Desde Barcelona

UNO Pasan y bobean y un "especialista" de tertulia de tv declara que "lo preocupante no es que se lancen armas atómicas, lo grave será el efecto de esas armas atómicas cuando caigan y estallen". Y el resto de los participantes asiente en profundo y bobo silencio.

DOS Y Rodríguez mira y no cree pero no le queda otra que creérselos y reventar. Y recuerda canción movediza y madrileña de Gabinete Caligari coreando un "Haciendo el bobo están muy bien / Hacer el bobo es su papel". Y, de tararearla, salta a aquellas bobas películas de los Farrelly Bros. donde todos taradeaban con gracia. Y buscando una encuentra site dedicado (en tiempos hipersensibles de los que no deja de burlarse con inteligente desprecio el gran Ricky Gervais) a condenar gags con los que uno se rió al estrenarse There's Something About Mary o Dumb and Dumber o Kingpin, pero de los que ahora no hay que reírse porque "no han envejecido graciosamente" y "es horrible reírse de intento de asalto sexual o con alguien que finge ser paralítico". Para desquitarse Rodríguez ve una más que correcta sitcom de empoderada incorrección. Se llama Unbreakable Kimmy Schmidt. Y su protagonista desciende de bobos farrellyanos cruzada con enervante "inocencia" de Forrest Gump. La chica ha pasado quince años en búnker prisionera de absurdo y apocalíptico gurú y, por fin rescatada, debe enfrentarse al mundo en constante estado de maravilla bobalicona. Y nada ni nadie se salva de su mirada supuestamente naive pero, en verdad, de una agudeza cruel al intentar dar sentido al Mondo Bobo en el que sobrevivimos. "¿Por qué será que a todas las parejas gays los hijos les salen chinos?", se pregunta Kimmy. Y Rodríguez se ríe a carcajadas...

TRES ...y Kimmy no es como esa otra reclusa de sí misma que es Tamara Falcó: puritana Marquesa de Griñón, pura hija de socialité cum laude Isabel Preysler, e impuro "personaje de televisión". Ahí está su reciente reality acerca de su gesta para crear "restaurante pop-up" en familiar palacio desvencijado mientras visita la librería neoyorquina The Strand con su último padrastro (Mario Vargas Llosa diciendo cosas como que cuando se lee uno puede viajar al pasado y al futuro con su mente), asiste a "eventos" flanqueada por milagrera y amistosa corte que le ríe sus desopilantes pocas gracias, no deja de predicar sus "encuentros" con Jesucristo & Madre, y decodifica como personaje de Dan Brown el secreto postre de abuela (fraise melba) sin que le digan que hubiese bastado un par de minutos en internet para resolver semejante enigma. Rodríguez la vio en julio/agosto (aquella bestial ola de calor bobificando cerebro). Y ahora, ya irrevocablemente tamarizado, vuelve a verla en todas partes: sus cuernos como corona/aureola, poniendo de moda el término "metaverso" a partir de súbita ruptura de su compromiso nupcial con Íñigo Onieva Molas: "empresario" y party man desbocado en demasiados infieles videos vía iPhone. Y no se habla de otra cosa en esas terrazas/barras en las que (¡horror! ¡no sale a cuenta!) ya no sirven cañas sino "dobles" en copa grande. Y todos opinan en el adictivo TikTok (Facebook es ya algo "para viejos", dictaminan sus usuarios/usados siempre listos para el cancelamiento ajeno). Sí: TikTok es donde hoy hay que enterarse de lo que pasa en voz y rostro de desconocidos absolutos que allí juegan a ser célebres. Y, embobados, se lo creen. Entre ellos. Y, sin aliento, se desafían allí a dejar de respirar hasta el desmayo. Algunos, claro, se mueren grabando algo de lo que, seguro, estaría mal reírse en una película de los hermanos Farrelly.

CUATRO Y aún coletean los efectos de las varias temporadas de los funerales de Elizabeth II (a Rodríguez le causó cierta gracia que el día de la muerte de la soberana estuviese programado --y fuese suspendido en "señal de respeto"-- el rodaje en Barcelona de episodio de The Crown en el que Santa Lady Di entra velozmente en la inmortalidad). Y, ah, sus réplicas sísmicas sobre otras familias reales envidiando tanta pompa y circunstancia y servil amor más histérico que histórico. Margarita de Dinamarca pidió perdón "como madre" por --al "reducir la familia real danesa"-- quitarle títulos a nietos. "He subestimado mi decisión", se lamentó ignorante de que había algo podrido entre los suyos. En España sigue lo del campechano Juancar en el auto-exilio obligado y lo de la "preparación" de Leonor para cuando salga reina y campeona de toda una generación adoradora de lo bobónico (Marquesa de Griñón incluida) y una ronda fraise melba para todos. En copa doble y alta.

CINCO Y, claro, todo aristócrata de mayor es chupasangre consumado y consumidor. Y Rodríguez leyó que lo de "sangre azul" viene de que no solían pasar/trabajar bajo el sol y eran tan pálidos que se les veían todas esas venas a flor de piel que les hacían lucir tan vampíricos. Ahora no: ahora no salen sólo de noche sino que están todo el día dando vueltas por ahí (Tamara cobra unos 40.000 euros por photo-call) viendo qué se puede chupar. Y, ah, Rodríguez se entera de que uno de los dos protagonistas de la serie basada en Entrevista con el vampiro es ahora afroamericano y, sí, falta menos --porque será justo e inclusivo-- para que se estrene la biopic de Martin Luther King con Tom Cruise como el mártir soñador. Mientras tanto y hasta entonces, Rodríguez lee en The New York Times que la última "sensación de internet" es apuntarte a Dracula Daily y recibir la novela de Bram Stoker en fragmentos/newsletter siguiendo el calendario de la novela (que va del 3 de mayo al 10 de noviembre) y superponiéndolo al de 2022. Hay días en los que no pasa nada en la novela y, por lo tanto, no se recibe nada en pantalla y, oh, qué pena, hay que esperar a que algo suceda pronto, por favor. Los creadores de la bobada advierten de que "es uno de esos libros que no se pueden dejar de leer" pero, también, que el email "ofrece una manera sencilla y rápida de leerlo de a pequeñas mordidas". Los (ir)responsables de la (in)ocurrencia, sépanlo, definen a todo el asunto como un "silly project": un proyecto bobo. Pero el bobo no es quien lo ofrece sino quien lo pide y al que aún le quedan unas semanas antes de enterarse que al final (SPOILER!) Drácula muere y pierde la partida.

 

SEIS Y se anuncia lo de la candidatura conjunta de España/ Portugal para el Mundial de Fútbol 2030 sumando a Ucrania porque --se proclama con emotiva solemnidad desde la Federación-- "El fútbol no puede estar de espaldas al mundo real". Rodríguez oye eso y no puede evitar pensar en la irrealidad de anchas espaldas de los multimillonarios sueldos de los futbolistas. Y se añade que "la incorporación de Ucrania tendrá un impacto mediático incuestionable y un más que previsible apoyo social en todo el mundo". El sí o el no se sabrá recién el primer trimestre de 2024. Y a Rodríguez le conmueve el bobo optimismo de los bienintencionados: porque cuántas nuevas posibles guerritas pueden estallar en los próximos virulentos ocho años en caso de que, claro, sigamos aquí y no construyendo búnker-estadios underground. De no ser así, claro, una cosa sí será segura: seremos más bobos y estaremos aún más orgullosos de serlo. Y lo más triste de todo: estará mal reírnos de muchas de las bobadas de las que nos reímos (para no llorar) hoy.