio, porque yo nací y crecí en Devoto, y también propone salir de la propia celda, que es nuestra manera de pensar un mundo lleno de pre ideas, por no decir de prejuicios. Propone un mantra para buscar y encontrar la llave para salir salir, salir, saliiiiiiirrrr”.

No es casual entonces que la multiinstrumentista haya vendido su casa de Defensa y Chile, donde vivió durante casi dos décadas, y se haya mudado a Moreno, en la provincia de Buenos Aires, donde comparte sus días con perros “rescatados del abandono humano”, y posee un estudio propio en parte edificado por ella. “Durante la pandemia me quedé sin albañiles, así que me puse a hacer las terminaciones personalmente. Pasé enduido en paredes crudas, pinté, coloqué un piso flotante, embutí rejas y limpié la obra. En fin, laburé a lo loco y cuando vino el frio, porque acá te congelás, me anoté en un trimestre intensivo en la Berklee de funky drummer”.

--¿Qué más es Moreno para vos?

--Un lugar en el que más o menos se puede respirar, gracias a cierta conciencia que se ha tomado respecto de la quema de residuos domiciliarios en el conurbano. Esto es algo que abordé en “Quema tóxica”, una canción que me salió mientras luchaba contra una parasitosis externa múltiple, aguda y crónica que me tuvo en alto jaque como cuatro años.

Celeste siente la necesidad casi compulsiva de repasar data de su historia ya que, según ella, muchos desconocen. En ese tren, arroja luz también sobre la regrabación que realizó de Chocolate inglés rock, en 2019. “Se llama así porque, a diferencia del original –Chocolate inglés, a secas-- está hecho en formato banda en vivo, cuando aquel es un disco más pop y completamente de un estudio del que nunca había podido salir, hasta ahora. Y es una suerte porque siento que el escenario sigue siendo mi lugar. Es ahí donde muevo las energías de la gente sin importar qué banda o repertorio… en la cancha donde se ven los pingos ¿no? Por eso siempre digo que el 99 % de la gente sólo conoce mi nombre y tal vez alguna que otra anécdota, pero sólo quienes van a los shows me tienen…lo demás es puro bla bla”.

En su raid histórico, Celeste rescata además dos versiones de temas de Spinetta: “Rezo por vos” –en la que canta y toca la batería— y “Mi Elemento”; y un blues en homenaje a BB King, esperablemente llamado “Lucille”. “Cuando él partió al cielo blusero, pensé en su viola que se quedaba sola, y en los tres minutos que dura el tema lo hice re triste, porque siempre fui fana suya”.

--“Por cada hora en el escenario / Días, meses, años / Confiado en la propia luz / de darlo todo / por amor al blues”… viene al caso.

--“Por amor al blues”, siiii… ese tema fue grabado por primera vez hace ocho años, durante una entrevista que me hicieron en una radio FM de Coronel Pringles. Sobre esa base, luego sumé las intervenciones de la Dj marplatense Cecilia Chaar y de Gime Alvarez Cela, en teclados… está súper intervenida en formato a distancia, quiero decir, y es otro de los que está siempre en los shows”.